Un total de 22 años lleva la Coordinadora de Organizaciones No Gubernamentales de Cooperación al Desarrollo (ONGD) de Castilla-La Mancha trabajando con decenas de organizaciones de toda la comunidad autónoma para que la solidaridad y el voluntariado sean una herramienta inherente a la sociedad civil. Su consolidación en la región ha sobrevivido a los peores momentos de la crisis económica y a los numerosos recortes en las ayudas a la cooperación, siempre bajo el mismo objetivo: el desarrollo entre todos los pueblos, desde abajo, y que todos los seres humanos dispongan de los bienes necesarios para satisfacer sus necesidades. En Castilla-La Mancha, su trabajo nunca termina: es de las comunidades autónomas menos solidarias del país, solo por delante de Madrid y Murcia.
En su última Asamblea, la Coordinadora castellano-manchega fue muy crítica con la situación actual, por la falta de herramientas administrativas para luchar por este objetivo. También rechaza unos Presupuestos regionales, los tumbados en las Cortes por el voto en contra de PP y Podemos, que tan solo contemplaban 100.000 euros más -“simbólicos”- para esta partida. Y aunque sus representantes se reunieron con la Junta para analizar la situación, tampoco defienden la actuación del Ejecutivo de Emiliano García-Page, porque sus principales carencias siguen estando encima de la mesa, y el porcentaje destinado no pasa del 0,03% del total consolidado.
Así lo manifiesta su presidente, Braulio Freire, en una entrevista con eldiarioclm.es. “Nuestra situación es crítica, algunas organizaciones han desaparecido y otras están trabajando bajo mínimos por la carencia de recursos y de una partida presupuestaria adecuada”. Sin embargo, se desmarca de la negociación presupuestaria: “el futuro de la Coordinadora no depende de ello. No solo se trata de cuánto dinero se da, sino de cómo se diseñan las políticas de cooperación, los instrumentos que se ponen en práctica”.
Este colectivo ha insistido a la Consejería de Bienestar Social sobre la necesidad de que la Administración regional sea receptiva a un conjunto de “alegaciones y reclamos” en este sentido “en tanto que somos los principales interlocutores de la cooperación al desarrollo en Castilla-La Mancha”.
Un plan director sobre cooperación
Entre estas herramientas que demandan se encuentra la exigencia de un plan director que marque una hoja de ruta de “hasta dónde llegará la cooperación” en la presente legislatura. “Se ha avanzado en crear un grupo de trabajo para la interlocución, y lo valoramos, pero ya es momento de que la Administración avance en cosas que no se han materializado como por ejemplo, las bases de las convocatorias”.
La Coordinadora de ONGD quiere por ejemplo que sus propuestas sean más vinculantes en esas bases. No entiende que a este colectivo se le exija un consenso entre 40 organizaciones para presentar una propuesta y “luego llegue una organización a título individual al propio Consejo de Cooperación a decir cómo se deben implementar las políticas de cooperación”. “Eso nos deja una sensación de que no se tiene cuenta con prioridad nuestro posicionamiento cuando somos los principales interlocutores en el territorio”, remarca.
Tampoco tiene “nada claro” que la futura Ley del Tercer Sector que prepara el Gobierno regional vaya a servir para mejorar su situación. “Es productivo estar y participar, porque somos parte de ese sector y es una manera de materializar todo nuestro trabajo histórico, pero eso no depende de las leyes. Estamos en la Plataforma del Tercer Sector Social porque eso puede ofrecernos una vía más para la interlocución con la Administración, pero no hay ninguna señal de que esta ley nos vaya a ayudar, porque hay que ir más allá del gesto”.
Hay un “dato para la reflexión” que a Braulio Freire le parece incontestable: ese 0,03% del Presupuesto destinado a cooperación. Recuerda que el compromiso del PSOE era alcanzar un porcentaje mayor en el ecuador de la legislatura (es decir, dentro de mes y medio). “Poco hemos avanzado”, manifiesta, y deja claro que la Coordinadora no puede plantearse esas promesas “de cara a una futura reelección” del Gobierno actual porque “son compromisos para este periodo y el proceso ha sido muy lento y poco productivo para nosotros, muy lejos de nuestras necesidades. Pedíamos un 0,2% y ni eso hemos conseguido”.
En el contexto general, el presidente de la Coordinadora rechaza los argumentos que dan por hecha una salida de la crisis. Al menos de una “crisis de voluntad política que está por encima de la propia falta de recursos económicos”. Opina que mientras no se resuelva esta cuestión, continuará la falta de distribución de recursos, y muchas organizaciones, dentro y fuera de este colectivo, “seguirán compitiendo por presupuestos muy precarios”. “Diremos que la crisis económica ha terminado cuando podamos ver el resultado a pie de calle, donde están los sectores vulnerables, en una realidad concreta que hemos tocado con la mano tanto dentro como fuera de España. La pobreza hoy es un fenómeno común en el mundo entero”.
Por eso condiciona las acciones efectivas a que los grupos políticos con capacidad de acción sobre la distribución de los recursos “hagan un pacto serio contra la pobreza”. “Es más urgente que nunca. Hay que dejar atrás la manida costumbre de utilizar las necesidades de la sociedad civil como arma arrojadiza entre ellos. Hemos exigido que saquen la cooperación al desarrollo de la lucha partidista. Somos testigos de cómo un partido político que no ha hecho nada por la cooperación utiliza nuestras carencias como bandera contra el gobierno de turno. Nos resistimos a eso, pero también a que el gobierno de turno justifique con nuestras necesidades la impotencia por la falta de acuerdo con otros que desde la oposición le presionan. Todo ello impide lograr un acuerdo coherente y productivo para las necesidades más prioritarias”.
Braulio Freire realiza una última reflexión sobre la conciencia social y sobre su papel en la actualidad tras el 15M. Está convencido de que “existe, se despierta y se motiva en el día a día, en la dinámica de la participación de la sociedad civil en determinados espacios de compromiso y acción común”. Pero también opina que esos espacios se han reducido mucho y que se ha “manipulado mucho” desde “determinados grupos políticos, incluso los emergentes” el discurso de la sociedad civil, “a golpe de sensaciones y emociones”.
“Hay un desgaste que también toca a la participación desde el voluntariado pero no es realmente una expresión de la conciencia social. Hay mucha confusión por toda la manipulación del discurso político; porque no basta con tener un movimiento social sino también una referencia política que dé cuenta de sus intereses. Y hoy hay mucho desencanto con el modelo de gobierno, con las guerras partidistas, y la gente sigue a la espera de que aparezca un referente político y administrativo que respalde los intereses reales de la gente”, concluye.