Carlos Rodríguez y la tragicomedia LGTBI en 'La Mancha Queer': brujas, gays, amor y sexo en la España “que quieren vaciar”
Un grupo de jóvenes se conoce en la verbena de un pueblo manchego, pero después no vuelve a verse hasta pasadas dos décadas. Eso, en la actualidad. Varias brujas huyen de su pueblo perseguidas por la Inquisición y en el periplo redescubren la sexualidad. Eso en el siglo XVII. Son las dos tramas temporales que confluyen en algún momento en ‘La Mancha Queer’, la nueva novela del valenciano Carlos Rodríguez Garrido, que se adentra en la peculiaridades de la homosexualidad de la España rural.
El afamado autor de la serie de novela negra protagonizada por el investigador privado Alex Bonnet, realiza ahora un cambio de registro y se adentra en la temática LGTBI que ya exploró en ‘New York City Flash’. También retoma escenarios de otras obras anteriores como ‘Comarcal 415’, adentrándose de nuevo en la albaceteña Sierra de Alcaraz e incorporando en esta ocasión el Campo de Montiel.
Con ello vuelve a poner en pie los cimientos de su ascendencia manchega, la de sus padres. Su madre era de Vianos y su padre de Riópar, municipios serranos de la provincia de Albacete, y donde acude, desde Valencia, todos los fines de semana que puede y durante el verano y los festivos.
Conoce al dedillo (y ama) sus costumbres, sus tradiciones y leyendas, su forma de ser. Y en ‘La Mancha Queer’ ha plasmado todo ello. Alegrías, miserias, amor, sexo, risas, llantos y todo lo que puede caber en una tragicomedia. “La amistad como aglutinante de una historia algo loca, personal e íntima”, cuenta su autor a elDiarioclm.es.
Nacido en Valencia, aunque de niño siempre supo que quería convertirse en un gran escritor, sus sueños de realizar la carrera de Literatura se vieron truncados por el fallecimiento de sus padres. Aprobó la oposición para ser funcionario de Renfe, donde trabajó durante 11 años. Pero “preso” de su propia vida, decidió empezar de nuevo en la ciudad de Nueva York.
“Estaba muy cansado de Valencia, de mi vida sentimental en esta ciudad, y me fui a Estados Unidos. Allí encontré una familia”. Además, retomó la afición de la infancia por las letras y realizó su primer curso de escritura. Conoció al que sería su marido, era mexicano y ambos se trasladaron a la ciudad mexicana de Atlixco. Tras varios años, ambos regresaron a España. Su esposo falleció hace nueve años y actualmente Carlos Rodríguez reside de nuevo en Valencia junto a su hijo y su perro.
Su retorno le hizo ver con otros ojos tanto esa ciudad como las tierras serranas albaceteñas que heredó de sus padres. “Ahora no puedo estar mucho tiempo seguido en ninguno de los dos sitios, porque los necesito a los dos”. Pero su cariño por la Sierra de Alcaraz es evidente. Recuerda que desde Vianos puede contemplarse todo el Campo de Montiel, toda la llanura. Con el tiempo, conoció también a gente de esos pueblos y por ello decidió incorporar esta comarca también a su nueva novela.
No iba a ser un libro tan personal, pero mis sentimientos se salieron de madre
Ilustrada en la portada y en el interior por Francisco Javier Peinado, concejal de Villanueva de los Infantes, con 'La Mancha Queer' el escritor ha querido dejar clara su repulsa por las etiquetas. Ni le gusta que le encasillen en la novela negra ni tampoco en la literatura LGTBI. “Amo la mezcla de géneros y lo que me gusta es plasmar mis experiencias y mezclarlas con la ficción”.
“Nunca ha sido lo mismo estar en Valencia, una gran ciudad, que cuando he ido a los pueblos de la Sierra de Alcaraz o del Campo de Montiel, donde era más difícil ligar”, desvela entre risas. De esa reflexión emana la historia central de unos amigos que se conocen en Villanueva de los Infantes y por diferentes circunstancias dejan de verse. Se reencuentran 20 años después “con el país totalmente cambiado”.
Confiesa el escritor que “no iba a ser un libro tan personal”, pero sus sentimientos “se salieron de madre”. “Al final no lo he escrito yo, este libro me ha llevado a mí a la historia. Adentrándome en lo que contaba me di cuenta de que yo también quería poner mi granito de arena en recuperar esa España que quieren vaciar”. De hecho, recuerda que con su novela 'Comarcal 415', muchos fans acudieron a los pueblos de la sierra albaceteña para conocerlos.
Esa trama ubicada en la actualidad se mezcla con un gran puñado de imaginación relacionada con las brujas y con las leyendas de la comarca. Ahí los elementos de ficción son más potentes: estas mujeres huyen desde Vianos al inventado municipio de Berrinches de la Infanta, un “juego de palabras” entre las localidades de Terrinches y Villanueva de los Infantes. Es el único nombre imaginario y el libro incorpora la ilustración de Fran Peinado de su ficticio mapa. El resto de pueblos son reales.
Cuando las brujas llegan allí “redescubren el placer de la carne, empiezan a tener relaciones sexuales y vuelven a ser terrenales, pero guardan un abanico mágico que llega, generación tras generación, hasta nuestros días y desencadena una serie de acontecimientos”.
Hasta ahí puede contar. Pero resalta que todo está aderezado con “mucho humor”. “Toda la literatura LGTBI que ha caído en mis manos se compone de dramas terribles. Que yo lo comprendo, que nos pasan, nos han pasado y nos pasarán muchas cosas, pero hay que darle un poquito de alegría a la vida. En el ámbito rural se pasa mal por muchas cosas, sobre todo siendo adolescente. También hablo por ejemplo de las drogas y de la intransigencia que sigue habiendo en la sociedad aunque el mensaje siempre intento que sea positivo”.
Es decir, al final es una tragicomedia, “como la vida misma”. Un cruce de caminos entre los problemas de la gente en la España rural, pero todo con espíritu “constructivo y positivo” para “hacer reír y hacer llorar”. De hecho, la decisión de incorporar ilustraciones se debe precisamente a ese espíritu tragicómico, también reflejado en la portada: “Tiene su toque manchego, su toque Almodóvar, su toque festivo”.
Para Carlos Rodríguez, no queda mucho por explorar en la literatura LGTBI. “Está todo escrito. Lo único que puedes aportar es el enfoque que le des a la historia. Ni siquiera hay tabúes ya, afortunadamente”. Y pese a que no descarta seguir aportando sus “singularidades” en novelas de esta temática, actualmente, mientras promociona 'La Mancha Queer', ha regresado al detective Bonnet para sacar a la luz una nueva entrega de su saga noir. “La gente me lo ha pedido y yo debo hacer caso a los fans”, subraya.
Ya ha presentado su nueva obra en Valencia y en territorio manchego como Villanueva de los Infantes y Valdepeñas. Próximamente lo hará en Albacete, en La Solana y por supuesto en Vianos y Riópar. En estos dos últimos, será “especialmente emocionante”.
“La falta de educación crea muchas tragedias”
De cara a la celebraciones del Orgullo LGTBI, el escritor tiene claro que aun queda mucho por aprender. “Sobre todo educación. Educación a todos los niveles, desde niños a adultos. La falta de educación crea muchas tragedias”.
Junto a su marido ya fallecido, fue fundador y primer presidente de 'Galehi', asociación de familias homoparentales. “Nos costó mucho darnos a conocer y teníamos miedo porque había mucho del colectivo”.
“Pero hay que seguir con la educación y con el respeto, sobre todo con adolescentes. Con el matrimonio homosexual no se solucionaron todos los problemas. Y aunque yo no tuve nunca rechazo en los pueblos de mis padres, también es cierto que he tenido que mandar a la mierda a personas cuatro o cinco veces, porque eso es mano de santo cuando toca”.
Carlos Rodríguez, que también estudio Periodismo, compagina sus libros con clases de escritura que imparte tanto a particulares como a colectivos, colabora con revistas y publicaciones online, y también ha iniciado una serie de escritos en Facebook donde plasma sus reflexiones sobre el Orgullo y el colectivo LGTBI. Quiere llamar a este conjunto de publicaciones 'Maricón el último'. Ante todo, sigue siendo “autodidacta incansable” y únicamente desea poder seguir “escribiendo y aportando, mientras pueda y me dejen”.
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