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Cuando La Tierra era más cálida que hoy

Con motivo de la celebración en Madrid de la COP25, el tema del cambio climático o el calentamiento global (todavía no hay consenso sobre cómo denominar este fenómeno) está más de actualidad que nunca en España. Desde la ONU y sus “expertos” nos lanzan dos mensajes contradictorios. El primero de ellos es que debemos intentar detener el incremento de temperatura media para que no llegue a 1,5 ºC, lo que sería un avance fundamental para evitar un desastre planetario.

El otro mensaje que se nos lanza es que, hagamos lo que hagamos, ya hemos alcanzado un punto de “no retorno” en la concentración atmosférica de gases de efecto invernadero y nuestro desastre planetario ya es inevitable. En realidad esta contradicción es sólo aparente y forma parte del normal debate científico: revela lo poco que sabemos sobre el funcionamiento de nuestro planeta y es normal que los científicos contrasten teorías, hechos, pareceres... y extraigan conclusiones diferentes hasta que una teoría se revele demostrada sobre las demás.

El problema es que el debate científico ha sido “contaminado” por las ideologías políticas y lo que debiera ser un sosegado y serio debate científico se ha convertido en una trifulca entre “derechas”, supuestamente negacionistas, y las “izquierdas”, supuestamente catastrofistas. ¿Quién tiene razón?

Una de las disciplinas científicas más interesantes es la paleo-climatología. Es la ciencia que trata de averiguar y entender cómo eran los climas del pasado. Mediante técnicas indirectas como el estudio de los pólenes antiguos, o los núcleos de hielo en los glaciares, estos científicos elaboran teorías plausibles sobre cómo era el clima del pasado. ¿Qué han averiguado? En primer lugar, que el 80% de la Historia Geológica de la Tierra ha experimentado un clima más cálido que  hoy día. En segundo lugar, nuestro periodo actual, el Holoceno, es un periodo interglacial. No hay evidencias de que no vaya a producirse un nuevo Periodo Glacial en algún momento del futuro.

Las cuatro fases

Pero, si nos centramos en los últimos 20.000 años, se han encontrado al menos cuatro periodos, o fases, de clima más cálido que el que hoy nos atormenta. Son los siguientes: 

-Óptimo Climático Holoceno: Hace aproximadamente entre 8.000 y 4.000 años, con una anomalía climática entre +1,5 y +2 ºC. Recordemos que una anomalía climática es la diferencia entre un elemento climático de un lugar dado y el valor medio de ese elemento referido a su latitud. 

-Periodo Cálido Minoico. Hace aproximadamente entre 1.500 y 1.200 años Antes de Cristo. Con una anomalía climática de +1,2 ºC. 

-Periodo Cálido Romano. Hace aproximadamente entre el 250 A.C y el 400 D.C, con anomalía de +0,6 ºC. Durante este periodo, por ejemplo, la provincia de Britania no necesitaba importar vino para cubrir sus necesidades, pues se cultivaba la vid. Algunos especialistas relacionan la caída de las temperaturas y el endurecimiento de los inviernos a partir del 400 para explicar las invasiones de pueblos germánicos que serían, así, “refugiados climáticos”.

 -Periodo Cálido Medieval. Hace aproximadamente entre el 700 y el 1200, que fue unos 2ºC más cálido que nuestro periodo actual, y que posibilitó los viajes de los vikingos en el Atlántico Norte y Groenlandia.

La diferencia con el periodo cálido actual está en su origen en la concentración de gases de efecto invernadero. Hay quienes afirman que su origen es humano, y los hay que lo niegan. Ambos bandos tienen argumentos a favor. Por ejemplo, los glaciares pirenaicos y alpinos empiezan su retroceso al terminar la Pequeña Edad del Hielo hacia 1850, cuando la Revolución Industrial aún no había tenido tiempo de inundar la atmósfera de CO2. Por supuesto, no todos los científicos reconocen la existencia e importancia de dichos periodos, pero esto forma del sano debate científico.

Estos periodos cálidos han durado varios siglos cada uno. ¿Qué futuro espera al Planeta y a la Humanidad si durante los próximos 500 años tenemos estas temperaturas o peores? 

Si nos fijamos en los periodos cálidos anteriores, vemos que el Planeta y la Biosfera no han colapsado. Por tanto, es verosímil suponer que en esta ocasión ni el planeta ni la biosfera colapsarán tampoco. Pero la humanidad sí se va a ver afectada, porque los periodos cálidos anteriores sí han tenido influencia en el devenir de la historia humana. 

¿Se extinguirá la especie humana? Probablemente no, pero la civilización occidental basada en el consumismo y el materialismo sí va a desaparecer. Eso es seguro. ¿Volveremos a las cavernas? No lo creo así, pero la humanidad que sobrevivirá al calentamiento global será algo más parecido a comunidades locales más aisladas e independientes entre sí, centradas en actividades también locales y menos tecnológicas. 

El tiempo me dará o me quitará la razón. Pero no lo veré.

Con motivo de la celebración en Madrid de la COP25, el tema del cambio climático o el calentamiento global (todavía no hay consenso sobre cómo denominar este fenómeno) está más de actualidad que nunca en España. Desde la ONU y sus “expertos” nos lanzan dos mensajes contradictorios. El primero de ellos es que debemos intentar detener el incremento de temperatura media para que no llegue a 1,5 ºC, lo que sería un avance fundamental para evitar un desastre planetario.

El otro mensaje que se nos lanza es que, hagamos lo que hagamos, ya hemos alcanzado un punto de “no retorno” en la concentración atmosférica de gases de efecto invernadero y nuestro desastre planetario ya es inevitable. En realidad esta contradicción es sólo aparente y forma parte del normal debate científico: revela lo poco que sabemos sobre el funcionamiento de nuestro planeta y es normal que los científicos contrasten teorías, hechos, pareceres... y extraigan conclusiones diferentes hasta que una teoría se revele demostrada sobre las demás.