El acto celebrado en plaza Catalunya, centrado en la música y la poesía, ha dado protagonismo a las víctimas evitando los discursos políticos.
El Ayuntamiento de Barcelona había dispuesto una ceremonia con poco peso institucional para dejar de lado las desaveniencias políticas y centrar la atención en las víctimas, y de paso sortear posibles pitadas o manifestaciones contra el rey. Las iniciales protestas contra la presencia del monarca no se han replicado a la llegada de Felipe VI, que ha sido finalmente aplaudido por parte del público.
Barcelona se ha reivindicado este viernes, cuando se cumple un año de los atentados en la Rambla y Cambrils que dejaron 16 víctimas mortales y más de 150 heridos, como una ciudad de profundas convicciones pacifistas. El acto de conmemoración ha sido conducido por la periodista Gemma Nierga y, a través de números musicales y recital de poesía, ha loado la empatía y la convivencia entre iguales mientras recordaba a las víctimas.
El acto, diseñado al milímetro para evitar que la política acaparase el foco de atención, ha comenzado con una ofrenda floral en el centro de la Rambla, realizada por los familiares de las víctimas y un grupo reducido de autoridades. Tras esto, políticos y familiares se han desplazado en autobuses hasta la plaza de Catalunya, donde se han encontrado con el resto de autoridades. Entre ellas, además del rey Felipe VI y la reina Letizia, se encontraba el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el president de la Generalitat, Quim Torra, la alcaldesa Ada Colau o los presidentes de los parlamentos español y catalán.
Las iniciales protestas contra la presencia del rey, que se han dejado ver en varias pancartas colgadas de edificios entre la Rambla y la plaza, no se han llegado a sentir a la llegada de Felipe VI al recinto del acto. El monarca, de hecho, ha sido finalmente aplaudido y vitoreado por una parte del público. Tanto a su llegada como en el momento de su salida, el jefe de Estado ha saludado con normalidad institucional a las autoridades del Govern; también a Laura Masvidal, mujer del exconseller de Interior en prisión preventiva Quim Forn, que ha acompañado a las autoridades catalanas desde la ofrenda floral.
El homenaje ha sido sobrio, muy diferente de la imagen de espontaneidad que se vivió justo hace un año, cuando la gente acuñó el lema de “no tinc por” [no tengo miedo] que se convirtió en el grito de rechazo a los atentados. En el primer aniversario, en cambio, este grito apenas se ha dejado oír, como tampoco ninguna manifestación del público.
“Ha pasado un año de aquel día terrible. Hemos celebrado este acto para mirarnos, preguntarnos cómo estamos desde entonces. Esta ciudad os acoge. Queremos la paz pero no queremos la indiferencia”, ha resumido Nierga a modo de conclusión. El acto ha sido parco en palabras, en parte por la diversidad lingüística de las víctimas. Para remarcar esta circunstancia, los versos de John Donne han sido leídos en las ocho lenguas de las personas fallecidas en los atentados.
Acabado el acto institucional y una vez se ha abierto la zona de la Rambla en la confluencia con Sant Pau, la gente ha tomado el bulevar y ha llenado de flores el pavimento de Joan Miró, celebrando su propia ofrenda floral que ya había comenzado el mismo jueves por la tarde.