Aviso contundente ante los empresarios del president de la Generalitat, Pere Aragonès, sobre el caso de espionaje a dirigentes independentistas. “La gestión del caso Pegasus que hace el presidente Pedro Sánchez está dinamitando la vía del diálogo”, ha advertido Aragonès, que sin embargo no ha querido cerrar del todo la puerta a la negociación con el Ejecutivo.
La reunión anual del Cercle d'Economia, 'lobby' barcelonés de empresarios, llega en plena crisis por el espionaje de Pegasus a líderes independentistas y al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y a la ministra de Defensa, Margarita Robles. Aragonès ha sido el encargado de abrir el encuentro, y Sánchez lo cerrará el viernes. Este jueves el rey Felipe VI también asistirá al evento.
El espionaje político ha dejado en un segundo plano la llamada del Cercle al pragmatismo y a los pactos de Estado ante el nuboso escenario económico que dibuja la guerra en Ucrania. El presidente de la entidad, Javier Faus, ha orillado cualquier mención al caso Pegasus en su discurso inaugural y ha instado a Aragonès a que lidere “la Catalunya del sí” y a volver a ser la locomotora económica del Estado.
Aragonès en cambio ha optado por empezar su discurso huyendo de la cuestión económica y enfocando directamente hacia el caso Pegasus. Ante unos empresarios que rehúyen la vía unilateral y reclaman acuerdos políticos, Aragonès se ha reivindicado como el president que ha abierto “una etapa de diálogo y negociación”. “Hay dos partes que tienen que entenderse, dialogar y llegar a acuerdos”, ha defendido.
A juicio del president, el espionaje y, en especial, la gestión del Ejecutivo central del escándalo, pueden embarrar el clima de diálogo y “cambiar el rumbo” de la negociación. “Lo digo con un punto de decepción y preocupación, y con el dolor de quien ha apostado por la vía del diálogo”, ha recalcado Aragonès.
Aunque ha querido subrayar la gravedad de la situación, el president no ha querido dar completamente por rota la relación entre la Generalitat y el Ejecutivo central, y ha confiado en un cambio de rumbo en el abordaje de la crisis por parte del Gobierno para generar “un punto de inflexión” y “reconstruir la confianza mínima para retomar el proceso de negociación”. Para ello ha retado a Sánchez a demostrar que su voluntad para esclarecer el espionaje es “real”: “Si Sánchez se cree el diálogo, hay que depurar y asumir responsabilidades”.
Al contrario de lo manifestado en las últimas semanas, Aragonès ha evitado durante su intervención pedir una reunión al máximo nivel con Sánchez. Con todo, ambos presidentes coincidirán el viernes en la clausura de las jornadas del Cercle, ya que Aragonès ha aceptado la invitación de Faus para asistir al último día de las jornadas, que cerrará Sánchez y donde se premiará a la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyen.
La intervención de Aragonès se ha dividido entre su discurso inicial y el turno de preguntas de los asociados del Cercle. Faus ha preguntado al president si el 'no' de ERC al decreto anticrisis del pasado jueves se repetirá en el resto de proyectos de la legislatura. Aragonès no se ha mostrado rotundo y ha dicho que los republicanos analizarán “caso por caso” qué votan, pero ha insistido en que en buena medida dependerá de cómo aborda el Gobierno la crisis de Pegasus: “No podemos ser malos para ser espiados pero buenos para votarlo todo”.
No ha escondido el president su “frustración” porque el espionaje ha desbaratado el clima de negociación entre Ejecutivos. Y ha dejado en el aire del salón del hotel W de Barcelona una pregunta sin respuesta: “¿Al otro lado hay el mismo compromiso para el diálogo?”. Sánchez tendrá la oportunidad de contestar este viernes.
La ampliación del aeropuerto, prioridad del Cercle
En materia económica, Faus no ha escondido que la ampliación del aeropuerto del Prat, aparcada tras el desencuentro entre Generalitat y Gobierno, es una prioridad para el Cercle. “Se trata de estar conectados o no con América y Asia”, ha dicho Faus, que ha reconocido las “complejidades medioambientales” de la ampliación pero ha reclamado a Aragonès volver a la negociación con el Gobierno para ampliar la infraestructura.
Faus no ha encontrado una respuesta clara de Aragonès sobre la ampliación del aeropuerto, sino más bien escéptica. El president ha criticado los “plazos que parecen ultimátums” que, a su juicio, puso el Gobierno en las conversaciones con la Generalitat, y ha insistido en que además del medio ambiente la negociación debe abordar “una gestión descentralizada del Aeropuerto, no exclusiva de la Generalitat sino compartida con el Área Metropolitana de Barcelona y agentes sociales”.
Por lo demás, Faus ha expuesto a Aragonès la receta económica y política que desde hace años predican las élites barcelonesas: colaboración público-privada, eliminación de “trabas” administrativas, seguridad jurídica ante aventuras unilaterales, estabilidad política, “pragmatismo” y “cooperación franca” entre administraciones. Sin hablar explícitamente de bajadas de impuestos, Faus ha abogado por una “fiscalidad más competitiva”.
Lejos de soluciones liberales, Aragonès ha abogado en cambio por un aumento del salario mínimo y un pacto de rentas entre los agentes sociales. El president también se ha marcado como “prioridad” acabar con la espiral de la inflación, provocada por el aumento del precio de la energía como consecuencia de la guerra de Ucrania, y ha mantenido la fecha de 2030 como el año de referencia para el cierre de las centrales nucleares.