La Diputación de Toledo, presidida por Arturo García-Tizón,aquel que se hiciera famoso por despachar a los padres de niños con cáncer en el pleno del Ayuntamiento de Toledo (donde también es concejal), no destinaráun euro a ayudas de comedores escolares ni a la compra de materiales escolares.No es, por otra parte, competencia de las diputaciones provinciales, a pesar de que la de Ciudad Real, en vista del problema en la región, ha actuado.
Sin embargo, resulta más llamativo en qué se gasta el dinerola Diputación: la compra de siete calesas antiguas de caballos por valor de43.000 euros. García-Tizón es un gran admirador de estos carruajes (se lo puedepermitir con los 8.500 euros que gana al mes) y de hecho tiene algunoscarruajes a título personal en sus fincas. Con estas calesas hará un programade restauración de carruajes que estará en Talavera, contratando además comomonitor al vendedor de las calesas con un sueldo de 2.216 euros al mes.
Se dan las circunstancias de que la Escuela Taller de estasrestauraciones estará ubicada en la ciudad con el mayor índice de paro deCastilla-La Mancha y en unos momentos en los que la instauración de la nuevaley educativa obliga a comprar libros sólo a los castellano-manchegos, no en elresto de comunidades.
Además de comprar calesas, ha destinado una partida económicaa proteger a los lobos de la finca “El Borril”, que pertenece a laDiputación. Precisamente es en esa finca donde deben ubicarse las calesascompradas pero de las que no se tiene noticia de dónde están ahora mismo.Cerrar esta finca ha costado 500.000 euros a la Diputación, más que lo que todala Junta de Castilla-La Mancha destinará a becas para compras de materialescolar en toda la región. No obstante, García-Tizón se mostraba muy contentocon que alguna de sus calesas pudiera participar en las fiestas de Las Mondasde Talavera. “Estos carruajes darán aún más esplendor a la fiesta”,señalaba.
Una vez en la finca propiedad de la Diputación estoscarruajes iban a servir para dar una vuelta a los alumnos que visitaran losterrenos, y su vendedor y ahora profesor de la escuela, el talaverano JoséManuel Fernández Gómez, se comprometía a trasladar los carros a la finca,aunque a día de hoy no se conoce dónde están.
Es bastante dudable la utilidad de la creación de una Escuela Taller para la restauración de carruajes del siglo XIX para losalumnos, ya que no parece el principal sector donde puedan tener una“salida laboral”, y tampoco precisamente en Talavera, donde noabundan muchos carruajes.