No hubo solo un correo electrónico de oferta de mascarillas al Gobierno de Castilla-La Mancha por parte de la presunta trama del llamado 'caso Koldo'. Hubo muchos emails. Y a todos contestó el Gobierno regional que no. La insistencia fue tal que llegó un momento en que la Secretaría General del Servicio de Salud (SESCAM), donde se centralizaban todas las compras de material sanitario, zanjó el tema con un último correo al mediador: “Ya no vamos a contestar más”. Un “no para siempre, rotundo”.
Lo ha explicado el consejero de Sanidad de este gobierno autonómico, Jesús Fernández Sanz, al hilo de hacerse público que Castilla-La Mancha rechazó estas mascarillas por defectuosas.
“En aquellos momentos recibimos de todos lados un montón de ofertas para comprar, no solo de mascarillas sino todo tipo de material”, ha señalado para poner en contexto una situación en la que “era muy difícil tomar decisiones que no tuviesen que ver con la COVID”.
Por ello el Ejecutivo, ante la multitud de ofertas, tomó la decisión de unificar en un solo departamento y en un solo correo electrónico la compra de este material: el de la Secretaría General del SESCAM, que es el que aparece en los correos electrónicos que aparecen en el sumario del caso, ya judicializado a nivel nacional. A través de ahí se tramitaban todas las peticiones y ofertas.
“A mí mismo me llamaban de ayuntamientos y personas particulares, voluntarias, pero todo tenía que pasar por ese lugar común. A través de ese correo y de una única oficina de compras. No podía comprar nadie que no pasase por ahí”.
De la empresa certificadora a los criterios europeos
Dicho esto, el consejero de Sanidad subraya que una vez unificada la compra, se aplicaron “los mismos criterios técnicos que en todas las compras”. Y cuando los técnicos no disponían del conocimiento suficiente, la decisión se derivó a una empresa certificadora de material sanitario, que en este caso fue SGS.
Pero los criterios que esas mascarillas tenían (y tienen) que cumplir no los decidió ni del Gobierno regional, ni los técnicos, ni esta empresa, sino que vienen establecidos por Europa y el Ministerio de Sanidad. “Son los baremos que aplica la empresa”, como si las gomas tienen más o menos tensión, si miden lo que tienen que medir o si los filtros son del material adecuado.
En el caso concreto de las mascarillas ofertadas por la presunta trama, ocurrió que la empresa certificadora “dijo que no, que había excesivos fallos”. “Pero es que aunque hubiese menos fallos, habíamos decidido no comprar porque teníamos mucha oferta sin fallos. Queríamos que no tuviera ninguno”, ha recalcado el consejero.
Preguntado al respecto, además ha desvelado que “por supuesto que insistieron” y “volvimos a decir que no”. “Existe una cola de correos en la que decimos que ya no vamos a contestar más, que era uno rotundo, para siempre”.
¿Había algún motivo para que el Gobierno de Castilla-La Mancha no se fiase de esta oferta de mascarillas?, hemos preguntado desde elDiarioclm.es en una rueda de prensa ofrecida hoy por el consejero. La oferta llegó a través de los gestores del aeropuerto de Ciudad Real, según se desprende del intercambio de correos electrónicos. La infraestructura se ofreció a administraciones públicas y empresas en aquel momento. “Hoy en día creo que no es relevante someter a juicio esa situación. Seguramente llegarían muchas ofertas que no fueran ni siquiera valoradas, porque a priori las personas que las compraban ya tenían experiencia para ello. Pero lo más importante era que se cumplieran los criterios”, ha dicho el consejero al respecto.
También ha insistido en que el hecho de centralizar las compras fue decisivo para que después se haya podido realizar un “seguimiento completo” de todo el material sanitario que se adquirió en los peores momentos de la pandemia.
Hoy la Mesa del Congreso ha dado el visto bueno a la apertura de una Comisión de Investigación de la compra de mascarillas en España durante la pandemia, sin el apoyo del PP.