- La formación busca nuevos horizontes y renovar el liderazgo nacional (aunque en Castilla-La Mancha prefieran hablar de equipos) mientras se pide “autocrítica” a las bases regionales
Si hay algo que ha caracterizado el año 2019 para Ciudadanos han sido los altibajos en las urnas, los cambios orgánicos internos (también en Castilla-La Mancha) que evidenciaron distintas posiciones, por ejemplo respecto al apoyo a Pedro Sánchez o por la incómoda relación con Vox, tan necesaria para mantener algunos gobiernos.
En Castilla-La Mancha se repiten casi todos esos factores, salvo el relacionado con Vox. Sin escaños en el Parlamento regional y sin que la formación de ultraderecha haya sido decisiva para los gobiernos municipales, Ciudadanos ha podido establecer alianzas con el PSOE y así la región resulta una ‘rara avis’ en el panorama político nacional.
Ciudadanos Castilla-La Mancha ha vivido una auténtica montaña rusa en este 2019. La sustitución del rostro más visible, Orlena de Miguel, la falta de un liderazgo que el partido dice no necesitar porque prefiere repartir responsabilidades en horizontal o los resultados electorales tan distintos según el caso, sugieren al menos, un fenómeno para recordar en el repaso de este año que termina.
La simpatía electoral por Ciudadanos se hizo patente en Castilla-La Mancha el 28 de abril: más de 200.000 votos y cuatro diputados nacionales. Todo un hito en una región donde conseguir escaños es más difícil que en otras, en virtud del censo y la Ley D’Hont.
Con los buenos resultados del 28A bajo el brazo, era la candidata a la Presidencia de la Junta, Carmen Picazo, quien salía a la palestra para exhibir poderío y “satisfacción”. Hablaba de “resultado histórico” y prometía que los nuevos diputados nacionales harían “una oposición responsable” defendiendo “la Constitución, España y esta región”.
Ciudadanos se posicionó ante las autonómicas y municipales con “el reto de seguir creciendo”, y lo hizo. De nuevo los resultados fueron históricos al conseguir entrar, por primera vez, en las Cortes castellanomanchegas con cuatro diputados, restando apoyos a un Partido Popular que seguía en caída libre después de las generales. En Castilla-La Mancha los ‘populares’ pasaron de los 16 diputados de 2015 a tan solo diez, y eso a pesar de la “recuperación” de seis puntos respecto al 28A que esgrimía el presidente ‘popular’, Paco Núñez, en su defensa la noche electoral.
Algo similar ocurrió en las elecciones municipales celebradas ese 26 de marzo. Lograron 85.395 votos (7,89%), con 219 concejales y aunque muy lejos de PSOE y PP, su tercera posición les ha permitido gobernar en coalición con el PSOE en tres de las cinco capitales provinciales: Guadalajara, Albacete y Ciudad Real, también en la Diputación de Guadalajara, además de obtener mayoría absoluta en cinco municipios.
El 10N en el que Ciudadanos volvió a 2016
El giro se produjo al llegar las segundas elecciones generales del 10 de noviembre. Castilla-La Mancha no fue distinta al resto y el batacazo de la formación fue monumental. Pasaron de cuatro a cero diputados en el Congreso. En la campaña los dirigentes castellanomanchegos habían apelado al “voto moderado y de centro” contra quienes querían “pactar con independentistas”. El mensaje no caló. En la retina de muchos votantes estaba probablemente lo ocurrido en las negociaciones para formar Gobierno nacional tras el 28, con distintos giros a lo largo de los meses.
No era la primera vez que ocurría algo así. Ciudadanos volvió el 10 de noviembre al año 2016 cuando tras una breve legislatura que terminó con elecciones en junio, la formación perdió los tres escaños conseguidos en diciembre de 2015.
En aquel momento, Ramón Molinary, Orlena de Miguel y Onésimo González se quedaron sin los asientos conseguidos por Toledo, Guadalajara y Albacete. En 2019, cuatro se quedan fuera: María Ángeles Rosado (Guadalajara), María Dolores Arteaga (Albacete), Juan Carlos Girauta (Toledo) y Francisco Fernández Bravo (Ciudad Real).
La noche electoral, tras conocerse los resultados, las lágrimas afloraron en la candidata al Congreso por Albacete, María Dolores Arteaga. Picazo dijo no entender la “penalización” infringida por los votantes.
En Toledo, Juan Carlos Girauta, uno de los pesos pesados del partido, se quedaba sin escaño y su reacción era algo diferente. Reconocía el “fracaso” de Ciudadanos pero en su análisis de razones culpaba al “establishment” por “exterminar” a su partido y deseando que “a la banca y a las multinacionales propietarias de los grandes medios de comunicación les vaya muy bien tratando con Vox”, convertida en tercera fuerza política en España.
Días después anunciaba su marcha de la política siguiendo la estela del líder nacional Albert Rivera, aunque voces como la del secretario de Organización en Castilla-La Mancha, Alejandro Ruiz, dicen estos días que es uno de los “necesarios” para el partido. ¿Signo de un próximo retorno? Difícil respuesta en un partido que apenas ha comenzado su refundación.
“Está claro que algo hizo mal Ciudadanos en seis meses”
¿Cuáles son las claves de la abultada derrota electoral? Los dirigentes regionales niegan que tenga que ver con el “veletismo” atribuido a Rivera y no dan pistas en público sobre las causas que dicen estar todavía analizando, más allá del argumentario nacional del partido que, desde el primer momento, pidió prudencia a los responsables autonómicos en sus manifestaciones.
Hay que recordar que, entre unos y otros comicios generales, Ciudadanos Castilla-La Mancha no tuvo una cabeza visible. Desplazada Orlena de Miguel, portavoz y presumible líder hasta que el partido le pidió dar un paso a un lado en favor de Carmen Picazo, la formación buscaba rearmarse en estructura tres el pasado verano.
En agosto, Ruiz decía que el partido no tenía “máximo dirigente” en la región, sino que el liderazgo se repartía en varias áreas huyendo así de las “baronías” territoriales de otros partidos. Y así siguió hasta el 10N. El foco siempre se puso en Albert Rivera, para bien y para mal.
En el camino han quedado algunos dirigentes del partido que hoy llaman a las puertas del PP. Es el caso de Jesús Primitivo, un profesor de la Universidad Rey Juan Carlos, que se enfrentó a Girauta en las primarias por la candidatura a las generales en Toledo, según ha publicado el diario El Mundo.
Alejandro Ruiz reconocía recientemente que “está claro que algo hizo mal Ciudadanos en seis meses” - los que transcurrieron entre el 28 de abril y el 10 de noviembre- pero sugiere que “no fueron los candidatos, ni la manera de hacer campaña, ni su estructura… lo que cambió en esos seis meses fue que Albert Rivera no se doblegó ante los que le pedían comulgar con ruedas de molino”.
Ahora también culpa a los medios de comunicación, a la “la campaña mediática de desprestigio” que ha sufrido el partido durante meses. “A algunos les duele que exista un partido de centro, liberal y reformista”. Ni una sola alusión al acercamiento de la formación a Vox en Andalucía, Madrid, Castilla y León o Murcia mientras en Castilla-La Mancha pactaba con el PSOE en el ámbito municipal y eso que la propia Inés Arrimadas ha reconocido en los últimos días que quizás una de las causas de la caída en voto es que “se desorientó” al votante.
Ahora, el secretario de Organización ha iniciado una gira provincial para trasladar a los afiliados las líneas de trabajo de los próximos meses y les pedirá que se mantengan unidos “frente a los que quieren buscar la división” y frente a quienes argumentan que habrá fusión con el PP a medio plazo.
Alejandro Ruiz también pide “autocrítica” a los afiliados aunque la cúpula regional la haya hecho más hacia fuera que hacia dentro desde el 10N.
El discurso busca de nuevo posicionarse en el “centro” ideológico. Lo dijo Alejandro Ruiz en una entrevista con eldiarioclm.es y lo dice Inés Arrimadas de cara a hacerse con las riendas del partido el próximo 15 de marzo. El futuro de Ciudadanos está aún por escribir, también en Castilla-La Mancha.