Las probabilidades confirman que la temprana ola de calor de junio, con especial incidencia en Castilla-La Mancha, no será excepcional: la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) prevé que el verano en esta comunidad autónoma sea más caluroso y con menos lluvias. Se trata de una tendencia “probabilística” que viene constatada por los picos de temperaturas alcanzadas durante la primavera y especialmente en las tres primeras semanas de junio.
Esta comunidad autónoma ha alcanzado su primavera más cálida de toda la serie histórica desde 1965, con una anomalía de dos grados más de media. Por el momento, no existen previsiones largo plazo sobre precipitaciones, pero sí existe la predicción general de que “lloverá muy poco”.
La delegada de la AEMET en Castilla-La Mancha, Paloma Castro, ha realizado un balance de la primavera en la región tanto en temperaturas como en precipitaciones y riesgo de incendios. Según ha detallado, en esta comunidad autónoma se ha producido en este periodo una “anomalía” de dos grados por encima de la media en primavera, convirtiéndose, hasta la fecha, en el año más cálido de todas las series entre 1965 y 2016.
En lo relativo a las temperaturas, han sido muy superiores a sus valores normales, en comparación con el periodo de referencia desde 1981. Concretamente, y en cuanto a la media de temperaturas, la primavera ha sido “extremadamente cálida” en Cuenca y Toledo, donde destacan picos máximos de 41,2. Un ejemplo revelador ha sido también el de Molina de Aragón (Guadalajara), uno de los pueblos más fríos de España, donde la temperatura media ha sido de 11 grados cuando la normal es de 9,2.
La situación de calor extremo contrasta con precipitaciones escasas. Debido a la falta de lluvias, se han detectado zonas de sequía en Toledo, donde no se ha llegado ni a la mitad de los valores esperados, el norte de cuenca y Guadalajara. Conforme a esta variable, solo la zona sur de Ciudad Real y la sierra de Alcaraz en Albacete han presentado mejores cifras de precipitaciones.
Con los datos en la mano, la primera quincena de junio se ha caracterizado por escasas precipitaciones, y además en muy pocos minutos. Estas lluvias se han producido en los cuatro primeros días del mes, destacando las tormentas del día 4 de junio con 6,6 litros por metro cuadrado registrados en 10 minutos en Pastrana (Guadalajara), los 12,6 litros por metro cuadrado en Brihuega (Guadalajara) o los 8,6 de Almansa (Albacete).
Preguntada por la incidencia del cambio climático en este ‘verano adelantado’, la delegada de la AEMET ha explicado que la Agencia dispone de una unidad de vigilancia que trabaja en paralelo a la Oficina del Gobierno central sobre este fenómeno, y que es la que vigila en nivel de geotoneladas de CO2 permitidas al año en cada país. Desde los servicios de la AEMET realizan a su vez otros estudios con horizonte hasta 2040, donde ya se reflejan esas tendencias a la subida gradual de la temperatura media.
Este fenómeno, ha explicado, está afectando incluso a la definición que las estaciones meteorológicas realizan, de forma que se “difuminan” los márgenes para definir el verano. Sin embargo, ha dejado claro que el hecho de que las altas temperaturas se hayan adelantado no significa necesariamente que en septiembre vayan a bajar ni que el verano vaya a terminar antes. Tampoco achaca al cambio climático los “chaparrones” que acompañan a los picos de calor (“no llueve casi, pero cuando lo hace, es de manera torrencial”) y que son habituales durante el verano.
Sobre el riesgo de incendios, la AEMET realiza diariamente un mapa de índices por localidades basado en datos variables como la temperatura, la velocidad del viento o la humedad relativa, entre otros factores. Es uno de los elementos con los que trabajan los servicios de extinción para detectar los focos de mayor riesgo, sobre todo en periodos como el actual de altas temperaturas, tormentas eléctricas y mucho viento.