Desde el Gobierno regional se insiste estos días en un mensaje optimista respecto del sector exterior destacando que, según los datos del Ministerio de Economía, Castilla-La Mancha alcanzó la cifra nunca vista de 5.324 millones de euros en el valor de sus exportaciones, con un incremento del 22,2 % en relación al año anterior.
La Consejera de Economía, Carmen Casero, ha sido la más entusiasta en cuanto a los calificativos y ha mostrado su satisfacción por haber “pulverizado” un record, mientras que el Consejero de Presidencia ha hablado de “excelentes cifras”, que le han servido para justificar un convocatoria de ayudas públicas a los empresarios para su promoción exterior y para acudir a ferias y otros eventos, por importe de 1,4 millones de euros, aprobada en el último Consejo de Gobierno.
Sin duda se trata de un dato positivo que refleja una tendencia general de la economía española, que mejora su competitividad en buena medida por haber reducido sus costes de producción y singularmente los salariales. Las exportaciones crecieron un 5,2 % pero nuestro país mantiene un elevado déficit comercial de casi 16.000 millones de euros.
En el caso de Castilla-La Mancha queda mucho por hacer, porque detrás del triunfalismo político, amplificado por determinados medios de comunicación, lo cierto es que hay cifras más bien modestas. Es cierto que nuestra comunidad fue la que mayor crecimiento porcentual experimentó el pasado año respecto del anterior, pero cuando se viene de valores muy bajos es más fácil que una mejora destaque.
Con todo, Castilla-La Mancha sólo aportó el 2,3 % del total de los ingresos por exportaciones de la economía española, situándose en decimoprimer lugar de todas las comunidades y ese porcentaje de participación crece, pero muy lentamente, siendo en 2010 del 1,83 % o del 1,9 % en 2011, año en el que por cierto también se registró en nuestra comunidad un crecimiento del 22 % en el sector respecto al año anterior.
La alimentación es el principal sector exportador en nuestra región, que supone la tercera parte del valor y a su vez dentro de ese apartado un tercio lo aporta el vino que se exporta en su mayoría a granel, sin embotellar. Le siguen en importancia los bienes de equipo y los productos químicos, siendo estos últimos los que más crecieron.