Una mirada sobre el consumo ecológico en el corto 'Darwin de sienta a la mesa'
Bajo el eslogan 'La re-evolución de los alimentos', el director de cine Arturo Menor, natural de Talavera de la Reina, presentará su nuevo cortometraje 'Darwin se siente a la mesa' en el Festival de Cine de Málaga el próximo jueves, 27 de agosto. En él, propone un viaje gastronómico en torno a una buena mesa para debatir sobre las actuales formas de consumo y sus consecuencias sociales y ambientales. Su cinta ha sido seleccionada también en el 'Seoul International Food Film Festival'.
Su objetivo, explica, es hacernos reflexionar sobre el valor de los alimentos ecológicos frente a la industria alimentaria masiva llamada 'agrobusiness'. “Solo espero que el espectador, tras ver la película, reflexione y comience a consumir alimentos de proximidad o kilómetro cero, aquellos que provienen de la ganadería sostenible y de la agricultura tradicional”, indica Menor en una entrevista con este medio sobre esta cinta protagonizada por cuatro mujeres: la chef Camila Ferraro, la ganadera Marta Cornello, la actriz Esther Parralo y la restauradora Zaida Casero.
“Muchas personas de mi entorno me decían que no consumían productos ecológicos por ser más caros frente a los alimentos convencionales. Al final me las ingeniaba para convencerles con mis propios argumentos, para que cambiaran sus hábitos de consumo alimentarios. Entonces me propuse difundir este mensaje transformador a través del cine”, apunta Menor, biólogo, productor y director de cine de naturaleza, sobre el mensaje de su último cortometraje, que ve la luz tras 'Barbacana, la huella del lobo'.
Pregunta: ¿Qué sensaciones tiene ante el estreno del cortometraje y la selección del mismo en el festival de Seúl?
Repuesta: La verdad que estoy muy contento porque al festival de Seúl se presentan muchísimas películas. El año pasado más de 600, y se seleccionaron 21. Es difícil poder colocar una película en este festival y ahí estamos. El corto ahora mismo está arrancando, el día 27 de agosto se estrena en el Festival de Cine de Málaga, el segundo más importante de España después del de San Sebastián, y tenemos buenas expectativas también para otros festivales este otoño.
Hay muchas ganas de presentarlo sobre todo después de lo que ha pasado. El estreno estaba previsto el día 19 de marzo y tres días antes nos comunicaron que se suspendía el festival por la pandemia. Hemos tenido que esperar unos meses pero ya tenemos ganas de verlo en un cine y ver las sensaciones del público.
Sus trabajos cinematográficos suelen girar en torno a la naturaleza, ¿qué mensaje se intenta transmitir en 'Darwin se siente a la mesa'?
Sobre todo quiero llamar la atención del público y del consumidor de productos convencionales. Hacerle reflexionar y que se plantee qué están comiendo y que hay otras alternativas para que puedan contemplarlas en su día a día.
Yo soy consumidor de productos ecológicos desde hace muchos años. Empecé a consumirlos más motivado por la conservación de la naturaleza pero a medida que fui profundizando en este mundo me dí cuenta del enorme beneficio que reportan para nuestra salud y del enorme beneficio social de los productos ecológicos. Muchos de ellos son productos de proximidad y de 'kilómetro 0'. También tienen un efecto muy positivo para evitar el despoblamiento rural y para permitir que las poblaciones rurales se mantengan en el futuro, tanto con agricultores como ganaderos.
En este caso está protagonizado por cuatro mujeres. ¿Casualidad o es también un guiño feminista?
Me apetecía dar visibilidad a las mujeres emprendedoras. En este caso son cuatro mujeres muy luchadoras. Camila Ferraro es hoy una chef muy reconocida. En enero fue la primera mujer en ganar el premio Cocinera Revelación -en el certamen Madrid Fusión-. Trabajó en El Celler de Can Roca y ahora tiene su propio restaurante. Es una luchadora y le ha costado mucho sacarlo adelante.
Marta Cornello también está sacando adelante su propia ganadería en la Sierra Norte de Sevilla y es la presidenta de la asociación 'Somos Sierra Norte de Sevilla', que lucha para dignificar el trabajo en el campo y para evitar el despoblamiento rural. Esther Parralo tiene su propia compañía de teatro y Zaida Casero tiene un restaurante y catering ecológico. Son cuatro mujeres emprendedoras, luchadoras, un claro exponente de lo que son las mujeres del siglo XXI y que tienen en mente la sostenibilidad en el desarrollo de sus negocios.
Es natural de Talavera de la Reina, de la provincia de Toledo, donde en los últimos años se está incrementando la instalación de explotaciones de ganadería extensivas, conocidas como macrogranjas, ¿Con qué perspectiva ve este fenómeno en relación con el mensaje que traslada en el cortometraje?
Las macrogranjas son el fin de la ganadería tradicional que hemos conocido en nuestros pueblos vivos, de ganaderías de cerdos, terneras o pollos. Ese típico pueblo en el que una familia tenía sus ovejas, cabras y gallinas, con una economía diversa acompañada también de sus cultivos, está abocado a desaparecer por el nuevo modelo que llaman 'agrobusiness', Lo que persiguen estas macrogranjas es quedarse con ese negocio, poner en marcha explotaciones que generan muy pocos puestos de trabajo y que lógicamente son muy rentables ya que tratan de reducir al máximo los gastos de producción. Les permite vender más barato y que el ganadero tradicional no pueda competir en precios y finalmente tenga que cerrar su explotación.
Ese típico pueblo en el que una familia tenía sus ovejas, cabras y gallinas, con una economía diversa acompañada también de sus cultivos, está abocado a desaparecer por el nuevo modelo que llaman 'agrobusiness'“
El producto convencional es muy barato pero tiene unos costes ocultos que muchas veces no percibimos y no nos damos cuenta, como es el coste social. Este tipo de explotaciones obliga a cerrar a los agricultores y ganaderos y es lo que fomenta también el abandono del mundo rural del que tanto se habla últimamente. Está en nuestras manos tomar conciencia de eso, que es lo que yo pretendo con el corto, y ser libres a la hora de consumir. Sobre todo, más que libres, conscientes de lo que estamos haciendo pudiendo optar por tomar otro tipo de productos más sanos que no vienen de macrogranjas o de marcas comerciales gigantescas que están arruinando a nuestros agricultores y ganaderos. En estas explotaciones en las que los animales están hacinados se utilizan muchos productos químicos para evitar enfermedades o epidemias.
También tienen un coste ambiental. Estas macrogranjas demandan muchos recursos para alimentar a los animales. En los sitios en los que se instalan normalmente la demanda del agua es de un 100% para ellos. O las heces de los animales, que en otros sitios son un bien preciado. Un cerdo que está en una dehesa contribuye a abonarla y a mejorar el ecosistema, a mantener el ciclo del medio natural. Cuando estos animales se concentran en una macrogranja se genera también un problema ambiental de purines y de vertidos que muchas veces es difícil de gestionar.
¿Qué fue antes, el cine o la biología?
Siempre me he considerado más artista que científico. Nací en Talavera pero viví hasta los 14 años en un pueblecito que se llama Las Vegas de San Antonio, muy cerca de La Pueblanueva, y estaba todo el día en el campo. Siempre me ha gustado mucho la naturaleza, ir al campo a ver pájaros, y todo eso me llevó a interesarme por el estudio y la conservación de la naturaleza. Estudié Biología pero luego me di cuenta también de que una de las principales acciones que se han hecho en España para la conservación de la naturaleza fue 'El hombre y la tierra', de Félix Rodríguez de la Fuente. Decidí darle un giro a mi vida y dedicarme a utilizar el cine como herramienta educativa, es en lo que estoy ahora mismo. Mi relación con el campo es más poética que científica.
¿Le han inspirado estos meses de pandemia para emprender nuevos trabajos? ¿Cómo los está viviendo?
Ha sido un poco convulso a nivel mental. Te genera cierta inquietud a largo plazo. Los proyectos que suelo emprender se tardan mucho tiempo en desarrollar. Los dos largometrajes que he hecho anteriormente han sido dos años de rodaje. Me preocupa mucho el tema, soy consciente de que se avecina una crisis económica importante. También hay una crisis a nivel audiovisual y de las plataformas donde poníamos los documentales. Cada vez se paga menos por estos contenidos, por lo que estás en una tesitura compleja de la que no sabes por dónde vas a salir. Tengo varias ideas en mente que estoy desarrollando poco a poco pero me da miedo saber cómo escaparemos del coronavirus.
En este sentido, ¿cree que podrá estar en festival de Seúl?
Me gusta ir a estos festivales pero si voy tengo que pasar cuarentena. Para poder estar en los actos del festival tendría que ir 15 días antes y estar aislado. Lo veo difícil si no cambian las cosas de aquí a septiembre.
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