Si el jueves pasado preguntaron a todos los partidos políticos del Ayuntamiento de Barcelona, este sábado los barrios afectados por el turismo han vuelto a la calle. Unos 800 vecinos de diferentes barrios, con el cañón de la Barceloneta encabezando la marcha, se han manifestado en contra del turismo masivo desde la Sagrada Familia, icono turístico y dolor de cabeza vecinal por excelencia, hasta delante del edificio de la antigua Henkel, donde está proyectado un gran hotel que los vecinos quieren detener. Estaban convocados por la Asamblea de Barrios por un Turismo Sostenible (ABTS).
La manifestación ha servido a los barrios para conjurarse para actuar a la una en el proceso de redacción del nuevo plan especial de alojamientos turísticos, que encara su recta final. El objetivo del gobierno de Ada Colau cuando presentó el proceso participativo era que en el mes de marzo se pudiera hacer la aprobación inicial. Al final de la manifestación, Joan Itxaso, de la Asociación de Vecinos de la Sagrada Familia, ha reclamado que el Ayuntamiento defina cómo debe ser el turismo en Barcelona “junto a los barrios, y no junto los empresarios”.
Desde la plataforma Gràcia On Vas, Paula Martí ha recordado una de las principales reivindicaciones vecinales: el decrecimiento turístico, que pasa por que “no se abra ningun hotel más”. En la Barceloneta, los apartamentos turísticos siguen provocando malestar entre los vecinos. “Nosotros estamos por la abolición de todos los pisos turísticos, los legales y los ilegales”, ha explicado Mai Casas, una vecina del barrio.
Itxaso y el resto de miembros de la Asamblea de Barrios por un Turismo Sostenible han hecho los parlamentos finales ante uno de los exponentes de las reivindicaciones vecinales: el edificio de la Henkel, que fruto de un silencio administrativo otorgado durante el mandato de Xavier Trias, acogerá, si no cambian mucho las cosas, un hotel de 180 habitaciones promovido por el fondo de inversión Meridia Capital, propiedad del ex directivo del FC Barcelona Javier Faus.
Para el vecindario de la Sagrada Familia y del Camp d'en Grassot, un hotel de estas dimensiones en la Henkel supondría dar el toque final a la convivencia en el barrio, ya bastante deteriorada por la cantidad de turistas que atrae el templo, la histórica falta de equipamientos y la sustitución del comercio de proximidad para tiendas de souvenirs y comida rápida por los turistas.
“No nos manifestamos contra los turistas que visitan Barcelona, sino contra un modelo desbocado, los empresarios, los lobbies y los fondos buitres que sólo buscan especular”, ha afirmado Itxaso. Al igual que el pasado jueves, Itxaso ha recordado que la Sagrada Familia se está construyendo sin licencia de obras y ha añadido que el templo no paga los impuestos que le tocan. Al final de la manifestación se ha colgado una pancarta en el edificio de la Henkel con el lema 'Basta Hoteles'.