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Creando Oportunidades
Emprender no es fácil, sobretodo en un pueblo, pero Víctor Valle ha decidido no renunciar a su sueño: hacerse cargo de la panadería familiar con tan solo 16 años.
El joven es natural de Graja de Iniesta, un pequeño municipio conquense de tan solo 365 habitantes que lleva varios años sin degustar pan fresco diario. “Desde hace cinco años, cuando mi padre dejó la panadería, empezaron a traerlo congelado”, explica.
Seguro de sí mismo y de sus aspiraciones, asume la responsabilidad con confianza, un claro ejemplo de que los jóvenes son el futuro de la España rural. “Tenía claro que no quería seguir estudiando y desde pequeño he mamado esto con mi familia, venía por las tardes y siempre me gustaba”, asegura.
Aún le falta mucho camino por recorrer, pero en estos primeros días su abuelo, César Valle, le enseña cómo debe tratar la masa, qué ingredientes debe emplear o el secreto de la familia, que ha viajado a través de cuatro generaciones. “Me hace ilusión recuperar lo que crearon mis bisabuelos Enrique y Saturnina”, comenta.
Se ha formado durante 16 años porque “mirando también se aprende”. Con ganas de luchar, sí luchar, porque se levanta todos los días a las 2:30 de la madrugada, aunque - reconoce- “no me cuesta”.
Sacrificio que ve recompensado al poder ofrecer pan recién horneado a los vecinos que trabajan en el campo, ya que también se levantan cuando aún el resto del pueblo duerme. “No solo me comprometo con mi familia, sino con todo el pueblo”, detalla Víctor.
Además de pan elabora todo tipo de variedad de dulces, tortas o pastas, alimentos especiales en estos duros días de confinamiento. Una etapa complicada a nivel mundial que para Víctor marcará el inicio de un camino que espera recorrer durante muchos años, porque pesar de su juventud sabrá compaginar su vida social con el trabajo.
Graja de Iniesta le recibe todos los días con los brazos abiertos al otro lado del mostrador. Ya ha notado las primeras impresiones y siente con fuerza el cariño y respaldo de sus vecinos, amigos y conocidos.
Frenar la despoblación es posible con jóvenes como Víctor que miran a la España Vaciada de frente, dispuesto a quedarse para crecer.
Emprender no es fácil, sobretodo en un pueblo, pero Víctor Valle ha decidido no renunciar a su sueño: hacerse cargo de la panadería familiar con tan solo 16 años.
El joven es natural de Graja de Iniesta, un pequeño municipio conquense de tan solo 365 habitantes que lleva varios años sin degustar pan fresco diario. “Desde hace cinco años, cuando mi padre dejó la panadería, empezaron a traerlo congelado”, explica.