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Sueltan un águila perdicera tras su recuperación en el Centro de la Fauna Salvaje de Albacete

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El Gobierno de Castilla-La Mancha sigue las labores a través de los agentes medioambientales de la provincia de Albacete del control de nidos de águila perdicera, ubicados en la Ribera del Júcar, una zona LIC (Lugares de Importancia Comunitaria), y ZEPA (Zonas de Especial Protección Para las Aves), con una superficie de 17.496 hectáreas, que incluye los términos municipales albacetenses de Valdeganga, Fuentealbilla, Casas de Juan Núñez, Jorquera, Abengibre, La Recueja y Alcalá del Júcar.

La delegada provincial de Desarrollo Sostenible, Llanos Valero, ha remarcado la importancia de estos trabajos de campo que se realizan en altura, con garantías de seguridad, mediante el descenso con cuerda de los agentes medioambientales por las paredes rocosas de la Hoz del Júcar, para evitar la infección de polluelos por la tricomona, --un protozoo parásito que impide a estos ejemplares alimentarse en los primeros meses de vida--, utilizando para ello, productos veterinarios en defensa de su supervivencia.

Valero ha explicado estas labores durante la suelta al medio natural, de un pollo de águila perdicera, en esta comarca, dentro de la localidad de Jorquera, tras su recuperación en el Centro de la Fauna Salvaje de Albacete (CRFS), dependiente de la Consejería de Desarrollo Sostenible, junto a agentes medioambientales, el servicio veterinario de este espacio y la Guardia Civil.

Ha remarcado el Ejecutivo castellano-manchego está trabajando actualmente en el Plan de Recuperación de la Especie del Águila Perdicera y su Zonificación en Defensa de su Supervivencia en Castilla-La Mancha, “siendo un aplicación muy favorable en los últimos años en esta zona de la provincia albaceteña”, ha aseverado.

Recuperación del ejemplar

Este ejemplar de águila perdicera saltó del nido antes de tiempo, y cayó al suelo el pasado 8 de junio del presente año, siendo rescatada por un ciudadano y el Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona). Hasta el lugar, se desplazaron técnicos del Centro de Recuperación de la Fauna Salvaje de Albacete (CRFS), realizando un diagnóstico, sin contemplarse lesiones y posteriormente fue trasladado a esta infraestructura, para su cuidado, alimentación y rehabilitación para devolverla a su hábitat natural, tras ser anillada en una de sus patas para posibilitar su identificación en el futuro.

El águila perdicera es un ave rapaz, diurna y de tamaño mediano grande. Los adultos tienen el abdomen blanco moteado de marrón y una barra oscura en el extremo de la cola, rasgos que permiten identificarla cuando vuela. A pesar de su nombre no se alimenta mucho de perdices, sus presas principales son el conejo, la ardilla, ratones, y palomas. En Castilla-La Mancha la especie está incluida en el Catálogo Regional de Especies Amenazadas en la categoría 'En Peligro de Extinción' (Decreto 33/1998, de 5 de mayo), según ha informado la Junta en nota de prensa.

Por último, la delegada provincial de Desarrollo Sostenible de Albacete ha agradecido nuevamente el trabajo de los veterinarios del Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de Albacete, del Seprona de la Guardia Civil y la ciudadanía, así como su implicación en labores de educación ambiental y en defensa de la conservación de la fauna silvestre y el medio ambiente.

El Gobierno de Castilla-La Mancha sigue las labores a través de los agentes medioambientales de la provincia de Albacete del control de nidos de águila perdicera, ubicados en la Ribera del Júcar, una zona LIC (Lugares de Importancia Comunitaria), y ZEPA (Zonas de Especial Protección Para las Aves), con una superficie de 17.496 hectáreas, que incluye los términos municipales albacetenses de Valdeganga, Fuentealbilla, Casas de Juan Núñez, Jorquera, Abengibre, La Recueja y Alcalá del Júcar.

La delegada provincial de Desarrollo Sostenible, Llanos Valero, ha remarcado la importancia de estos trabajos de campo que se realizan en altura, con garantías de seguridad, mediante el descenso con cuerda de los agentes medioambientales por las paredes rocosas de la Hoz del Júcar, para evitar la infección de polluelos por la tricomona, --un protozoo parásito que impide a estos ejemplares alimentarse en los primeros meses de vida--, utilizando para ello, productos veterinarios en defensa de su supervivencia.