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La decimosegunda edición del festival literario Cómedie du Livre, celebrado durante el fin de semana pasado en Montpellier (Francia), se anunciaba prometedora. Después de los países del Magreb y Escandinavia, invitados en 2013 y 2014 respectivamente, este año era el turno de las literaturas española y portuguesa. Los numerosos escritores que acudieron y el prestigio de algunos participantes, hacían presagiar un gran evento, pero el resultado ha sido, por lo general, decepcionante. La impericia que nuestros autores han mostrado a la hora de hablar francés tiene no poco que ver con ello.

En la primera jornada, los escritores Bernardo Atxaga, Alfonso Mateo-Sagasta y el portugués Pedro Rosa Mendes debatieron sobre la exploración del planeta, las conquistas y los viajes. Para Atxaga, “las fronteras se trazan estableciendo amigos y enemigos y, en definitiva, distanciándonos del otro”. Como ejemplo, citó el caso de “los chinos que construían ferrocarriles en Estados Unidos, que no eran considerados seres humanos”. Al respecto, Mateo-Sagasta mencionó el descubrimiento de América: “no fue un encuentro, sino una imposición de una cultura sobre otra”. El periodista Pedro Rosa, autor de la novela “Pensión de los mundos perdidos”, y corresponsal en Timor Oriental durante el periodo de independencia de la isla, entre 2007 y 2009, recordó que los “portugueses fueron los primeros en llegar a casi todos sitios”, y coincidió con Atxaga: “El otro es considerado como el enemigo”.

“La incapacidad de los escritores españoles de hablar francés ha ensombrecido el festival”

Entre los actos celebrados en la Esplanade Charles de Gaulle, donde se situaron las carpas de los editores, intervinieron autores como Isaac Rosa, Andrés Trapiello, Gonçalo Tavares, Lucía Etxebarría, José Luis Peixoto o Sergi Pámies. También hubo talleres de iniciación al catalán, gallego o vasco, y encuentros con lectores en centros de enseñanza secundaria y bibliotecas públicas. Con excesiva frecuencia, sin embargo, las charlas se veían entorpecidas por la traducción, que obligaba a interrumpir continuamente las intervenciones de los autores españoles, o por el escaso dominio del idioma que mostraban los que se empeñaban en hablarlo. Los escritores portugueses, por lo general, no tenían este problema.

Ken Loach y Podemos

Uno de los actos más esperados del festival era la proyección, en la tarde del sábado, de la película “Tierra y libertad”, cuya presentación debía hacer el director Ken Loach, que finalmente no pudo acudir a Montpellier por encontrarse en un acto político en Inglaterra. Su espacio quedó ocupado por Jean Pierre-Barou, editor del panfleto Indignez-vous, de Stephan Hessel, y autor del ensayo recientemente publicado La guerre d’Espagne n’a fait que commencer. Antes, Enrique Murillo, editor de “Claro que podemos” en Los libros del lince, habló durante hora y media del movimiento 15M, de Podemos y de las últimas elecciones municipales y autonómicas en España. Su charla, plagada de generalizaciones y de tópicos, y realizada en un tono entre hagiográfico y frívolo, resultó decepcionante. Una situación política tan compleja como la española no debería resumirse en unos cuantos chascarrillos que, además, refuerzan los estereotipos negativos sobre nuestro país.