“He tenido la suerte de trabajar en algo que me apasiona y que mi madre me enseñó a amar”

Han pasado ya más de tres décadas desde que empezó a zapatear en los escenarios, sin embargo, Sara Baras sigue mostrando su arte al mundo con la ilusión e inspiración que le transmitió su madre -Concha Baras- por el flamenco: “Me enseñó a valorar el tener esa suerte de poder trabajar en algo que te gusta tanto”. Este 2019, la compañía de baile que fundó la gaditana continúa con la gira de su último espectáculo, 'Sombras', con la farruca como hilo argumental y con el que celebran precisamente el vigésimo aniversario del nacimiento del Ballet Flamenco Sara Baras.

También coreografía flamenca y directora de su compañía de baile, de la que la mitad es parte de su familia y, dice: La otra mitad nos hemos hecho familia“, Sara Baras actuará este mes de diciembre en varias ciudades de Castilla-La Mancha: el 13 de diciembre en Ciudad Real, un día más tarde, el 14, en Toledo, y, también, el 19 del mismo mes en Albacete-. Afirma en esta entrevista con eldiario.es de Castilla-La Mancha que, a pesar de la experiencia, ”no está el cuerpo tranquilo hasta que no se levanta el telón y empiezas a dejar el alma, el corazón y lo que haga falta“. 

Pregunta : Durante este mes se va a poder disfrutar de vuestro espectáculo 'Sombras' en ciudades de Castilla-La mancha como Toledo, Albacete o Ciudad Real. ¿Cómo ha sido hasta ahora la acogida del público durante esta gira que arrancó hace ya dos años?Pregunta 

Respuesta: La verdad que la respuesta del público es alucinante, solo tenemos palabras de agradecimiento. Si con este espectáculo celebramos los 20 años es gracias a que el público responde. Este espectáculo lleva doble regalo, el que sentimos con la satisfacción de estos 20 años y el de poder compartirlo. Llama la atención cómo públicos tan distintos y tan diferentes, en una gira tan amplía, dan una respuesta increíble.

¿Qué representa 'Sombras' para ti? A pesar del nombre, ¿se trata de un espectáculo alegre y positivo?

La verdad que el significado de la palabra sombra es por todo lo positivo que lleva la palabra. Aquí vemos en España vemos sombre como algo oscuro y algo negativo pero realmente es algo muy bonito. Nuestra sombra es como si fuera nuestra mochila, la que llevamos siempre llena, en mi caso y en el del equipo de la compañía, de situaciones, de personas, de momentos que nos han hecho crecer y que nos han marcado y no debemos olvidar nunca.

De ahí el agradecimiento a poder vivir todo ese tipo de situaciones que no solo tiene porque ser positivos, también han podido ser momentos difíciles que al final se han convertido en positivos porque uno tiene la oportunidad de aprender y crecer. Aparte, sombras en sí, de la silueta de una persona que baila ya es algo muy bonito. La sombra que te cobija en los momentos en los que uno se siente más vulnerable y tiene la oportunidad de tener personas y situaciones que le acogen. Es algo que a mí me gusta mucho.

Lo basamos en los garabatos del pintor Andrés Mérida, que ha hecho los garabatos que firman la escenografía de 'Sombras, basados en mi farruca y juega con muchas sombras y con el juego de luces que hace Óscar Gómez de los Reyes hemos intentado hacer un espectáculo con hilo argumental que es a través mi farruca hasta el viaje que por el medio nos permitimos hacer gracias a este aprendizaje y a todo lo que hemos sentido durante este largo tiempo.

Si no me equivoco, el próximo año llevaréis el espectáculo a Japón, Singapur, China o también Australia, ¿cómo acogen estos países el flamenco?

Sí, La primera parte del año nos queda Madrid, que también nos hace ilusión, y allí estaremos en el Teatro Nuevo Apolo de enero a julio y después de verano empieza la gira de Asia, la de Brasil, Australia. Es muy bonito poder llevar este espectáculo a tantos sitios.

La verdad que la respuesta es impresionante. Yo siempre pienso y me gusta decirlo que creo que el reconocimiento del flamenco en estos países es gracias a maestros de generaciones anteriores como Camarón, Paco de Lucía, Enrique Morente, Carmen Amaya o Antonio Gades. Son los maestros que han abierto las puertas del flamenco en el mundo y la reacción de todo tipo de publico es una cosa preciosa de ver. Hay cariño, respeto y una entrega que te llena de orgullo al pensar que el flamenco está hoy en día en el mundo entero. Aunque lo vivamos nosotros, y muy orgullosos, realmente creo que es gracias a estos maestros que han marcado un antes y un después en este arte.

Después de 30 años en el escenario, ¿la inspiración y la ilusión siguen siendo las mismas que las de los primeros días o todo tiene también su evolución en este sentido?

Esa pregunta es muy interesante. Yo misma también me la hago. Me pregunto por qué y cómo, de qué manera llegamos a 20 años de la compañía o a 30 años subiéndome a un escenario por qué sigo con esa ilusión y entrega, por qué me hace tan feliz algo que por lo que realmente sería muy humano estar ya cansada. Quizás sea que creo que he tenido la suerte de trabajar en algo que me apasiona y que mi madre me enseñó a amar y a respetar el mundo del arte de una manera especial y a valorar el tener esa suerte de poder trabajar en algo que te gusta tanto.

Después, también por el equipo, que aunque mi cara, mi baile y nombres sea lo primero que se ve, realmente aquí hay un trabajo en equipo muy grande y bonito. La mitad es familia y la otra mitad nos hemos hecho familia, llevamos tantos años juntos que ya nos conocemos perfectamente y sabemos que vamos todos a una en el sentido de entregar el cien por cien de lo que somos, de respetar el trabajo de los compañeros y el de dejar nuestro trabajo de la manera honesta más posible, pero sobre todo de dejar el flamenco donde se merece, no solo el flamenco sino también el mundo del teatro y del arte, un mundo tan especial. Eso es algo que es muy bonito, pensar que pasan los años y que tienes una responsabilidad diferente pero tienes la misma ilusión que cuando empezamos.

¿Cómo se siente en es ese momento antes de salir al escenario? ¿hay mariposas en el estómago?

Ese momento, como decimos en el sur, es de fatiga -dice entre risas-, pero después estamos muy hechos, entre el calentamiento, ensayo, la prueba de sonido... Tú ya entras en el teatro unas horas antes, cuando se levanta el telón estás preparada, pero sí que es verdad que no está el cuerpo tranquilo hasta que no levantas telón y empiezas a dejarte el alma, el corazón y lo que haga falta. Sin embargo, cuando termina la función te entra una tranquilidad con la que ya vas a otros ritmos. 

¿Dónde bailaba Sara Baras en su infancia? ¿Qué recuerdos tienes?

La verdad que gracias a mi madre, que es mi maestra y fue quien empezó una escuela cuando yo tenía 6 o 7 años, por lo que yo me he criado y he crecido con el compás muy cerca. Lo recuerdo y es algo que me encanta además, ella lo hizo de una manera muy cuidadosa para que nunca lo viéramos como algo profesional sino como un hobby, algo con lo que disfrutáramos. Lo hizo tan bien que toda esa generación que tuvimos la suerte de estar con ella seguimos disfrutando del baile de una manera muy bonita.

Recuerdo bailar en sitios que no eran muy típicos. He estudiado en un colegio de Marina porque mi padre es militar. Pensar que bailabas en un colegio así como que no pega mucho y sin embargo nosotras estábamos dispuestas a bailar. Me acuerdo que mi madre colaboraba en hogares del pensionista, dedicados a personas mayores, e íbamos por todos los pueblos bailando y era una cosa preciosa, nos esperaban con mucha ilusión y entusiasmo. Son momento que hoy te das cuenta del valor que tenían. Nos enseñó a poder compartir algo que nos gustaba tanto hacer con gente que lo necesitaba y de una manera tan bonita que creo que todo lo que pueda recordar de la infancia son cosas positivas. 

¿Tienes algún escenario predilecto, alguno en el que sientas algo más de magia que en el resto?

Cuando empecé a viajar soñaba simplemente con ir a los teatros, no con bailar. Soñaba con ir y sentarme en el patio de butacas porque he sido una enamorada de los grandes espacios toda mi vida y, sin embargo, la vida me ha regalado el poder bailar en ellos. Eso es algo que nunca te acostumbras, te sigue dando el mismo miedo y la misma responsabilidad, aunque es algo superbonito. 

Ya hay lugares en los que llevamos más de 20 años cada dos años visitándolas y se crea un vínculo muy bonito. Ya nos sentimos hasta como de la casa. Son lugares que no han visto crecer y eso también tiene su parte especial. No podría elegir uno ni podría este sitio u el otro... También hace ilusión abrir los nuevos, como la Ópera de Dubai, que la abrimos nosotros y eso es algo muy especial. O volver a la Ópera House de Australia siempre es un regalo. Sin embargo, los de la tierra, los de Castilla, Galicia o los del sur... a todo le tienes un cariño especial y son espacios que a mí personalmente me han visto crecer. Hace muchos años que los piso, no podría decir uno.

¿Qué música escucha Sara Baras que no sea flamenco?

Escucho de todo, soy una enamorada de la música. Lo bailo todo, desde canción lírica hasta un concierto de rock. Me encanta el jazz y hasta la misma música que escucha mi hijo con los dibujos. En eso tengo suerte, me gusta mucho la música. En casa la afición a la música ha estado siempre muy presente porque mi abuelo materno era pianista clásico y eso hace que en casa todos seamos unos enamorados de la música. Y hoy en día como tenemos la oportunidad de escucharlo todo con mucha facilidad.

¿También bailas canciones de Rosalía?

Todo -dice entre risas-. Lo que me echen, cualquier excusa es buena para bailar.

¿Crees que el flamenco tiene que conservar de algún modo su esencia? ?o puede evolucionar hacia otros parámetros como la música que presenta Rosalía?

Pienso que el flamenco tiene una amplitud enorme de posibilidades, de personalidades, de todo tipo de variedades de estilo. En este caso pienso que Rosalía, que a mí además me parece muy bien lo que hace, es una chica con talento que tiene que buscar su estilo propio. Eso parece muy respetable. Hay gente que dice que si es flamenco o que si no lo es y yo creo que ella no es una flamenca pero sí que tiene un estilo aflamencado. Su música es otra cosa pero sí tiene destellos y detalles aflamencados que me parecen muy bien. Si puedo elegir, es verdad que me gusta un tipo de flamenco diferente, pero estoy preparada y dispuesta a escuchar lo que tenga calidad aunque esté fusionado con otro tipo de registros. Me gusta.

¿Sientes que el baile empodera?

Una cosa que el baile te regala o te da, en mi caso, tengo un antes y un después en mi vida. Al darme mi propia voz me ha hecho tener la oportunidad de poder ayudar a gente que lo necesita. Gracias al baila soy madrina de la Fundación Mi Princesa Rett, colaboro con fundaciones contra el cáncer, con Acción contra el Hambre, con Vicente Ferrer... con muchas fundaciones y asociaciones que se dedican a ayudar a las personas más desfavorecidas. En ese sentido, es lo que más me ha cambiado la vida a mí, quitando haber sido mamá, eso es algo que me ha cambiado mucho. Me hace bailar mejor y darle más sentido a todo lo que está alrededor de mi carrera.

Sobre Rosalía y el flamenco: “Su música es otra cosa pero sí tiene destellos y detalles aflamencados que me parecen muy bien. Me gusta”