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El “abuso” de los proyectos eólicos en Castilla y León que no frenan la despoblación: “Nos están echando de los pueblos”

Un municipio de Burgos, con los parques eólicos, en una imagen de archivo.

Alba Camazón

12 de junio de 2021 06:55 h

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Repetido casi como un mantra: que el parque eólico traerá gente a los pueblos, que llevará dinero. 20 años después de que se instalaran los primeros parques eólicos en Castilla y León, esos municipios no han notado un incremento en su población. “Te colocan la chatarra, se van y te dan mala propina. Y los habitantes de la comarca se tienen que aguantar”, lamenta el portavoz de la Mesa Eólica Merindades de Burgos, Carlos Palma, quien asegura que la despoblación ha crecido “muchísimo” en los municipios con parques eólicos. “Nos están echando de los pueblos”, agrega la portavoz de la plataforma Rural Sostenible, Susana Dávila. Ambos apuestan por iniciativas económicas compatibles con el medio ambiente, la biodiversidad y el patrimonio natural.

Castilla y León tiene más de 200 parques eólicos repartidos por toda su geografía, que prometen multiplicarse en los próximos años si prosperan todos los proyectos que están en trámite. “Se aprueban atropelladamente, como la conquista del oeste, Hace 20 años fue así y ahora es lo mismo, pese a todo el abuso y corrupción”, apunta el portavoz de la Mesa Eólica Merindades de Burgos, Carlos Palma.

Miles de castellanos y leoneses se organizan a través de plataformas y asociaciones para intentar frenar esta 'fiebre' de las eólicas que vuelve a Castilla y León, terreno ya conquistado hace décadas. Varias plataformas han recaudado más de 49.000 euros para financiar la defensa jurídica frente a estas iniciativas. Los 262 parques eólicos en funcionamiento suman 4.542 aerogeneradores, con una potencia total de 6.268 megavatios, según los datos de Transparencia de la Junta de Castilla y León. Esta energía sería suficiente para abastecer casi ocho millones de viviendas.

“Hace 20 años, tuvimos muy poca conexión social, la sensibilidad era muy pequeña. Ahora, la sociedad es más consciente del problema medioambiental y social que han producido ese modelo”, critica el portavoz de Bierzo Aire Limpio, Luis Fernández. En Zamora, este sábado se concentrarán varias asociaciones de toda la provincia para protestar por la proliferación de proyectos eólicos.

A menos de un kilómetro de casa

En la comarca de Sayago, se está planificando un macroproyecto eólico de 66 aerogeneradores de 246 metros de altura en una zona declarada Reserva de la Biosfera. “Son proyectos megalíticos muy cerca de las casas. Hay gente que tendrá un trasto de estos a menos de un kilómetro de su casa”, reprocha el portavoz de Otra vez no en Sayago, Delfín Martín, que rechaza “cualquier proyecto” que no sea sostenible y “que no traiga población”. “No requieren mantenimiento. Los que vienen a montarlos [los aerogeneradores] desaparecen y estamos los que estábamos menos los que salen huyendo y los que no comprarán una vivienda”, protesta.

Además del impacto que tienen estos proyectos eólicos sobre la biodiversidad y el patrimonio natural, también puede afectar directamente a iniciativas económicas. Es el caso de Paleolítico Vivo, una iniciativa de Burgos sobre el fomento y la conservación de la naturaleza vinculada a un proyecto de reintroducción de bisontes y caballos en peligro de extinción en el entorno de Atapuerca. Estefanía Muro es la coordinadora de actividades y responsable de Fauna y lo tiene claro: si los macroproyectos de Juarros salen adelante, ellos se marchan.

“Hay cosas que son incompatibles. Nosotros tendríamos que cambiar de sitio, lo tenemos muy claro. Aquí trabajan diez personas, la cantina de Salgüero vive de nuestros visitantes y el año pasado abrieron una casa rural”, explica. Muro ve “inviable” mantener la reserva de bisontes y caballos de Przewalski, entre otros animales prehistóricos si el valle está rodeado de aerogeneradores, como está previsto. “Tenemos 30 kilómetros limpios en la sierra de la Demanda. Esto no nos pertenece a nosotros, si no a nuestros hijos. Aquí venían a cazar en la prehistoria y ahora el ruido va a invadir la vida de estas personas y la sintonía del medio”, lamenta.

El caso de Paleolítico Vivo no es el único, como tampoco es el del observatorio de Sobradillo de Palomares, en Sayago (Zamora). Javier Domínguez es astrofísico y lo utiliza para investigar y da talleres de divulgación científica. La contaminación lumínica provocada por el parque eólico de 66 aerogeneradores también le afectará. “Los destellos blancos son súper potentes y afectan muchísimo a la observación en ciertas orientaciones del telescopio y a la observación a simple vista, porque la pupila se cierra. Esto afectará a las visitas que reciba y a la investigación”, lamenta Domínguez.

Planificación de parques eólicos y desarrollo sostenible

Estas plataformas y organizaciones apuestan por una planificación para autorizar los parques eólicos y la búsqueda de iniciativas de desarrollo sostenible, como el turismo de naturaleza. “Si de verdad hay un futuro, pasa por el ecoturismo, la ganadería extensiva, la producción de calidad, la artesanía... lo que hay que hacer es ponerlo en valor y desarrollarlo”, sostiene Delfín Martín.

En la misma línea se pronuncia el portavoz de la Mesa Eólica de Merindades, una de las zonas con más parques eólicos: “Esto va a poner en jaque la biodiversidad y el patrimonio natural. Son unas máquinas monstruosas que derivan en la depreciación de todos los valores, tanto las viviendas como los negocios”. Burgos es la provincia con mayor potencial eléctrico por su altitud y orografía: tiene 80 parques eólicos en funcionamiento y solo desde 2019 han entrado otros 19 proyectos, que están en trámite. “La masificación de Burgos es... no es posible más abuso”, protesta.

Susana Dávila no comprende por qué se permite “destrozar” el medio ambiente “para dar beneficio a otras empresas” cuando la economía local “va en otro sentido”. “Por mucho que se hable de despoblación, aquí vivimos muchas personas que apostamos por el presente y futuro de estas zonas”, apunta la portavoz de Rural Sostenible, que defiende las “marcas de calidad” de El Bierzo Oeste: la cereza, la castaña, la manzana, la apicultura, el Camino de Santiago... “Aquí las tradiciones se han mantenido, se vive del campo. La gente ve que destrozas su modo de vida y la recompensa no compensa”, comenta.

“El modelo centralizado envía la energía a lugares lejanos a través de las líneas de alta tensión. Los aerogeneradores y los tendidos son peligroso para la avifauna y no generan puestos de trabajo”. Santiago Álvarez, de Segovia Por el Clima, defiende un modelo de autoconsumo de la energía producida en los municipios que sí pueda frenar la despoblación.

Ecologistas en Acción ha fijado su posición tras un intenso debate entre los asociados. “Somos productores de energía, pero esto no se traduce en una dinámica poblacional ni en un desarrollo de las comarcas”, protesta Alberto Fuentes, de Ecologistas en Acción en Palencia. Fuentes lamenta que no haya “ningún tipo de planificación”. “Proyecto que entra, proyecto que dicen que sí”, afea.

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