Menos población y natalidad frente a más defunciones: Castilla-La Mancha no crece
- Mientras el Gobierno sigue apostando por políticas contra la despoblación, los nuevos datos del INE constatan una década de números negativos
Una de las políticas públicas más activas del Gobierno de Castilla-La Mancha es aquella dirigida a frenar la despoblación en la comunidad autónoma. Normativas concretas para las zonas más deprimidas económicamente, inversiones territoriales integradas, zonas de especial actuación y prioridades en las ayudas son algunos ejemplos de acciones que buscan fijar la población. Mientras tanto, los nuevos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) sobre crecimiento vegetativo constatan la tendencia negativa: la población castellano-manchega no crece y sigue habiendo más defunciones que nacimientos.
Según los datos del primer semestre de 2018 recién publicados, el crecimiento vegetativo de la población (es decir, la diferencia entre nacimientos y defunciones) en este periodo disminuyó en todas las comunidades autónomas. La Rioja (-13,7%), Extremadura (-10,3%) y Cantabria (-7,8%) registraron los mayores descensos y con ello una tendencia de caída constante en los últimos años en el país.
Castilla-La Mancha se situó en la parte media de la tabla autonómica con una bajada del 1,4%. Concretamente, en esta comunidad autónoma se produjeron un total de 7.886 nacimientos de enero a junio del presente año, de manera decreciente cada mes; mientras que el número de defunciones fue de 10.451 de manera ascendente. Con estas cifras la tasa bruta de natalidad (nacidos por 1.000 habitantes) se situó en el 8,2, dos décimas por debajo de la media nacional. Por su parte, el índice de mortalidad fue del 9,9, casi un punto por encima de la media estatal.
Crecimiento poblacional
En cuanto a la estadística de población, durante el primer semestre de 2018 la población creció en nueve comunidades autónomas y se redujo en las ocho restantes. Los mayores incrementos en términos relativos, aunque muy bajos, se dieron en Illes Balears (0,83%), Comunidad de Madrid (0,58%) y Canarias (0,53%). En el otro extremo, los descensos de población más acusados se dieron en la ciudad autónoma de Ceuta (-0,35%) y en Castilla y León y Principado de Asturias (-0,32% ambas). La bajada de población en Castilla-La Mancha fue del 0,09%.
Hay que tener en cuenta que el efecto conjunto del crecimiento vegetativo, del saldo migratorio con el extranjero y del saldo migratorio con otras comunidades autónomas es lo que determina el crecimiento o decrecimiento de la población de cada comunidad. La suma de estos tres componentes constituye el crecimiento poblacional.
Por ejemplo, en el caso castellano-manchego la población con fecha 1 de enero de 2018 era de 2.032.595 personas, y había descendido en casi 2.000 personas, hasta las 2.030.807, el pasado 1 de julio. En este dato ha tenido que ver tanto la migración exterior como la interior: llegaron 2.417 personas (de las regiones con menor volumen) y se fueron 1.406 (de las comunidades autónomas con más cantidad junto con Extremadura, Castilla y León y Andalucía).
En toda España, la población residente en España aumentó en 74.591 personas en la primera mitad del año y se situó en 46.733.038 habitantes a 1 de julio de 2018. La tendencia es inversa que en el caso de Castilla-La Mancha, ya que se consolida así un crecimiento medio estatal iniciado en el segundo semestre de 2015. Esta subida se debió en gran medida al aumento del número de extranjeros: fue de 100.764 personas hasta un total de 4.663.726 extranjeros.
Por el contrario, la población de nacionalidad española se redujo en 26.173 personas. En el caso de los extranjeros, el aumento poblacional se debió en su mayor parte al saldo migratorio positivo, que fue de 123.254 personas. Por su parte, la población de nacionalidad española presentó saldo vegetativo negativo (-67.788 personas) y saldo migratorio también negativo (-1.690). La suma de ambos no se compensó con las adquisiciones de nacionalidad española que, según datos provisionales, afectaron a 43.882 personas. De hecho, si nos restringimos a los españoles nacidos en España, la población se redujo en 66.654 personas en la primera mitad de 2018.
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