“No sé cuál es la fórmula, pero nos están arruinando”. Pablo tiene 300 vacas en Extremadura y 200 en Salamanca. Ramón también tiene vacas en la dehesa salmantina y recuerda que la primera vez que le detectaron un positivo en tuberculosis bovina. “Es un problemón, es como si se te hubiera caído el mundo encima”, explica. Esta semana cientos de ganaderos llevaron su protesta frente al edificio de la Junta de Castilla y León en Salamanca en un acto que acabó con disturbios. El sentir de los ganaderos consultados es el de su problema, la crisis de la tuberculosis bovina, se ha politizado.
Tienen críticas para todos los partidos. Para el PP, que no ha resuelto el problema en las décadas que lleva gobernando en Castilla y León; para Vox, que promete algo que no puede cumplir, generando frustración, y para el Ministerio de Agricultura, cuya medida de inmovilizar el ganado consideran extralimitada. Una medida adoptada para neutralizar la polémica resolución de la Junta que relajaba controles a la tuberculosis.
El lunes pasado, los congregados ante la sede de la Junta en Salamanca pedían la dimisión de uno de los funcionarios jefe de Sanidad Animal porque consideran que los protocolos son más estrictos que en otras comunidades autónomas y que no quieren modificar normas dentro de la legalidad. Lo hicieron poco antes de que la Justicia suspendiera la modificación de los criterios sobre la tuberculosis aprobados por la consejería de Agricultura en manos de Vox y tras prohibir la movilidad de las reses el Ministerio por incumplimiento de la ley.
Los ganaderos también reclaman la calidad de la carne de unas vacas que pastan en extensivo, un medio de vida por el que cada vez optan menos personas. “Se ha transmitido que va haber carne tuberculosa y no es verdad”, rechazan. Por si acaso, aclaran la situación: las vacas que dan positivo en tuberculosis son sacrificadas e incineradas. Los ganaderos cobran una indemnización, pero la consideran muy baja. Rocío recuerda que hace tres años le notificaron el positivo en uno de sus animales: “Era un novillo de dos mil euros y me pagaron 426”.
Si se sacrifican otras vacas por riesgo de contagio y están sanas, estas sí pasan al lineal comercial porque la carne está en buen estado y no supone un riesgo para la Salud Pública. Aun así, los ganaderos cobran menos por los terneros de lo que habrían cobrado en condiciones normales. Pablo pone un ejemplo: un ternero de 220 kilos, de primera calidad, hace años lo podías vender por 3,20 euros el kilo. Pero si ha estado en contacto con positivos, el precio baja hasta 2,85 euros el kilo.
“La gente no lo puede soportar”
Rocío estuvo en la concentración de Salamanca que terminó con un intento de asalto y se saldó con 12 heridos (11 policías y un ganadero) y un detenido. “La gente se desespera porque económicamente no lo puede soportar. Es una injusticia”, asegura esta ganadera salmantina. La asociación convocante ha condenado los actos violentos.
Jesús es ganadero trashumante de Ávila. El año pasado tuvo algunas vacas que dieron positivo en tuberculosis en el cultivo del matadero. “No pude sacarlas de la finca de Extremadura. Pero me han hecho tres saneamientos más y no ha habido ningún otro positivo”, explica. Un año después, tiene que someterse a dos saneamientos al año en lugar de uno como el resto de ganaderos a pesar de que las vacas han dado negativo en las pruebas en piel y en otras, denominadas gamma interferón. “¿Por qué no recupero la tarjeta verde?”, reclama en referencia al documento se certifica a la explotación como libre de tuberculosis bovina.
El coordinador de la Alianza UPA-COAG de Castilla y León, Aurelio González, ejemplifica cómo es el protocolo: “En Zamora la prevalencia es del 0,08%. Si a un ganadero le sale un positivo en piel y en el matadero no se ven lesiones en el animal, se sacrifica y al día siguiente el ganadero tiene la carta verde. Pero si pasa en la Fuente de San Esteban (Salamanca, donde la prevalencia supera el 4%), a lo mejor el ganadero necesita un año o año y medio hasta que recupera la certificación. Y eso lleva a la ruina”, explica González.
Ramón Guarido, presidente de la asociación ganadera 19 de abril, explica que los ganaderos de Castilla y León tienen “más presión” pero las prevalencias son inferiores a otras como Extremadura, Andalucía y Castilla-La Mancha. “La actuación sanitaria no es un problema, lo es la burocracia y las restricciones de movimientos”, protesta Pablo, quien considera que los protocolos actuales “no sirven” como sistema de erradicación de la tuberculosis y son “regulares” como sistema de control. “Te bloquean toda la explotación y pierdes la viabilidad”, lamenta Guarido.
Los ganaderos consideran que la prueba en piel es subjetiva
“Algunos positivos son de libro, son impepinables, pero otros... podrían venir 15 veterinarios y cada uno diría algo distinto”, apunta Pablo. Los ganaderos consideran que la prueba en piel es subjetiva, y en el matadero hay ocasiones en las que luego resultó ser un falso positivo.
“No es como el análisis en sangre”, apunta Pablo. Rocío plantea que se realicen pruebas también de tuberculosis aviar por si se puede cribar de esta manera. “También hay que controlar la fauna silvestre”, reclama. Hay decenas de animales que conviven con la cabaña bovina y que tienen tuberculosis. Hay que controlar eso también“, pide Rocío.
“La dehesa es un sistema de biodiversidad tremendo. Y nuestro sistema, extensivo, es incompatible con la erradicación de la enfermedad”, asevera Guarido. “Nos avasallan con un sistema de erradicación que no es viable”, critica el portavoz de Unión por la Ganadería, que pide cumplir la Ley.
Rocío destaca que la ganadería en Salamanca es diferente de la otras zonas libres de infección, como Galicia. “Allí son minifundios, explotaciones muy pequeñas y las vacas pasan mucho tiempo estabuladas en una nave”, explica. “En Salamanca y más al sur son extensiones de terreno muy grandes: conviven con tejones, ciervos, corzos, ovejas, cabras”, contrapone.
Unos terneros por los que cobran menos e indemnizaciones insuficientes
Otra de las quejas que tienen los ganaderos es cómo les perjudican los cebaderos 'no calificados'. “Los dueños de los cebaderos abusan y les bajan el precio a las explotaciones que tienen positivos”, explica Aurelio González. Cuando los ganaderos envían al cebadero a sus terneros sanos pero que han estado en contacto con vacas positivas en tuberculosis, cobran menos.
En algún escalón se está beneficiando alguien. ¿El supermercado lo paga más barato? ¿Y el consumidor?
“Me gustaría preguntar a los comercializadores de carne, a los grandes supermercados, si ellos pagan más o menos dinero por los filetes, porque hablamos de terneros completamente sanos. En algún escalón se está beneficiando alguien. ¿El supermercado lo paga más barato? ¿Y el consumidor?”, se pregunta este ganadero extremeño.
Esta misma semana han salido las bases de las ayudas para la reposición de animales tras su sacrificio. El importe máximo oscila entre 25 euros por una oveja de aptitud cárnica o 450 por una vaca lechera de entre 24 meses y 5 años. “30 euros es lo que me vale un saco de pienso. ¿Qué hago con eso?”, se pregunta Rocío.
El protocolo de la tuberculosis se ha “politizado”
Los ganaderos consultados por este diario lamentan que el protocolo de la tuberculosis se haya “politizado”. “La Junta de Castilla y León se ha enfrentado políticamente con el Ministerio de Agricultura y a Europa. Y el Ministerio ha limitado la movilidad, ha ido más allá. Ya por fin las cosas están como antes del 15 de mayo”, reflexiona el coordinador de UPA-Coag.
“Esto se ha convertido en una enfermedad político-económica”, agrega Guarido, uno de los portavoces de Unión por la Ganadería, el conglomerado de asociaciones profesionales que está detrás de las movilizaciones. “No porque haya habido un acercamiento ya hay un problema de Salud Pública. Tenemos que buscar soluciones”, insta Ramón Guarido.
Rocío asegura que ahora mismo su voto está “huérfano”. “No puedo votar a tanta incompetencia junta”, reprocha esta ganadera, que ve cómo el PP no ha solucionado el problema tras 40 años en la Junta de Castilla y León y cómo Vox promete algo que no puede cumplir. “Se tiran unos a otros de los pelos y los ganaderos estamos igual”, afea.