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La Guadalajara rural se subleva contra la inseguridad

Con “miedo y cansancio”. Así afrontan los vecinos de la localidad de Alcolea del Pinar (Guadalajara) la oleada de robos que ha golpeado en los últimos meses a este municipio, situado a 80 kilómetros de la ciudad de Guadalajara junto a la autovía A2. Una sucesión incesante de sucesos a los que han tenido que enfrentarse, en muchas ocasiones, ellos mismos persiguiendo a los ladrones por la falta de Guardia Civil.

El último robo acaecía el sábado 17 de noviembre. El párroco de la localidad intentaba encender la caldera de gasoil de la parroquia antes de la misa, cuando se dio cuenta de que habían sustraído los 300 litros de combustible. Los hechos ocurrieron mientras un centenar de vecinos se reunía para acordar que se manifestarán el próximo 8 de diciembre a las puertas de la clausurada casa cuartel. Reclaman más seguridad y presencia permanente de Guardia Civil en la localidad.

Carmen Rojo, concejal del Ayuntamiento de Alcolea del Pinar, asegura a eldiarioclm.es que “sentimos miedo y pedimos que haya más guardia civil en el municipio, porque en el último robo la patrulla tardó dos horas en llegar”.

Uno de los delitos que más conmoción ha producido en este municipio es el intento de robo que una banda de delincuentes perpetró en una vivienda que estaba habitada. En el transcurso del asalto, los ladrones se toparon con los inquilinos de la casa y entonces se desató una persecución del pueblo para capturar a los malhechores. Finalmente estos lograron escapar en un vehículo y cuando la Guardia Civil llegó, habían transcurrido varias horas. “Estamos indefensos, con robos casi diario y ahora que te asistan a tiempo depende del lugar donde se encuentren los agentes”, lamenta Rojo.

Esta cadena de actos delictivos devuelve al debate el problema de la inseguridad que viven muchos pueblos de la provincia de Guadalajara, como consecuencia de la despoblación progresiva que ha azotado a este territorio en las últimas décadas.

Una de las realidades que mejor esbozan esta situación es el recorte de personal de la Guardia Civil y el cierre de cuarteles en el medio rural que llevó a cabo el Gobierno de Rajoy durante la crisis.

Según datos del Ministerio del Interior citados por El País, 644 agentes prestan servicio actualmente en la provincia. Entre 2011 y 2018, el número de efectivos se redujo en 51 guardias en el territorio alcarreño. Este personal se distribuye en los 31 puestos, entre cuarteles y puestos que permanecen activos en la provincia alcarreña.

En Alcolea del Pinar, el cuartel se cerró en 2013 y se trasladó a Sigüenza. Hasta entonces una plantilla de 40 agentes trabajaba de forma continua en esta área. Ahora, según explica la concejal “el cuartel está vallado, abandonado y lleno de suciedad” y el municipio depende del cuartel de Torremocha del Pinar, que cuenta con solo cuatro guardias para atender a toda la zona.

La misma situación se reproduce en la población de Condemios de Arriba, en la Sierra Norte de Guadalajara. Sin cuartel desde hace 5 años, el edificio se encuentra vacío y se degrada día a día. A juicio de Mariano Sánchez, alcalde de Condemios de Arriba “falta personal para atender a toda la provincia y es un servicio necesario que da seguridad a los vecinos y disuade a los ladrones de cometer delitos”.

En la población aledaña de Condemios de Abajo, habitada por 23 personas de forma continua los robos se cebaron en 2017 contra la gasolinera, el bar y dos viviendas de planta baja. “Los vecinos se sienten desprotegidos y reclamaremos que regrese la Guardia Civil”, sostiene Sánchez.

A la falta de efectivos suficientes se une que la manutención de los cuarteles recae con frecuencia en los propios ayuntamientos, que mantienen estas infraestructuras con su presupuesto.

En Checa, localidad de la comarca de Molina de Aragón, con cuartel propio desde los años 50, el número de guardias también se ha reducido en la última década. Si hace años trabajaban de forma permanente 11 agentes, hoy solo quedan 4 guardias civiles para asistir a un vasto territorio, que dista 60 kilómetros de la cabecera de comarca, Molina de Aragón y 200 kilómetros de la capital de la provincia.

Jesús Alba, alcalde de Checa considera a este digital que “se ha dejado bastante la seguridad en los pueblos y si la población no se siente segura, se marchará y de nada servirá todo lo que estamos luchando por sacar adelante los pueblos”. El Ayuntamiento checano se ocupa de la conservación del cuartel. Cada año invierte 6000 euros que se han empleado para arreglar el tejado y aislar térmicamente las ventanas del inmueble. “La Guardia Civil es necesaria en el medio rural y ahora más que nunca que los municipios están despoblados, esperemos que se incremente el personal como medida de prevención”, concluye Alba.

Más criminalidad

La estadística confirma el sentimiento de inseguridad que recorre el medio rural de Guadalajara. Las infracciones penales aumentaron en la provincia alcarreña un 16,8% entre septiembre de 2017 y 2018. Además, este dato creció un 3% más, entre el primer trimestre de 2017 y 2018 con un total de 2.441 de infracciones penales en este territorio, según recoge el balance de Criminalidad que el Ministerio del Interior publica trimestralmente.

Ángel Canales, subdelegado del Gobierno en Guadalajara afirma a eldiarioclm.es que “compartimos la preocupación de los ciudadanos ante el repunte de robos en la provincia, pero no existe una situación de inseguridad real”. Asimismo, admite que “trabajamos para paliar el déficit de Guardias Civiles que ha habido en los últimos años debido a los recortes en las convocatorias de empleo público” y “pedimos a las personas que colaboren con la Guardia Civil si observan situaciones anormales con el fin de prevenir más delitos”.

En cuanto a los robos con violencia en domicilios se produjeron 236 robos, de enero a marzo de este año, un 14,6% más que en el mismo periodo del año anterior. La misma tendencia se da con los robos en otros establecimientos e instalaciones con un saldo de 292 robos, un 10,2% más que en 2017.

Fuentes de Subdelegación del Gobierno matizan que estos datos distorsionan la realidad demográfica de la provincia en la que la mayoría de las infracciones penales se concentran en la Guadalajara urbana y no en la rural. Este medio ha tratado de recabar, sin éxito, información sobre los delitos en cada comarca de Guadalajara, a través del Ministerio del Interior.