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¡Qué alegría la lluvia de la Semana Santa! Es cierto que para muchos estos días significan procesiones, turismo de playa o interior, y las lluvias, esta vez, no han sido el mejor aliado.
Pero las precipitaciones eran muy necesarias. En la meseta sur, Nelson ha dejado alrededor de 100 litros/m2 en prácticamente todas las zonas. En Andalucía, incluso más, unos 150 litros/m2, con cifras cercanas a los 500 litros/m2 en la Sierra de Grazalema, en Cádiz. Cifras espectaculares para un mes de marzo, excepcionalmente bueno en cuanto a precipitaciones en casi toda la península, exceptuando, si acaso, la cuenca mediterránea y, fundamentalmente, Cataluña donde las lluvias han sido muy insuficientes para paliar la difícil situación de los embalses y del sector agrario.
En muchas zonas de montaña las precipitaciones han sido, además, de nieve, con una cota, que, en la mitad norte, ha bajado hasta 800 metros. Nieve que ayudará a recargar aún más los embalses de las cuencas del Tajo, Guadiana o Guadalquivir, muy necesitadas antes del paso de la borrasca y ahora, con números similares a la media de los últimos diez años, y expectativas mejores de cara a las próximas semanas.
Muy positiva es la situación de los embalses de la cabecera del Tajo, Entrepeñas y Buendía, entre las provincias de Guadalajara y Cuenca, que almacenan a 1 de abril más de 1.000 hectómetros cúbicos, un 42% de su capacidad, la cifra más alta de los últimos años.
En definitiva, datos muy buenos en todas las cuencas del centro y el sur del país, que garantizan el suministro de agua para consumo humano para los próximos meses y los riegos en la agricultura.
Muy buenas noticias para los agricultores del alto guadiana que afrontan, por primera vez en los últimos años, una campaña de riego con excelentes perspectivas.
Y también para los de secano, que saben bien que estas lluvias son de las mejores para el campo, que empapan la tierra y se producen cuando las siembras y los leñosos, olivar y viñedo entre ellos, más lo necesitan.
Decía un amigo agricultor, sabiamente, que cuando llueve así, caen del cielo “billetes para el campo”. En estos tiempos modernos de pagos con la tarjeta en el móvil o envíos por bizum, poco se ven ya los billetes.
Pero todo el mundo entiende el significado de la expresión: futuro para nuestra tierra.
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