- En el marco del Conama Local 2019 que se celebra en Toledo, una mesa de debate ha abordado el impacto turístico en las Ciudades Patrimonio de la Humanidad
La complejidad de la gestión patrimonial y del turismo en las Ciudades Patrimonio de la Humanidad ha centrado una de las mesas redondas de la última jornada del Conama Local de 2019, el encuentro de pueblos y ciudades por la sostenibilidad centrado en la Agenda Global y en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Las múltiples variantes y medidas integrales con las que debe abordarse esta cuestión desde la política municipal han centrado prácticamente todas las intervenciones aunque también se han ofrecido visiones globales en cuanto a las medidas de accesibilidad para personas mayores y/o con discapacidad.
En el debate, conducido por Antonio Lucio Gil, de la Asamblea de Madrid y de la Escuela de Organización Industrial, se han planteado varias cuestiones en torno a esta variada temática. Con carácter general, el vicepresidente de la Red Española de Turismo Accesible, Fernando García-Ochoa, ha manifestado que toda las Ciudades Patrimonio “suspenden” en cuanto a accesibilidad conforme a los parámetros que se miden desde este colectivo. El motivo principal, ha explicado, es que han estado exentas, durante mucho tiempo, del cumplimiento de determinadas legislaciones.
Pese a ello, este experto, que ha participado en planes de accesibilidad para ciudades como Ávila o Toledo, ha manifestado que todas ellas están “preocupadas por esta cuestión” y “buscan soluciones”. “Todas están llevando a cabo proyectos y hay cada vez más personas que consideran la opción de la accesibilidad como la más razonable. Es un paso importante. Hay que reconocer la dificultad de la implementación que tienen estas ciudades”, ha añadido, poniendo como ejemplo algunas “pruebas piloto” que realizó en 2005 para la accesiblidad en Toledo, donde “tuvimos muchísimos problemas”. “Hay muchas personas que cuando se trata de accesibilidad, siempre afirman que el patrimonio no se puede tocar”, ha lamentado.
Frente a todo ello, García-Ochoa ha querido dejar claro que, pese a su complejidad, trabajar en ciudades accesibles es “rentable económicamente”, algo con lo que debe trabajar la Administración pública con la implicación de la empresa privada. Como ejemplos de esa rentabilidad ha puesto el hecho de que las personas con discapacidad no suelen viajar solas -se crea un “multicliente”-, suelen hacerlo además de forma desestacionalizada, y “si disfrutan con la experiencia, son absolutamente recurrentes y repiten el viaje”. “Eso supone también una mejora social inigualable”.
“La accesibilidad también supone mejoras para los turistas”
Aunque ha precisado que no se puede “actuar por actuar” ni “destrozar” el patrimonio, ha remarcado que, según su experiencia, hay actuaciones exitosas y continuas de integración, no solo de personas en silla de ruedas, sino también con otro tipo de discapacidades o personas mayores. También ha avisado de que muchas personas se marchan de las Ciudades Patrimonio por su “incomodidad”. “La accesibilidad combate todo eso y a la vez supone mejoras para los turistas”.
Desde el Consorcio de Toledo, Soledad Sánchez-Chiquito de la Rosa ha destacado que la rehabilitación del conjunto histórico que se ha llevado a cabo desde 2001 esta ciudad ha demostrado que aunque este organismo no tiene competencias en turismo, ha hecho “mucho por el sector”. Según ha afirmado, el trabajo a favor del patrimonio repercute tanto en los ciudadanos como en los turistas. “Toledo siempre ha tenido visitantes, no es algo nuevo; ahora nos estamos encontrando con la búsqueda de una definición más inclusiva y con más cuestiones asociadas”.
En este sentido, ha incidido en que, aunque deben eliminarse tanto las “barreras físicas como las económicas” para los visitantes, el reto principal es la “conservación” del patrimonio. “Todos los problemas derivados de ello vendrán después, pero lo fundamental es que no desaparezca. Toledo es un conjunto histórico excepcional y el patrimonio residencial no tiene nada que envidiar al monumental, pero hay elementos que hay que conservar si queremos que vengan los turistas”.
Y en cuanto a Cuenca, la otra Ciudad Patrimonio de Castilla-La Mancha, el jefe de Sección del Ayuntamiento, Juan José Arteaga, ha enumerado todos los problemas a los que se enfrenta esta ciudad tras su declaración por parte de la UNESCO, buscando ese “equilibrio entre el turismo y la vida cotidiana”. Esta ciudad tiene unas características “morfológicas y urbanas muy concretas” que han generado problemas de tráfico y movilidad y han hecho que muchos residentes hayan abandonado el Casco Histórico y se hayan perdido al mismo tiempo usos y actividades tradicionales como la artesanía.
Frente a todo ello, ahora este Consistorio trabaja con varios retos: recuperar esas actividades urbanas y hacerlas convivir con el turismo, buscar una gestión “global” del patrimonio con “planes y documentos concretos” tal y como demanda la UNESCO, llevar a cabo una política de conservación “activa” con la revitalización de su zona protegida como “espacio de vida y de trabajo, como un barrio más de la ciudad” y enriquecer el tejido social y el emprendimiento.
Finalmente, en cuanto a los retos para hacer el turismo sostenible y accesible, Jorge Arévalo, socio de la Oficina de Información Urbana ‘Paisaje Transversal’, que ha realizado trabajos en ámbitos de transformación relacionados con el turismo, ha apostado en primer lugar por una gestión “proactiva y participativa” del turismo frente su tradicional dimensión “reactiva”. Para ello, ha dicho que los proyectos deben incorporar a los agentes locales y a la ciudadanía. Con ello se modificaría “una visión del patrimonio congelada en el tiempo” y se permitiría a los turistas vivir las ciudades desde una “experiencia más próxima”.