Más de un centenar de trabajadores y trabajadoras de Caixabank se han concentrado en Toledo, ante la dirección territorial de la entidad en Castilla-La Mancha, para denunciar la tensión laboral que sufren día a día y exigir a la dirección de la entidad “más medios, menos presión y menos retos”.
Este ha sido el lema elegido por los sindicatos CCOO, UGT y SECB, que suman más del 90% de la representatividad en Caixabank, para canalizar el profundo malestar de la plantilla con movilizaciones en todas las direcciones territoriales de la entidad.
En Toledo se han concentrado la práctica totalidad de las/os trabajadoras/es que tiene en la capital regional y algunos más venidos de localidades próximas. Antes del ERE que siguió a la fusión con Bankia, las dos entidades sumaban en la región cerca de 1.300 empleados/as; ahora quedan 950. La nueva Caixabank ha sumado las clientelas pero simultáneamente, dice el sindicato, “ha reducido las personas dedicadas a atenderlas, a las que, a la vez, impone más exigencias comerciales”.
“La situación actual de la plantilla es insostenible, con un nivel de tensión comercial extrema y un déficit de plantilla tras las salidas del ERE que nos hace estar de nuevo en el punto de mira de la opinión pública; y con la plantilla dando la cara ante los clientes por decisiones que toma la dirección del banco y que no entendemos ni compartimos”, subrayó Vicente Vigara, delegado sindical de CCOO-Servicios Castilla-La Mancha en la entidad.
“Debido a la presión que tenemos y a la escasa plantilla que nos hemos quedado, los clientes se ven desatendidos. Nosotros queremos darles el mejor servicio, pero se está viendo muy mermado debido a las directrices que está imponiendo la dirección.”
“Nosotros somos profesionales y queremos darles la mejor atención, pero no tenemos horas al día para atenderlos. Prolongamos y prolongamos la jornada, y eso está llevando a que nuestro día a día sea terrible, que nos lleve a situaciones de ansiedad. Cada vez hay más compañeros de baja por ansiedad y depresión; e incluso dimisiones de compañeros que se van”, denunció Vigara.
“Esto no es un juego. Es nuestra salud”, eran los eslóganes de las pancartas que elaboraron los propios trabajadores/as de Caixabank para acudir a manifestarse y que corearon insistentemente durante la concentración, junto con apelaciones a los máximos directivos de la entidad para que se pongan en el lugar de los empleados. Para mayor simbolismo, uno de ellos acudió disfrazado de hormiga obrera; otra, directamente de reclusa.
“La situación que viven los empelados y empleadas de Caixabank es lamentable. Con sobrecarga de trabajo, plantillas esquilmadas por los ERES y unos objetivos comerciales inalcanzables”, señaló por su parte Modesto Delgado-Aguilera, responsable del sector financiero de UGT en la región.
“El cliente reclama la atención que necesita y que antes siempre se le daba cuando había más plantilla. Y mientras, la empresa presiona cada vez más con retos comerciales imposibles”, denunció Delgado-Aguilera.
“Salimos a la calle para denunciar la falta de medios para desarrollar nuestro trabajo como nos gustaría. Nos faltan manos para atender a los mismos clientes con menos empleados. O se ponen más medios o se dejan de hacer otras cosas para poder dar la atención al cliente con las mismas personas, pero no va a ser a costa de la salud de los trabajadores y trabajadoras de las entidades financieras”, recalcó el responsable de UGT.
La concentración concluyó con la lectura de un manifiesto que subrayaba el malestar de la plantilla: “Tenemos la sensación de que la empresa nos ha abandonado (…) La plantilla está sufriendo, cada vez más, la crispación de la calle, que afecta al día a día de las oficinas. El banco debe garantizar servicios e inclusión financiera con empleo estable y de calidad”.
“No, no son buenas tardes. Se está generando caos e incertidumbre entre clientela y plantilla. La ausencia de medios y recursos, los retos inalcanzables y la tensión social nos ha convertido en una plantilla desilusionada y desmotivada que hoy se moviliza” y explican que quieren “trabajar de manera sana, sin bajas laborales relacionadas con la ansiedad que vivimos, con la valoración que merece la plantilla, siempre comprometida, y a la que están abocando a una situación límite” sin que la empresa les escuche.
“Basta ya de asfixiar a la plantilla, de jugar con su salud. Queremos más medios, menos presiones, menos retos. Queremos trabajar de otra manera, con la clientela, y para ello exigimos a la dirección medidas que mejoren esta situación”.