Al presidente de la Junta se le escapó durante la rueda de prensa que dio el miércoles para presentar la candidatura de su hasta ahora consejero de la Presidencia, Jesús Julio Carnero, al Ayuntamiento de Valladolid. En la mesa lucían sonrisas congeladas la anterior candidata y exconsejera, Pilar del Olmo, el presidente del PP de Valladolid, Conrado Íscar, Carnero y Mañueco. Se trataba de dar normalidad a una de las situaciones más anormales que se han vivido en el partido: carecer , hasta ahora, de un candidato claro para hacer frente al socialista Óscar Puente. Durante los últimos meses se barajaron varios nombres y se filtró, a medias, una encuesta en la que supuestamente Carnero era el político mejor valorado. Figuraban en ella Pilar del Olmo, Mercedes Cantalapiedra y hasta el portavoz parlamentario del PP, Raúl de la Hoz, eterno aspirante a una consejería y sempiterno ocupante de escaño autonómico.
Una “terrible reunión” en la que Carnero y Mañueco “se dijeron de todo”
Pero la decisión se retrasó hasta la mañana del miércoles. Al contrario de lo que se hizo en otras provincias, anunciar las reuniones de los comités electorales, en Valladolid se mantuvo el mutismo. La incógnita la despejaba el propio Jesús Julio Carnero, y no el PP de Valladolid, a través de Twitter, anunciando que le habían pedido que fuese el candidato y había aceptado. Mañueco reconocía en la rueda de prensa que había “una pequeña variante” en la comunicación, que se produjo “hechas las consultas pertinentes”. A la vez, añadió que todo se había desarrollado “en las últimas horas”. No mintió. Según han revelado fuentes del partido a elDiario.es, durante la mañana del pasado martes Mañueco y Carnero mantuvieron una tensa reunión en la sede de la Presidencia de la Junta. “Fue terrible, ahí se dijeron de todo”, aseguran. En ella, Mañueco forzó a su consejero a aceptar ser el candidato al Ayuntamiento de Valladolid. Era eso o nada. Tampoco ha sido la primera vez en la que se han enfrentado. Ya en 2017, en el congreso en el que se hizo presidente del PP de Castilla y León a Mañueco, Jesús Julio Carnero, que entonces era presidente de la Diputación de Valladolid, amenazó con pasarse al Grupo Mixto cuando supo que Mañueco no le metía en el comité ejecutivo del partido. El asunto se resolvió a voces en los aseos del Auditorio Miguel Delibes de Valladolid, donde se celebraba el congreso. Mañueco le había devuelto así el apoyo claro a su rival en las primarias, Antonio Silván. En 2019, Carnero tuvo que claudicar y renunciar a la Diputación de Valladolid y posteriormente a la presidencia del PP de Valladolid tras , tras una visita de “los hombres de negro”, como llaman algunos en el partido a los emisarios del entonces secretario de Organización, Teodoro García Egea. Carnero había ido en las listas de Soraya Sáenz de Santamaría y desde Génova querían 'purgar' a los contrarios. Se intentó que ningún alcalde le metiese en lista electoral, condición imprescindible para ser elegido presidente de la Diputación, y que renunciase a la presidencia del PP de Valladolid. Acabó en las listas al Ayuntamiento de Valladolid como número 3 y fue elegido presidente de la Diputación. Las presiones de los hombres de García Egea no surtían efecto, así que la dirección nacional exigió a Mañueco lo hiciese consejero. De ese modo, renunciaba a la Diputación y además, por ese nombramiento como consejero se generaba la incompatibilidad para presidir el partido.
El control del PP de Valladolid
La imposición no sólo resuelve la papeleta para las elecciones municipales, tiene un trasfondo de estrategia política, que es neutralizar a Carnero. El consejero de la Presidencia se estaba perfilando como un recambio perfecto para Mañueco. De talante más moderado, Jesús Julio Carnero no aceptaba dócilmente las exigencias del socio de gobierno. Prueba de ello es la lentitud, de la que se ha quejado Vox, en la tramitación de la futura “normativa de concordia” con la que se pretende derogar el decreto de Memoria Histórica. Pero además, desde el Partido Popular aseguran que Carnero había puesto en marcha una operación para echar al presidente del Partido Popular de Valladolid, Conrado Íscar. Aunque por estatutos un consejero no puede presidirlo, trataba de controlarlo. No sin motivos. Íscar ha diluido el PP provincial, que se mueve según las veleidades de los que fueron acólitos de Teodoro García Egea. Así, llegó al final del verano con una debacle interna importante: Pilar del Olmo se había cansado de enfrentarse como oposición a Puente en el Ayuntamiento, y de esquivar las balas de su propio partido. El presidente del PP de Valladolid se vio sin alternativas claras a Del Olmo y las que que llevó a Génova fueron rechazadas. La cuerda se tensó aún más cuando intentó fichar a un candidato independiente, el abogado Javier Garicano, y el movimiento se filtró a un diario local. El equipo de Mañueco está convencido de que esa filtración fue cosa del entorno de Carnero para desactivar al foráneo, cosa que ocurrió.
“He recogido el sentir de la dirección provincial, de los militantes y de los simpatizantes. Era un sentir de la sociedad civil de Valladolid y no diría que era de lo que se hablaba en el metro - en Valladolid no hay- pero sí en determinados foros y todos eran coincidentes con este planteamiento que se ha resuelto en las últimas horas”, explicaba Mañueco en la rueda de prensa. Mañueco lamentaba la pérdida de un “colaborador” para añadir que era además “amigo” y esbozar un abrazo al que Carnero apenas reaccionó. “Gracias por lo que has hecho, por dar este paso adelante y enhorabuena por asumir esta responsabilidad”, le decía.
Carnero, no demasiado exultante, explicó que aceptó ser el candidato porque se lo pidió Mañueco, se lo pidió el presidente provincial y “por supuesto el presidente nacional”. “Soy un hombre de partido y siempre he cumplido en política con el ”ni pedir ni rehusar de Calderón de la Barca“, afirmaba, ”siempre he ido en esa senda“, añadía. De su futuro inmediato poco se sabe. Según él puede permanecer como consejero hasta el mismo momento en que recoja el acta de concejal tras las elecciones del 26 de mayo. Mañueco se limitó a señalar que la decisión de sustituir antes o después a Carnero dependería ”del interés general“. La jugada, según fuentes del PP, es maestra: ”se quita de encima a quien le hace sombra, le responsabiliza del resultado si pierde, y queda bloqueado políticamente“, comentan.