Atienza se incorpora a la candidatura de Sigüenza como Patrimonio Mundial: “Es un acierto”

El presidente de las Cortes de Castilla-La Mancha ha destacado como “un acierto” la incorporación de Atienza, con sus paisajes y tradiciones centenarias, a la candidatura con Sigüenza a Patrimonio Mundial de la Unesco. Esta localidad del norte de Guadalajara se encuentra ya incorporada en la Lista Indicativa: “Atienza es un lugar espectacular, con tradiciones con más de ocho siglos, por lo que aporta riqueza y valor para que la candidatura, que empezó siendo de Sigüenza, obtenga un magnífico respaldo”, ha dicho Bellido.  

Durante la celebración de la Caballada de Atienza este domingo ha recordado “el respaldo de todas las instituciones a esta candidatura conjunta del Paisaje Dulce y Salado de Sigúenza y Atienza”, que recientemente ha sido incorporada en la Lista Indicativa de los aspirantes a ser declarados Patrimonio Mundial por la Unesco, un paso previo imprescindible para seguir avanzando en “una carrera a largo plazo” para la que ha animado a “seguir dando pasos e incorporando mejoras”. 

El presidente de las Cortes regionales ha participado en los festejos matutinos de la tradicional Caballada de Atienza, Fiesta de Interés Turístico Nacional y Bien Cultural Inmaterial de la Junta de Castilla-La Mancha, que recuerda el episodio histórico de la salvación del Rey Niño Alfonso VIII. 

Esta cita con 860 años de historia, organizada por la Cofradía de la Santísima Trinidad, se ha vuelto a celebrar este fin de semana después de dos años de parón por la pandemia de COVID-19, con un amplio respaldo institucional: junto a Bellido, segunda autoridad regional, y el alcalde Pedro Loranca han estado presentes la subdelegada del Gobierno en Guadalajara, Mercedes Gómez; el presidente de la Diputación Provincial, José Luis Vega y la vicepresidenta segunda del parlamento autonómico, Ana Guarinos, entre otras autoridades.

Atienza, la villa que resistió a los romanos a la vez que Numancia y que fue cuartel de El Empecinado

De orígenes remotos, la villa de Atienza es la antigua 'Tithya', enclave arévaco que se resistió a los romanos a la vez que Numancia. En ella se han encontrado restos celtíberos, en la necrópolis de Cerropozo, según detalla el Portal de Cultura Castilla-La Mancha.

Aunque también existen restos visigodos, la época de esplendor de la Villa llegó en la Baja Edad Media, momento en que Atienza se convirtió en enclave de importancia estratégica, al estar situada cerca de la frontera entre los dominios castellanos y los reinos musulmanes y también cerca de la frontera con Aragón. Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, pasó por estas tierras hacia el destierro, llamando a Atienza “peña muy fuert”, según la versión del Cantar.

En el siglo XII, tras varios periodos de pertenencia castellana, Atienza fue arrebatada definitivamente a los musulmanes y pasó a formar parte del Reino de Castilla. Desde 1149 Atienza gozó de fuero, concedido por el rey Alfonso VII, estableciéndose la denominada Comunidad de Villa y Tierra de Atienza. La localidad se convirtió así en cabeza visible de una comarca con 131 aldeas y unos 2.500 km² de extensión. Además, los reyes de Castilla aprovecharon el carácter fronterizo de la villa para promover, a través del fuero, la actividad mercantil: de hecho, en Atienza destacó el gremio de arrieros.

Atienza se convirtió en una villa de gran fidelidad a los reyes de Castilla en una época de frecuentes revueltas nobiliarias. Muchos reyes castellanos pasaron aquí grandes temporadas fiados de la lealtad de la villa.

Llegó a contar con catorce iglesias además de un castillo, murallas y torres defensivas. A mediados del siglo XV su población sufrió una severa disminución, a raíz del sitio de la localidad por el condestable Álvaro de Luna en el contexto de la guerra con los infantes de Aragón, que supuso además la ruina de numerosos edificios.

A partir del siglo XV perdió importancia, en favor de Sigüenza. Se vio perjudicada por la pérdida de su carácter de localidad fronteriza. La antaño floreciente actividad mercantil languideció en beneficio de otras rutas.

En el siglo XIX se verá seriamente afectada por la Guerra de la Independencia. Fue cuartel general de El Empecinado, por lo que los franceses, al mando del general Duvernet, se ensañaron con ella en varias ocasiones, desvalijando las iglesias y saqueando las casas para posteriormente desportillar el castillo e incendiar gran parte de la villa.

Desde 1833 forma parte de la provincia de Guadalajara, aunque anteriormente había formado parte de lo que se conocía como Castilla la Vieja y más tarde de la jurisdicción de Soria.

El municipio incluye distintos estilos arquitectónicos en sus edificios, abarcando desde el románico, el gótico, el barroco fulgurante y el rococó desplegado a través de varios siglos de historia, -del XII al XVIII- como se puede apreciar en sus iglesias como las de San Bartolomé, la de San Gil, la de La Trinidad, la de Santa Maria del Rey, la de San Juan, la de San Francisco y la de Nuestra Señora del Val.

Otras construcciones, éstas de carácter civil, son la puerta de la posada del Cordón, la plaza del Trigo y las diversas casas blasonadas que vienen a completar este conjunto histórico.