La ecología es uno de nuestros principales intereses y es el centro de este blog: cambio climático, medio natural, desarrollo sostenible, gestión de residuos, flora y fauna, contaminación y consumo responsable, desde el punto de vista de periodistas, expertos, investigadores, especialistas y cargos públicos. También editamos la revista 'Castilla-La Mancha Ecológica'.
La cabra montés y el bombero pirómano
Suele decirse que una persona se comporta como un “bombero pirómano” cuando crea un problema y, a continuación, nos “vende” la solución al problema que él mismo ha creado. La situación actual de la cabra montés (Capra pyrenaica) en la Península Ibérica tiene mucho que ver con el concepto de “bombero pirómano”. ¿Qué situación es esa?
Se trata de una situación de superpoblación. En la Sierra del Guadarrama, por ejemplo, estamos hablando de una población de más de 5.000 ejemplares lo que arroja densidades por encima de 45 individuos por kilómetro cuadrado, lo que causa graves daños a la vegetación dado que la capacidad de carga del medio está al límite o ha sido sobrepasado.
Aparte del Sistema Central, la cabra montés se distribuye aproximadamente por todo el arco montañoso Bético-Mediterráneo, además de algunos puntos del interior peninsular. Por ejemplo, en Castilla-La Mancha la cabra montés se encuentra en la Serranía de Cuenca, en la Sierra de Alcaraz, en Sierra Madrona y también una pequeña población en el Parque Nacional de Cabañeros y en los Montes de Toledo.
En todas partes, en menor o mayor medida se da este problema de superpoblación. ¿De dónde surge?
Sencillamente porque el ser humano ha exterminado a sus depredadores naturales en su área de distribución. En la Península Ibérica la cabra montés ha sido depredada tradicionalmente por el lobo, el oso, el águila real y el zorro. Exterminados los lobos y los osos allá donde hay cabras montesas, el águila y el zorro (que depredan sobre todo en cabritos) no dan abasto ellos solos. En otras áreas del mundo donde hay cabras montesas (Asia fundamentalmente), éstas son normalmente depredadas por el lobo, el lince boreal, el leopardo y el leopardo de las nieves, además de águilas y zorros.
La caza y los cuernos
Por tanto, la única manera de “controlar” la población de cabras montesas es la caza. Y, ¡oh casualidad!, resulta que la caza es un negocio. Porque las cabras que se cazan no se comen. Ni siquiera su carne se exporta como sí se hace con el venado o el jabalí. Al cazador sólo le interesa obtener los cuernos de los machos, que tampoco se comen. Absurdo. Es injusto culpar a los cazadores del exterminio de los depredadores naturales de la cabra montés porque ha sido una obra de toda la sociedad humana, no sólo cazadores. Pero ahora resulta que los cazadores sí nos venden su “actividad” como la única forma de controlar la población de cabras monteses. O yo, o el caos. El bombero pirómano.
Pero como siempre digo, en este siglo XXI el paradigma social va cambiando y existe una contestación social hacia la caza “deportiva” que, por ejemplo, ha conseguido que en la Comunidad de Madrid no se pueda usar la caza como “control de población” de cabras monteses. La alternativa es “exportar” ejemplares para repoblar otras zonas.
Esto es claramente insuficiente. Le demos todas las vueltas que le demos, al final llegaremos al mismo punto: hay que recuperar y reintroducir a los depredadores naturales de la cabra montés: el lobo fundamentalmente en el caso de la Península Ibérica. Es así y no hay que darle más vueltas. Sí, ya sé todo eso del negocio de la caza. Amigos cazadores, no digo que tengáis que renunciar a matar cabras para recoger sus cuernos (manda narices), pero sí que tendréis que acostumbraros a compartirlas con los lobos. Además, los lobos depredan sobre los individuos enfermos o débiles, y os van a dejar a vosotros a los mejores machos con los mejores cuernos, no os preocupéis.
Más vale que nos acostumbremos a normalizar esto: el lobo debe volver (y dejársele volver) a Cuenca, a Ciudad Real, a Albacete, a Toledo, a Granada, a Málaga o a donde corresponda.
O el lobo, o el caos.
Suele decirse que una persona se comporta como un “bombero pirómano” cuando crea un problema y, a continuación, nos “vende” la solución al problema que él mismo ha creado. La situación actual de la cabra montés (Capra pyrenaica) en la Península Ibérica tiene mucho que ver con el concepto de “bombero pirómano”. ¿Qué situación es esa?
Se trata de una situación de superpoblación. En la Sierra del Guadarrama, por ejemplo, estamos hablando de una población de más de 5.000 ejemplares lo que arroja densidades por encima de 45 individuos por kilómetro cuadrado, lo que causa graves daños a la vegetación dado que la capacidad de carga del medio está al límite o ha sido sobrepasado.