Las cabalgatas de los Reyes Magos suelen empezar en los lugares más simbólicos de las localidades y en el caso del pequeño pueblo de Alarilla, también. Pero con una gran diferencia: Sus Majestades de Oriente llegan planeando en ala delta y no en grandes carrozas motorizadas. Es la “aerocabalgata” de Alarilla, un evento que se celebra este jueves 5 de enero al atardecer desde el monte conocido como 'La Muela', por su forma aplanada, y que tiene ya más de 30 años de tradición.
Todo el pueblo se moviliza para sacar adelante esta iniciativa navideña, que este año se retoma tras la emergencia sanitaria creada por el coronavirus y también por otros factores, como la lluvia, que impidió su salida en 2022. Amelia Pérez es presidenta de la asociación deportivo-cultural de la localidad. “Todo lo que hacemos, lo conseguimos en base al esfuerzo de la gente del pueblo”, explica. Son sesenta personas durante el año, pero que se multiplican por muchas más durante los días de fiesta. Para la cabalgata, asegura que llegan a reunirse unas tres mil personas todos los años.
Las personas que vuelan son profesionales, aunque no siempre fue así. Hace treinta años fueron aficionados los que primero pensaron en utilizar la zona de 'la Muela' para ofrecer una celebración de Reyes distinta. “Pero ahora necesitamos conseguir dinero para pagarles, así que vendemos globos que se encienden y que vuelan, y nos preocupamos de que sean ecológicos y que no interfieran en el campo”, asegura Pérez, que recuerda que el sector agroalimentario es uno de los más importantes de la zona.
“Es uno de los eventos más importantes del año, pero durante la pandemia decidimos que había que salvaguardar a los abuelos y a las personas mayores, que se sintiesen cómodos y seguros. Este año ya todo parece más controlado”, resalta una de las organizadoras.
Orígenes de la particular tradición
La de 2023 será la 32 vez que Alarilla verá llegar a Sus Majestades de Oriente en ala delta. Todo empezó siendo más bien “rústico”. “La empezaron los que se llamaban 'los voladores' que iban a practicar el deporte del ala delta a la montaña. Fue entre amigos que se decidió que los Reyes Magos llegarían así”, explica. Pero ahora, con muchos años de experiencia y una declaración de Fiesta de Interés Turístico Regional a cuestas, cuentan con pista de aterrizaje y todas las medidas de seguridad necesarias.
“Tienen que ser profesionales, porque lo que prima es que los Reyes no tengan ningún percance. De la noche a la mañana ya nadie puede planear”, afirma Amelia. Además, mucha gente aficionada al deporte ayuda desinteresadamente a esta pequeña localidad a sacar adelante su tradición. Cada uno de los reyes va adornado con bengalas y luces, y parten de uno en uno alrededor de las 18.30 horas, con la caída del sol. De esta manera, el público puede disfrutar de cómo van planeando y cómo aterrizan con sus bengalas.
Además, no van solos, sino que los acompañan los pajes reales que también planean, pero en parapente y adornados con luces LED. El vuelo acaba en una carpa de aterrizaje, desde donde reparten caramelos y se reúnen con las y los más pequeños que se hayan acercado a visitarlos. También se disfruta de fuegos artificiales.
Además, la celebración del especial día no acaba en los cielos, sino que también se lleva a cabo la tradicional cabalgata en la que los Reyes Magos se pasean por el pueblo rodeados de pajes y pastorcillos, iluminados por antorchas. Hacen la ofrenda al niño Jesús y luego entregan los regalos a los niños del pueblo. “Todo el mundo del pueblo es de la asociación. No hay nadie que no apoye nuestra cabalgata, nos sentimos orgullosos de tener algo único en el mundo”, remata Pérez.