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Hemos estado tentados de titular “Ausencia de Arte Contemporáneo” a la columna, pero era una palabra demasiado hiriente para la realidad: el arte contemporáneo en Castilla-La Mancha ha sido prolífico y brillante, y, actualmente, se sigue creando. Los artistas existen, pero no encuentran el debido apoyo institucional para su promoción. No se convocan premios o becas, ni existen salas de exposiciones estables, ni una política de compras significativa. Y si la hay, como es el caso del ayuntamiento toledano, lo lleva a cabo sobre piezas que estimulan los selfies turísticos más que el logro de artistas locales.
Hemos asistido a promesas y anuncios fallidos de unos/as y otros/as consejeros/as o viceconsejeros/as de cultura sobre la promoción del arte contemporáneo en nuestra región, de dotar premios y becas, de abrir salas de exposiciones y museos. Se dejaron de convocar bienales, certámenes de jóvenes artistas, premios provinciales o locales que permitían suplir la falta de coleccionistas en la región que fortaleciesen un mercado regional de arte contemporáneo. Solamente se convoca, por parte del Instituto de la Mujer (¡Ay!, la política de no discriminación por género) los premios y muestra anual bajo el título de “Amalia Avia” a una obra de pintura o dibujo, escultura y una última a otras categorías.
Sigue existiendo jurídicamente un Museo de Arte Contemporáneo en Toledo, aunque sus colecciones hayan abandonado el palacio de las Cadenas desde hace décadas y esperen el sueño de los justos en los depósitos del Museo Provincial de Toledo la apertura de un nuevo espacio expositivo y de gestión. Mientras, son varios museos los que conservan obra contemporánea en la región. El convento de la Merced de Ciudad Real acoge junto con la Sección de Bellas Artes del Museo de Ciudad Real gran parte de la colección de Arte Contemporáneo de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, muestra que ha completado con piezas que se encontraban depositadas en otros museos provinciales de la región. Entre tanto es un museo privado el que se ha otorgado el título de “Arte Contemporáneo Castilla-La Mancha” en Hellín, gestionado por la Fundación Fernando Picornell Cantero. Y ha sido a otra fundación, esta vez pública, aunque tutelada por un coleccionista, el Sr. Polo, la que gestione un Centro de Arte Moderno y Contemporáneo de Castilla-La Mancha (CORPO) con sede en Toledo y en Cuenca.
Son también muchas las iniciativas que han puesto en valor colecciones u obras pictóricas de autores que consiguieron cierto renombre. Sin agotar todo el listado, destacaremos el Museo de Arte Moderno Infanta Elena y el de Antonio López Torres, ambos en Tomelloso, el museo Gregorio Prieto de Valdepeñas, el del Maestro Palmero en Almodóvar del Campo o el de Manuel López Villaseñor en la capital. En Guadalajara se abre el museo de Francisco Sobrino, el de Vitorio Macho en Toledo o el de José Luis Sánchez en Almansa. Hay que recordar que en Albacete está sin desarrollar aquella promesa realizada por la anterior presidenta de la comunidad de abrir un museo “de Arte Realista” que debía ser apadrinado por el gran autor Antonio López. Cuenca sigue siendo la ciudad que más contenedores de arte contemporáneo tiene: El Museo de Arte Abstracto Español, La Fundación Antonio Pérez, el espacio Torner o la Colección Polo, mientras que en la provincia encontramos el museo de Florencio de la Fuente en Huete, Rafael Requena en Caudete o el de obra gráfica de San Clemente.
Pero, lejos de coordinar o liderar la gestión de las colecciones y museos de arte contemporáneo en la región, o de crear un espacio propio, la gran apuesta del gobierno regional fue traer a Toledo –posteriormente se amplió a Cuenca- la colección de piezas del empresario, mecenas, coleccionista y marchante Roberto Polo. Mediante un convenio, cuyos términos se han ido conociendo a retazos, una parte de su colección se depositó en las estancias del que fuera convento de Santa Fe de Toledo y en la iglesia de La Santa Cruz de Cuenca, mientras que otra gran parte permanece en depósitos especializados en este tipo de almacenaje, fuera de la región. Una lectura atenta nos hará ver que todo ello está sujeto a que, finalmente, pueda o no ser una donación permanente a la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Por lo pronto, lo que ya ha logrado el Sr. Polo con este convenio es, en primer lugar, mantener adecuadamente –y gratis- su colección de arte y, en segundo lugar, revalorizar su colección asociándola a una institución museística y exponiéndola adecuadamente.
La Fundación Roberto Polo se dedica –copiamos literalmente- a la “Promoción, difusión, mantenimiento, conservación y pública exposición de la Colección Roberto Polo. Centro de Arte Moderno y Contemporáneo de Castilla – La Mancha, y la realización de actividades culturales y sociales complementarias destinadas a convertir a la Colección en elemento de referencia en el panorama nacional e internacional, y dar sentido con ello al Centro de Arte Moderno y Contemporáneo de Castilla-La Mancha”.
Entendemos que promocionar el Arte Moderno y Contemporáneo de Castilla-La Mancha no debe vincularse solamente a CORPO, colección conformada con obras que no son de la región (únicamente “gestiona” una obra cedida expresamente por Rafael Canogar“, y propiedad de la Junta de Castilla-La Mancha, para ser expuesta en el recinto). Y, de las últimas exposiciones temporales, además de la obra de un amplio elenco de artistas de otros países, destacamos la de dos españoles: la fotógrafa catalana Isabel Muñoz o la del madrileño Juan Garaizabal Marsans, con su propuesta ”Piedra sobre Piedra“, con la que pretendía generar ”debate artístico en Toledo“. No lo ha conseguido, y, el único debate del que hemos sido testigos no es artístico, sino sobre la accesibilidad a la muestra o el potencial peligro que su instalación podría presentar para el paseante.
Fuimos muchos los que en su día criticamos la instalación de la colección en las instalaciones del museo de Santa Cruz, no por el valor más o menos reconocido de esta colección de arte, sino por los términos de la cesión y, sobre todo, por el perjuicio que suponía para el proyecto museístico de nuestro museo provincial. Los hechos, tozudos, nos van dando la razón. La Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha pondrá este año 1.550.000 €, sin contar los pagos en “diferido” o el coste de mantenimiento de las instalaciones. La Fundación contrata “los servicios profesionales que cree oportunos para gestionar sus fondos artísticos”, tres personas asalariadas cobrarán 151.655,98 €, mientras que 14 lo serán mediante un contrato de servicios. La discreta dimisión del Director Gerente, Jesús Carrobles, valedor de la iniciativa en un primer momento, nos hace pensar sobre la viabilidad y expectativas que tenía depositada en el proyecto.
Quizá para llenar de más contenido al “Centro de Arte Moderno y Contemporáneo de Castilla-La Mancha (CORPO)”, la Fundación se ha propuesto durante este año –copiamos-, entre otros objetivos “Estudiar las colecciones de arte contemporáneo abiertas al público en la región, con el fin de analizar las fórmulas necesarias para colaborar con ellas. Mantener la cesión de obras de artistas locales junto a la Colección Polo, para destacar su importancia. Integrar a la Colección Polo en el sistema de museos de Toledo y Castilla-La Mancha, para procurar una colaboración efectiva o seguir estableciendo acuerdos de colaboración con todos aquellos agentes que intervienen en la creación contemporánea en Castilla-La Mancha”.
Creemos que el esfuerzo que ha realizado la administración regional para traer la colección Polo a la ciudad es excesivo. Se ha hipotecado el futuro del Museo de Santa Cruz que tenía en el recinto de Santa Fe no solo su salón de actos, sino las salas que deberían completar su proyecto museístico, que por dicha desafección hoy se encuentra suspendido sine die, más si cabe cuando también alcanza la cesión de uso al crucero superior y a la posible ampliación del espacio CORPO a las dependencias de la antigua Biblioteca Pública del Estado. Lo mismo cabría decirse en Cuenca, donde tras el fiasco que conocimos con el intento de su instalación en la casa Zabala“, y la improvisada ubicación en la Iglesia de La Santa Cruz, se destinará el espacio ocupado por el Archivo Provincial en el castillo de la ciudad. Adecuaciones y desplazamientos que están requiriendo también una inversión pública considerable.
El coste de más de dos millones de euros al año a las arcas regionales nos parece excesivo para un proyecto que se basa en expectativas inciertas, con unos visitantes que se presume son dirigidos en su gran mayoría por guías que desean enseñar más que la colección del Sr. Polo las estancias del inmueble con la capilla de Belén, los restos de los pabellones árabes, el ábside calatravo, la iglesia renacentista o el claustro mudéjar y cuya entrada le sale a los castellano-manchegos ¡a más de cincuenta euros por persona!. Mientras, los museos provinciales se encuentran sin fondos para acometer dignamente sus políticas museísticas.
No sabemos si tiene sentido invertir anualmente más de 2.000.000 de euros de nuestro magro presupuesto regional en arte contemporáneo belga y alemán cuando el mallaje de nuestro arte contemporáneo está sin fraguar, y cuando, como reivindica incansablemente Jesús Fuentes Lázaro, la obra de nuestro gran artista Alberto Sánchez se encuentra en los depósitos del Museo de Santa Cruz junto con las colecciones que en su día exhibía el Museo de Arte Contemporáneo de la calle de las Bulas. Y, mientras, varias generaciones se van a quedar sin conocer a los creadores coetáneos, los jóvenes artistas se ven obligados a exhibir sus obras en cafés, librerías o en el mejor de los casos en San Ginés, la cámara bufa del convento de las Concepcionistas o en la sala de exposiciones de la Escuela de Artes y Oficios. Y, mientras tanto lo que pretendía ser el gran proyecto del “Quixote Crea” para el arte contemporáneo, paralizado. No hay derecho a esta pésima gestión sobre nuestro arte contemporáneo.
Hemos estado tentados de titular “Ausencia de Arte Contemporáneo” a la columna, pero era una palabra demasiado hiriente para la realidad: el arte contemporáneo en Castilla-La Mancha ha sido prolífico y brillante, y, actualmente, se sigue creando. Los artistas existen, pero no encuentran el debido apoyo institucional para su promoción. No se convocan premios o becas, ni existen salas de exposiciones estables, ni una política de compras significativa. Y si la hay, como es el caso del ayuntamiento toledano, lo lleva a cabo sobre piezas que estimulan los selfies turísticos más que el logro de artistas locales.
Hemos asistido a promesas y anuncios fallidos de unos/as y otros/as consejeros/as o viceconsejeros/as de cultura sobre la promoción del arte contemporáneo en nuestra región, de dotar premios y becas, de abrir salas de exposiciones y museos. Se dejaron de convocar bienales, certámenes de jóvenes artistas, premios provinciales o locales que permitían suplir la falta de coleccionistas en la región que fortaleciesen un mercado regional de arte contemporáneo. Solamente se convoca, por parte del Instituto de la Mujer (¡Ay!, la política de no discriminación por género) los premios y muestra anual bajo el título de “Amalia Avia” a una obra de pintura o dibujo, escultura y una última a otras categorías.