Liétor ha conseguido el reconocimiento como pueblo más bonito de Castilla-La Mancha. Su enclave en plena Sierra del Segura de Albacete y su belleza paisajística le valieron este título. Pero sus atractivos van más allá de ese entorno y la singularidad de sus calles. Uno de sus reclamos turísticos son sus famosas momias que yacen desde hace más de dos siglos en la cripta que se encuentra bajo el altar mayor de la iglesia del Convento de San Juan de la Cruz.
Este convento de frailes comenzó a construirse a finales del siglo XVII, empezó su andadura en 1700. En la época la costumbre era enterrar a los muertos dentro de las iglesias. En este caso los enterramientos cesaron, según las fechas labradas en los nichos, en 1819, ya que el cementerio se inauguró en el año 1822.
El convento estuvo en funcionamiento hasta la desamortización de Mendizábal en el 1835. En ese momento el inmueble quedó al amparo del Estado, que lo dejó prácticamente abandonado. 40 años de falta de mantenimiento acabaron haciendo mella en la construcción que fue poco a poco derrumbándose.
El tiempo y la historia del edificio dejaron aislados y olvidados a estos cuerpos, enterrados dentro del convento, durante lustros. No fue hasta la década de los 60 cuando el azar o “un conocido accidente” sacó a la luz a estos 20 enterrados bajo el convento. Ocurrió cuando un grupo de niños entró de manera casual por una abertura externa, tal y como narra el libro de fiestas de la localidad.
Monjes y benefactores
Las condiciones de la cripta habrían protegido a los difuntos de su degradación natural convirtiéndolos en momias de las que se aprecian hasta las telas con que fueron amortajados. Estas momias de la Sierra del Segura fueron antaño los hermanos frailes que formaron parte de la Orden de las Carmelitas Descalzas, primera propietaria del Convento. “También hay benefactores del convento”, cuenta Juan Pedro Collado, trabajador de la Oficina de Turismo de Liétor. Entre la veintena de cuerpos apenas hay dos mujeres y tres niñas, también pertenecientes a familias benefactoras del convento.
“Por la documentación encontrada se cree que en total hay más de un centenar de cuerpos enterrados”, repartidos en otras criptas ahora inaccesibles ya que o bien están cubiertas de escombros o “están bajo el suelo de esta cripta visitable”.
Desde ese descubrimiento, en los años 60, la cripta de las momias de Liétor se ha convertido en lugar de visita. Los primeros en querer ver estos cuerpos incorruptos fueron los vecinos de la localidad y de los pueblos aledaños. Hoy son un reclamo turístico para aquellos que se acercan por los pueblos de la Sierra del Segura. “La mayoría de la gente que visita el pueblo baja a la cripta para ver a las momias porque son algo excepcional”.