El Espacio del Inmigrante, que se encontraba bajo amenaza de desalojo este miércoles, podrá respirar este verano. Según han confirmado fuentes municipales, el Ayuntamiento ha mediado para que, debido a la situación de vulnerabilidad de algunas familias que viven, el desalojo se pueda aplazar 45 días. Esto garantiza al espacio hasta final de agosto en el edificio que ocupan actualmente en el barrio del Raval. Desde el colectivo aseguran que esto no es una solución al problema pero sí les da más margen de maniobra.
Creado en 2013 como respuesta a la ley de asistencia sociosanitaria impulsada por el gobierno del Partido Popular, que excluía los migrantes en situación irregular del sistema sanitario, el Espacio es un punto de encuentro, debate y colaboración “entre y para la población migrante”, fuertemente arraigado en el barrio del Raval.
Se trata de una iniciativa que nació para atender las necesidades más básicas de las personas en situación irregular en Barcelona pero también, explican, para “romper con el relato paternalista y criminalizador” asociado a los migrantes. Así, el objetivo del Espacio es que estas personas pasen a ser un “sujeto político, en vez de un objeto de políticas públicas”, según ellos mismos afirman. Esta voluntad, dicen, no interesa a las élites políticas y económicas: “En este país la justicia tiene un color y un precio. Nosotros no tenemos ni el color ni el dinero para pagarla”.
En los días previos a la fecha prevista de desalojo, el Espacio del Inmigrante ha organizado unas Jornadas de Resistencia. Se han llevado a cabo todo tipo de actividades: desde proyecciones de documentales hasta charlas sobre temas que afectan directamente a la población migrante, pasando por una retrospectiva del trabajo hecho en el espacio, que ha acogido proyectos como ahora el Sindicato Popular de Vendedores Ambulantes.