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El aumento del CO2… ¿tiene remedio?

Como prometí en el artículo anterior, en este abordaré las formas naturales y artificiales, más innovadoras, de eliminar el CO2 atmosférico. Es importante arrancar recordando que los sistemas naturales, previamente al ascenso del CO2, además de otros gases, estaban en equilibrio. El aumento del CO2 ha causado después variaciones en los sistemas, provocando alteraciones en la fauna y flora de diversos ambientes, por lo que se han desarrollado métodos artificiales para su reducción en la atmósfera.

El principal sumidero de CO2 de origen natural son los mares y océanos, que absorben aproximadamente un 40% de este gas proveniente de la atmósfera. Una vez incorporado al océano, se produce una reacción entre el ion hidrógeno y carbonato. Este último, por ejemplo, previene el carbonato cálcico de las conchas de moluscos.

Con el aumento del CO2 atmosférico, el mar absorbe más cantidad, de forma que se produce una disminución del pH natural del agua, es decir, se produce una acidificación del medio (pH inferior a 7). Esto tiene efectos directos sobre la fauna y flora marinas: la complicación de formar conchas o incluso, en el caso de muchas especies, imposibilitar su formación, problemas en el crecimiento de especies vegetales, complicaciones en la reproducción de especies o en su alimentación (Andrew Hudson, 2017).

Otro gran sumidero natural de CO2 atmosférico son las plantas, las cuales consumen dióxido de carbono y lo transforman en oxígeno en su proceso de fotosíntesis, absorbiendo CO2, produciendo alimentos para ellas y expulsando oxígeno de forma que contribuye a “limpiar” la atmósfera.

Conforme aumenta el dióxido de carbono, las plantas lo absorben y se van formando cada vez especies más densas debido a la gran tasa de CO2, provocando una emisión de gases mayor, como por ejemplo los compuestos orgánicos volátiles (COVs) que actúan como gas de efecto invernadero e incluso, en reacciones determinadas, pueden conllevar una degradación de la capa de ozono.

Estos métodos naturales han permanecido siempre en equilibrio, pero debido a la acción del hombre, con el fin de que no se produzcan efectos adversos extremos acusados en los sistemas, se han creado algunos métodos innovadores artificiales, que consiguen eliminar de forma eficiente y ecológica el CO2 atmosférico.

Catalizador líquido

Los científicos de la Universidad de RMIT (Universidad Real Instituto de Tecnología de Melbourne), localizada en Australia, descubrieron una forma bastante segura de eliminar el CO2 atmosférico mediante una técnica cuya función era capturarlo y convertirlo mediante un catalizador líquido. Exactamente lo que se produce es una disolución de CO2 en un líquido electrolítico y algo de metal líquido, cargado mediante una corriente eléctrica.

Tras el paso del tiempo, terminan formándose escamas sólidas de carbono que poco a poco se separan de la superficie del metal líquido, de forma que se produce la formación de sólidos carbonosos. En un principio debía llevarse a cabo a altas temperaturas, pero actualmente se ha conseguido a temperatura ambiente, siendo muy sostenible y una gran alternativa para la eliminación de CO2 atmosférico en exceso.

Por todo ello, aunque hay alternativas como la expuesta anteriormente y muchas otras que han surgido como consecuencia del aumento de gases de efecto invernadero, hay gran cantidad de estos que contribuyen al efecto invernadero y no se ha conseguido una forma de disminuir su concentración o métodos eficientes de eliminarla o disminuirla. Se ha de evitar en la medida de lo posible la producción de gases para eliminar cualquier posibilidad de seguir causando en exceso un daño irreversible al medio ambiente.

Como prometí en el artículo anterior, en este abordaré las formas naturales y artificiales, más innovadoras, de eliminar el CO2 atmosférico. Es importante arrancar recordando que los sistemas naturales, previamente al ascenso del CO2, además de otros gases, estaban en equilibrio. El aumento del CO2 ha causado después variaciones en los sistemas, provocando alteraciones en la fauna y flora de diversos ambientes, por lo que se han desarrollado métodos artificiales para su reducción en la atmósfera.

El principal sumidero de CO2 de origen natural son los mares y océanos, que absorben aproximadamente un 40% de este gas proveniente de la atmósfera. Una vez incorporado al océano, se produce una reacción entre el ion hidrógeno y carbonato. Este último, por ejemplo, previene el carbonato cálcico de las conchas de moluscos.