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“No nos queda otra”: se 'jubila' la papelería y librería más antigua de Talavera de la Reina tras 72 años

Papelería-librería Loave de Talavera de la Reina

Alicia Avilés Pozo

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A las 20.30 horas del miércoles 14 de agosto ha llegado el cierre definitivo de la papelería-librería Loave de Talavera de la Reina, tras los 72 años de historia que la han convertido en el establecimiento decano del gremio en la ciudad. Su dueño, sus empleados y muchos clientes, tras echar el último pestillo de su puerta, han salido juntos a brindar por este adiós.

“Nos vemos obligados, es lo que hay”, indica Andrés Loarte, su dueño, a elDiarioclm.es en el último día de apertura de la tienda, que culmina su historia familiar debido a la falta de relevo generacional. Andrés se jubila con 65 años y ni su familia ni la de su hermano, que vive en Francia, van a hacerse cargo del negocio.

Terminan así 72 años de historia de un comercio que fue pionero en ofrecer los servicios de fotocopiadora y fax, y que cuenta con una colección de más 150 máquinas de escribir. Con todo ello, deja “un legado de dedicación, servicio y tradición”. 

Los clientes han acudido durante todo el día para despedirse de Andrés Loarte y sus empleados. Algunos incluso se han llevado una sorpresa al informarles del cierre definitivo, que no conocían. Pero todos, señala su dueño, han coincidido en lamentar esta noticia y en afirmar que la ciudad se queda “huérfana” y muchos de ellos “desvalidos” sin su tienda de referencia. “Es lo más importante después de tantos años, el legado de cariño y fidelidad que hemos creado”, agrega. 

Porque su historia comenzó en 1952 como una sucursal de la prestigiosa empresa papelera de la época, Ernesto Jiménez Caballero S.A. Tres años después, en 1955, Ventura Loarte Caballero tomó las riendas y fundó la papelería-librería Loave, un negocio que desde sus inicios destacó por su atención al cliente y la calidad de sus productos. 

Inicialmente ubicada en el número 17 de la calle Trinidad, la papelería se trasladó temporalmente al número 13 antes de establecerse, el 12 de octubre de 1968, en su ubicación actual en el número 15 de la misma calle.

El local ha conservado su estilo clásico con elementos de madera y forja desde el día de su inauguración. Los trabajos de carpintería fueron realizados por la empresa talaverana La Industrial Artesana, mientras que la forja fue obra del renombrado herrero Tomás Morales, conocido por sus trabajos en la Basílica del Prado. La denominación “Loave” es un acrónimo que refleja la esencia familiar del negocio, combinando los apellidos Loarte y Ventura.

Historia de un negocio... y de una familia

Desde sus inicios, la papelería ha sido gestionada por la familia Loarte Prieto. Tras la jubilación del fundador, la gerencia pasó a sus hijos en 1997 y, en 2004, se integró en la sociedad familiar LOARPRI S.L., conservando la misma gerencia. 

La familia Carapeto también ha estado estrechamente vinculada a Loave desde sus inicios. Vicente Carapeto Marcos fue el primer empleado de la papelería y dedicó toda su vida profesional a la empresa hasta su jubilación. Su hijo, que trabajó en la tienda durante más de 42 años, y su nieta, también formaron parte del equipo, contribuyendo a su éxito y continuidad.

“Agradecemos profundamente la fidelidad de nuestros clientes, que han sido el pilar fundamental de nuestra existencia. Sin ellos, este viaje no habría sido posible. Nos despedimos con gratitud y orgullo por haber sido parte de la historia de Talavera de la Reina durante más de siete décadas”, concluye.

Andrés Loarte pertenece a la segunda generación de esta familia de libreros y papeleros. Tiene 65 años, se va a jubilar y no hay relevo generacional. Ni sus hijos ni los de su hermano quieren seguir con el negocio. Y tampoco nadie se ha interesado por el traspaso hasta ahora. “Nos vemos obligados. No nos queda otra”.

Este librero va a intentar hasta el último momento que alguien se quede con la tienda. De hecho, eligió cerrar a mediados de agosto para que, si alguien manifestaba su interés por el traspaso del negocio, tuviera tiempo de organizarlo de cara al inicio del curso escolar, “siempre muy ajetreado”.

“Esto no es para hacerse millonario, pero da para vivir bien. Todos, familia y empleados, hemos vivido de ello. Todavía confío en que alguien pueda hacerse cargo”, subraya.  

De cualquier forma, este librero y papelero afirma que ahora se va a dedicar a descansar algunos días pero que después buscará “mucho entretenimiento”. “Estoy acostumbrado a mucha actividad y buscaré algo que hacer. Lo que sea con tal de no estar sin hacer nada”, concluye entre risas y arropado por los clientes de un establecimiento que, por el momento, se queda sin futuro.

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