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Estos días son propicios para escuchar adivinos de consulta cerrada, y cuando uno los escucha hablando de la debacle electoral de Ciudadanos se ratifica en algo que lleva tiempo pensando: el único problema de Ciudadanos es existir, es imperdonable. Un partido que no se ha sometido a los poderes mediáticos (no controla ninguna cadena ni medio de comunicación), económicos (no depende de los bancos, sino de las cuotas de sus afiliados en su amplia mayoría), ni se ha vendido a ningún grupo de presión de los que campan por nuestro país, ni entra en el juego del que viven muchos, de la confrontación, rojos y azules, es claramente un enemigo a batir.
Está claro que algo hizo mal Ciudadanos en 6 meses. No fueron los candidatos, ni la manera de hacer campaña, ni su estructura... Lo que cambió en esos 6 meses fue que Albert Rivera no se doblegó ante los que le pedían comulgar con ruedas de molino. Esa verdad es tan evidente que solamente hace falta tirar de hemeroteca.
Ciudadanos se presentó negando a un Sánchez mentiroso y vendido a los nacionalistas, y subió en votos y escaños. Luego algunos pidieron que Rivera se desdijera y apoyara a aquel que negó, muy coherente todo... no lo hicimos y aguantamos, aguantamos hasta que no quedó otro remedio que, poniendo por delante de las siglas la estabilidad de nuestro país, ofrecimos a Sánchez un acuerdo muy sencillo, sin ministerios, simplemente romper con los nacionalistas y no subir los impuestos a la clase media. Ciudadanos seguía sin aceptar al Sánchez amigo de los nacionalistas, y por eso fue su premisa, que este ni escuchó, dijo que una semana no era suficiente, ahora le han bastado 48 horas, y fuimos a elecciones, donde el PSOE y Podemos han perdido 1.300.000 votos, de los que nadie habla.
Algunos dicen que Ciudadanos perdió votos por no apoyar a Sánchez, otros por apoyarlo, otros por llegar a acuerdos con PSOE, otros con el PP (ojo en Castilla-La Mancha un 40% de acuerdos cerrados con PP, un 60% con PSOE y más media de voto en lugares donde estamos gobernando).
Hubiéramos decidido lo que hubiéramos decidido, lo hubieran atacado, estaba escrito así. Esos que nos llaman veletas, no llamaban veleta al PP que pactaba con CiU y PNV; ni al PSOE que ahora pacta con Podemos, y viceversa, después de haberse negado e insultado mutuamente. Ciudadanos no puso un cheque en blanco para apoyar a Sánchez, exigió que rompiera con Torra y Otegui, y Sánchez no quiso, pero Cs fue coherente: jamás apoyaría a un Sánchez golpista y no lo hizo.
¿Cometimos errores en campaña? Sí, seguro, como todos los partidos. Haremos autocrítica, pero no nos flagelaremos. Ahora no vamos a escuchar a los que se aprovechan del río revuelto, salvadores ni arribistas, ni a aquellos que nos quieren fuera; y seguiremos sin doblegarnos. Que dejen enfriando el champán que aquí seguimos más convencidos que nunca.