Cada día a las 20:00 y tras repicar las campanas a rebato, en la localidad catalana de Vic (44.000 habitantes) la megafonía municipal repite en la Plaça Major el siguiente mensaje en catalán: “No normalicemos la situación de excepcionalidad y urgencia nacional. Recordemos cada día que hay presos políticos y exiliados. No nos desviemos de nuestro camino: la independencia de Catalunya”. El toque a rebato (toc de sometent, en catalán) se emplea en los pueblos para movilizar a los vecinos ante una amenaza, como en el caso de incendios, inundaciones o en situaciones bélicas, tales como bombardeos.
El mensaje lleva varios días emitiéndose (al menos desde el 25 de agosto) y, según informa La Vanguardia, su contenido ha sido pactado por el Ayuntamiento, la Assemblea Nacional Catalana (ANC), Òmnium Cultural y los llamados Comitès de Defensa de la República (CDR).
La alcaldesa de Vic es Anna Erra i Solà (PDeCAT). Este jueves, la delegada del Gobierno central, Teresa Cunillera, le ha recordado que el Ayuntamiento “tiene la obligación de gobernar para todos”. “Cuando uno reclama democracia y pone un cartel pidiendo democracia, tiene que saber que eso es justamente, que todo el mundo se pueda expresar libremente. Cuando nos faltamos al respeto nada puede ser positivo y de faltarnos al respeto pueden nacer la posibilidad de la confrontación a la que debemos oponernos todos, todas las administraciones y no sólo las del Estado. Hemos de procurar que cualquier ciudadano, piense lo que piense y hable como hable tenga derecho a expresarse”, ha señalado Cunillera en declaraciones a La Sexta.
El grupo municipal Vic per a Tots (candidatura conjunta de ICV y Podemos) ha reaccionado a través de la red social Twitter con el siguiente mensaje: “En Vic no tenemos una situación de asedio o emergencia nacional como para llamar diariamente a rebato. Quien quiera, puede solidarizarse con los presos y en el Ayuntamiento lo hemos hecho reiteradamente. Pedimos que se aplique el sentido común y se retiré el toque a rebato y el mensaje que se emite a las 20h”.
El pasado 22 de julio un coche arremetió las cruces amarillas (2.500, en total) colocadas en la misma Plaça Major en la que ahora todos los vecinos escuchan cada día el citado mensaje independentista.