Este blog es un espacio de colaboración entre elDiario.es de Castilla-La Mancha (elDiarioclm.es) y el Colegio de Ciencias Políticas y Sociología de Castilla-La Mancha para abordar diversas cuestiones sociales desde la reflexión, el entendimiento y el análisis.
El machismo no entiende de ideología ni de clase social
El 25 de noviembre de todos los años se conmemora el Día Internacional contra las violencias machistas, más conocido por el día Internacional de la eliminación de la violencia contra las mujeres. Este año tenemos en el foco del huracán un caso mediático a raíz de las denuncias contra el ya expolítico Íñigo Errejón. Y es que para las mujeres no es nada nuevo, lo sufrimos desde que nacemos y convivimos de la mejor manera con ello, al final una se acaba “acostumbrando”. Sin embargo, todas aquellas personas que se sorprenden por este u otros casos parecidos miren a su alrededor para ver cómo se cimientan las violencias machistas.
En los años 1990, cuando era pequeña, hubo un sketch que hoy día no tendría cabida en ningún programa de televisión. Martes y Trece hacía una parodia de una mujer maltratada, ‘mi marido me pega’. En su momento, la sociedad española no había tomado conciencia del problema de las violencias machistas. Hoy día sabemos que no es para tomárselo a risa porque desde que se recogen datos de mujeres asesinadas a manos de su pareja, en 2003, ya hace 21 años, 1.285 mujeres no están con nosotros para podernos contar que sus maridos les pegan.
Ana Orantes, la primera mujer que tuvo la valentía de hacer público su testimonio de maltratos en un programa de televisión, allá a finales de los 1990, trasmitió al público y telespectadores cómo su marido la violentaba desde hacía 40 años. Varios días después de su emisión, el marido la asesinó.
La violencia machista es aquella que va dirigida hacia las mujeres por el hecho de serlo. Es una violencia que se ejerce sobre nosotras por razón de sexo y el asesinato es la punta del iceberg. Hay que hablar de violencias y no de violencia, porque esta es múltiple y diversa, pudiendo darse de muchas formas: económica, psicológica, física, sexual, social, patrimonial o vicaria. El machismo no entiende de ideología, creencia, cultura, clase social o poder económico. Es decir, es un problema estructural y, por tanto, está impregnado en toda la sociedad, indistintamente de las variables que nos atraviesen.
Es muy raro que las violencias en el entorno de la pareja se den de manera aislada, ya que se entremezclan y la superviviente puede llegar a sufrir tanto violencia psicológica como física, económica, etc. produciendo una situación de indefensión para con la víctima por el aislamiento al que le condena su agresor. Pero la violencia contra las mujeres no se da solamente dentro del ámbito de la pareja. La violencia contra nosotras se da en cualquier esfera de la vida, ya sea en el educativo, laboral, social, familiar o de salud.
El sexismo es parte de esa encrucijada y es primordial desecharlo para que el machismo desaparezca. Los estereotipos de género que se trasmiten a través de la cultura y desde la sociedad, refuerzan las violencias y permiten que nos diferenciemos, produciendo una desigualdad sistémica. Y es la educación la clave para transformar y dejar de reproducir ciertos comportamientos que se siguen normalizando. A veces, las cosas de niños no son tan de niños.
¿Cuántas mujeres han sufrido acoso callejero, improperios, abusos sexuales u otras violencias a lo largo de su vida? Que sea invisible y que no se denuncie, no quiere decir que no pase y que no exista. Normalizar ciertos comportamientos y actitudes nos hacen obviar la realidad. Nos han educado para que la culpa siempre sea nuestra, de las mujeres. Somos las histéricas, las locas o las que vamos provocando. Y es que algo habremos hecho. Así es complicado denunciar y poner en el dedo acusador a aquel que comete el delito. Más si cabe por el cuestionamiento que se hace de la víctima si se denuncia, produciendo una revictimización. Vean el del caso de la manada, el de Daniel Alves u otros casos de violencia contra las mujeres.
Según el estudio de Fundación FAD Juventud para analizar la percepción de las violencias machistas en la juventud, el año pasado por el Día Internacional de las Violencias contra las Mujeres, se desprendía en el estudio que 1 de cada 4 jóvenes ve la violencia machista como un invento ideológico y la normalizan como algo que puede darse dentro de la pareja, restándole importancia. Hay un 15 por ciento de jóvenes en nuestro país que la niegan y un 87 por ciento que la reconoce en su entorno cercano. Preocupante, porque se seguirán reproduciendo.
En la era digital, el acceso a las redes sociales ha propagado contenido pornográfico sin ningún tipo de regulación, no ayudando en la percepción de las realidades durante la adolescencia. La barra libre de este tipo de productos enfocados desde una perspectiva masculina, hetero normativa y violenta hace que se tome como reales situaciones denigrantes hacia las mujeres, convirtiéndolas en objetos de consumo. Si le añadimos el papel que juega el cine, la música o la moda de los influencers, nos encontramos con una “bomba de relojería” que está impregnando a las nuevas generaciones. Y es que canciones que globalizan las radios y plataformas musicales en abierto como 'Tití me preguntó' refuerzan en el imaginario social actitudes machistas que son difíciles de erradicar.
Es un avance para todas nosotras que estén saliendo a la luz y sean destapadas situaciones que antes eran tabú. Las mujeres estamos hartas de ser silenciadas. No obstante, aún queda mucho por hacer para que seamos libres y no suframos ningún tipo de violencia; y queda mucho más para aquellas que la sufren y no están acompañadas por la sociedad. Porque la vergüenza y la culpa debería estar del lado del agresor, siendo la condena social esencial para acabar con las violencias machistas.
El 25 de noviembre de todos los años se conmemora el Día Internacional contra las violencias machistas, más conocido por el día Internacional de la eliminación de la violencia contra las mujeres. Este año tenemos en el foco del huracán un caso mediático a raíz de las denuncias contra el ya expolítico Íñigo Errejón. Y es que para las mujeres no es nada nuevo, lo sufrimos desde que nacemos y convivimos de la mejor manera con ello, al final una se acaba “acostumbrando”. Sin embargo, todas aquellas personas que se sorprenden por este u otros casos parecidos miren a su alrededor para ver cómo se cimientan las violencias machistas.
En los años 1990, cuando era pequeña, hubo un sketch que hoy día no tendría cabida en ningún programa de televisión. Martes y Trece hacía una parodia de una mujer maltratada, ‘mi marido me pega’. En su momento, la sociedad española no había tomado conciencia del problema de las violencias machistas. Hoy día sabemos que no es para tomárselo a risa porque desde que se recogen datos de mujeres asesinadas a manos de su pareja, en 2003, ya hace 21 años, 1.285 mujeres no están con nosotros para podernos contar que sus maridos les pegan.