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Un mapa de asociaciones que reclaman solidaridad: 3.000 entidades al alcance de la mano

La Mesa de entidades del Tercer Sector Social de Cataluña ha puesto en marcha un mapa que permite localizar, a través de Internet, las referencias y necesidades de cerca de 3.000 asociaciones y servicios que trabajan en este ámbito. Este mapa permite que el usuario haga búsquedas para encontrar las entidades según el municipio, la comarca, el colectivo atendido o el ámbito de intervención. Estas entidades ayudan a personas mayores, niños o personas con discapacidad y facilitan la búsqueda de trabajo, vivienda o ayuda alimentaria, entre otros servicios.

La puesta en marcha de este portal se ha hecho en el marco de la campaña “Tú formas parte de la solución”, que pretende atraer al campo del voluntariado social al máximo posible de ciudadanos. La voluntad es ampliar hasta las 6.800 entidades del tercer sector la oferta de este Mapa. La Mesa está formada por 32 federaciones y organizaciones que agrupan unas 4.000 ONG sociales.

Contrariamente a la imagen que se suele tener, Cataluña no es líder en el voluntariado social. Al menos, a nivel de la Unión Europea. Sólo un 17% de los catalanes se implican en actividades solidarias de forma altruista, mientras que en Dinamarca lo hacen casi una de cada dos personas. En los Países Bajos, este porcentaje es del 42%, mientras que en Bélgica es del 32% y en Italia, del 24%. Con todo, hay unos 300.000 catalanes y catalanas que trabajan desinteresadamente en actividades sociales.

Àngels Guiteras, presidenta de la Mesa, asegura que “los catalanes somos muy solidarios pero todavía tenemos mucho camino por recorrer para alcanzar los niveles de voluntariado de los países que tenemos por delante”. Guiteras destaca que este mapa puede facilitar que muchas personas que quieran realizar tareas voluntarias descubran que tienen entidades cercanas donde pueden llevarlas a cabo.

La presidenta de la Mesa considera que la crisis hace “más necesaria que nunca” la labor de los voluntarios y no considera que las entidades asuman tareas que corresponderían a las administraciones públicas: “Una cosa no quita la otra. Las administraciones no pueden eludir su papel pero no pueden hacerlo todo sólas. Debemos empujar todos en la misma dirección”.

El abanico de personas atendidas por las entidades que aceptan voluntarios es muy amplio: parados, mujeres, LGTBI, drogodependientes, personas mayores, niños, jóvenes, enfermos físicos y psíquicos, recién llegados, personas con discapacidad, pobres y excluidos sociales o reclusos. Y los ámbitos de intervención también son numerosos: ayudas económicas, alimentación, ambiental, asesoramiento legal, atención en centros de día, domiciliaria, psicosocial, residencial, cooperación internacional, cultural, derecho a la vivienda, derechos humanos, educación en el ocio y el deporte, formación y educación formal, inserción laboral y trabajo vecinal y comunitario.

El Mapa también acoge las propuestas de Servicio Comunitario para alumnos de tercero o cuarto curso de ESO y de Aprendizaje y trabajos de Fin de Grado o Máster para universitarios.

La variedad de trabajos voluntarios que se pueden realizar es enorme. Pueden participar desde informáticos a periodistas o técnicos de sonido, de profesores de idiomas a creativos, de orientadores laborales a acompañantes de niños o personas ciegas, de familias acogedoras a maestros de apoyo escolar, de sanitarios a monitores de colonias, de terapeutas a tutores de discapacitados,...

Àngels Guiteras percibe que antes el perfil del voluntariado era más femenino pero que cada vez hay más hombres que se incorporan. Y, aunque detecta que muchos parados realizan tareas de voluntariado para sentirse útiles, es necesario promover una “cultura de la solidaridad compatible con la actividad laboral”.

A las personas que quieran hacer aportaciones a las entidades sociales que lo piden no les faltarán opciones. El debate que siempre abre esta cuestión es porque quedan tantas tareas por cubrir en una sociedad con unas tasas de paro tan elevadas y tantos puestos de trabajo precarios. “Las necesidades sociales crecen y el voluntariado también”, concluye Guiteras.