Balance del curso y vacaciones

A primeros del pasado septiembre, iniciábamos esta columna que ha transitado por el curso tratando de “abrir caminos”, como bien dice su título. Cada dos semanas, sin falta, he intentado analizar cuestiones de todo tipo, políticas, pero también relativas al sector agroalimentario, el agua y el medio rural. He tratado de aportar ideas y reflexiones que espero hayan sido de interés para los lectores, a los que agradezco el seguimiento y el interés por los temas planteados.

Hoy es ya 31 de julio y agosto llega con fuerza, como siempre, representando una pausa, esta vez, más que nunca, necesaria.

Las vacaciones son siempre un alto en el camino, pero da la sensación de que son urgentes en la política de nuestro país. Y del mundo. Sé que la actualidad y los conflictos no van a parar, y todo parece indicar, que mientras vemos a nuestros compatriotas ganar medallas -ojalá más que en nuestros Juegos de Barcelona, hace ya 32 años- Israel seguirá empeñado en bombardear a los inocentes de un mundo que es real, a pesar de que, como las pruebas deportivas, solo vemos por la televisión, y que nos debe hacer reaccionar y avergonzarnos como seres humanos. Putin, por otra parte, seguirá haciendo de las suyas, violando, él también, las normas mínimas de convivencia y respeto internacional.

Quizá incluso este agosto nos traiga el primer Govern no nacionalista en Cataluña, en muchos años, liderado por un político moderado, integrador, y progresista, Salvador Illa. Ojalá que así sea, por el bien de todos, de un país harto de conflictos y polémicas artificiales, y deseoso de que en Cataluña se trabaje en favor de la educación pública, la sanidad o las infraestructuras, que son las políticas que nos igualan y nos hacen mejores.

Y ojalá sintamos que, más allá de las lógicas disputas ideológicas, no nos va tan mal. Que nuestro país avanza, con el número de ocupados más alto de su historia, un salario mínimo interprofesional que ya es digno, y políticas sociales ambiciosas, que tan necesarias son en una democracia social como es la nuestra. Y que, entre todos debemos abordar otras cuestiones urgentes que nos interpelan en nuestra condición de seres humanos, como el preocupante nivel de pobreza infantil o las condiciones de vida de los menores no acompañados, y, en general, de todos aquellos, que se ven forzados a emigrar para tener una calidad de vida digna, y que tan necesarios son para que España siga avanzando.

Pensemos en ello. El estío es un buen tiempo de reflexión. Para todos. Podemos volver con mejores ideas y más ilusión a la vuelta de agosto.

¡Felices vacaciones!