Colau rebaja el plan de quitar espacio al coche durante la pandemia y enciende a los peatones y ciclistas
No todo el espacio que los peatones y los ciclistas de Barcelona han ganado al coche durante la epidemia se va a mantener. Finalizado el estado de alarma, el Ayuntamiento está revisando las distintas medidas del plan, desde más carriles bici a cortes de calle en fin de semana, y algunas se quedarán por el camino. Esta idea, deslizada por la concejal de Urbanismo Janet Sanz este fin de semana, ha encendido a entidades de peatones y ciclistas y a los colectivos ecologistas.
La alarma entre estos colectivos se encendió el domingo cuando Sanz apuntó, en declaraciones a La Vanguardia, que los cortes de tráfico de cada fin de semana en siete grandes ejes de la ciudad se iban a reducir a una vez al mes, tal como estaba previsto antes de la epidemia. “Ya era una medida de mínimos e insuficiente, pero al menos sirve para que la gente vea que se pueden cambiar las cosas”, asegura la portavoz de Ecologistas en Acción, Maria Garcia.
Durante la epidemia, el gobierno de Ada Colau ha llevado a cabo tres grandes intervenciones para destinar más espacio a peatones y ciclistas en detrimento de los coches y motos. La primera fue crear 21 kilómetros de carriles bici y 12 de ampliaciones de aceras, sobre todo en el Eixample. La segunda, cerrar cada día 51 calles pequeñas en barrios más alejados del centro, para que sus vecinos pudiesen tener itinerarios seguros para andar. Y la tercera consistió en prohibir el tráfico todo el fin de semana en siete grandes arterias.
Los carriles, pintados sobre la calzada de color naranja, no se van a tocar. Pero los cortes de calle, tanto los diarios como los de fin de semana, se están revisando y algunos se eliminarán.
Sanz asegura a eldiario.es que no van a dar “pasos atrás” y que mantendrán “al máximo” los cortes de calle, pero a la vez admite que no serán todos. La idea es partir del plan Obrim els carrers previo a la crisis, que contaba cortar cuatro arterias una vez al mes, y ampliarlo con las calles que mejor hayan funcionado estos días. La teniente de alcaldía asegura que se conservarán seguro los cortes semanales de Sants-Creu Coberta y muy previsiblemente Passeig Sant Joan-Pi i Maragall y Via Laietana, aunque en esta última podría ser “a partir del sábado al mediodía”. Los otros, como Avenida Litoral, el entramado de Montjuïc, Gran de Gracia y Fabra i Puig-Onze de Setembre, no están garantizados.
Sanz alega en parte que estas medidas requieren de un “esfuerzo presupuestario” que se llevó a cabo con contrataciones de emergencia durante la epidemia y que ahora tendrán que replantear. Los gastos vienen básicamente de los vigilantes e informadores y de las horas extra de la Guardia Urbana.
Tampoco se mantendrán todos los cortes diarios, de lunes a domingo, en las 51 calles pequeñas de los barrios periféricos, los llamados “itinerarios seguros” para pasear durante la desescalada. “Algunos los consolidaremos y otros no. Igual se quedan una treintena, pactándolo con los distritos”, asegura Sanz sobre una intervención que defiende que al entrar en la nueva normalidad no será tan necesaria.
Las entidades exigen más ambición y ni un retroceso
La noticia ha caído como un jarro de agua fría en la mayoría de entidades de peatones y ciclistas y en los colectivos ecologistas. En definitiva, los que llevan años exigiendo al consistorio barcelonés más ambición para combatir la preponderancia del coche y mejorar así la calidad del aire en la ciudad. “Será una involución que demuestra falta de voluntad política para hacer políticas de fondo en movilidad sostenible”, critica García, de Ecologistas en Acción.
Cientos de personas salieron con sus bicicletas el pasado 11 de junio por Barcelona para pedir precisamente más valentía al gobierno municipal a la hora de favorecer el transporte público y el activo, para no volver a unos niveles de contaminación por NO2 que incumplen las directrices de la UE. En ella participaron de hecho algunos concejales del gobierno municipal, como Eloi Badia. “Fue un poco contradictorio, porque precisamente lo que se pedía es que se tomaran medidas más contundentes”, explica Guille López, de la entidad vecinal Eixample Respira.
Asociaciones como Barcelona Camina o Bicicleta Club de Catalunya (BACC) también se han pronunciado en contra de este paso atrás. “Se están lanzando piedras sobre su propio tejado, porque todas las pacificaciones son clave para que la ciudad entienda que se ha de priorizar la vida”, sostiene Adrià Arenes, secretario de BACC. Descubrir que sobre el asfalto se puede pasear, jugar o echar la tarde, constatar que otra realidad es posible, suele ser una buena forma de sensibilizar a la ciudadanía. Esto es lo que sostienen las entidades y lo ha reiterado la propia alcaldesa.
Arenes pone el ejemplo de Montjuïc, uno de los pulmones verdes de Barcelona en el que por primera vez se ha podido ir en bici y jugar en sus carreteras sin coches: “Mucha gente ha descubierto que puede ser algo más que un parking”.
Caso más complejo es el de Via Laietana, cuya reforma está pendiente desde hace años y donde el corte de tráfico ha encontrado más detractores, sobre todo por parte de los comerciantes. En una manifestación este sábado, varias entidades lamentaron que la prohibición de la circulación en fin de semana no había aumentado el número de peatones mientras que impedía el acceso de aquellos consumidores que llegan al centro de la ciudad en coche. También reclamaban más planificación a la hora de afectar una arteria tan sensible como la que conecta el Eixample con el mar y dejarla sin varias paradas de autobús.
El tráfico se recupera más rápido
La preocupación de las entidades ecologistas es que la contaminación atmosférica vuelva rápidamente a los niveles anteriores a la crisis del coronavirus, después de tres meses en los que el aire de Barcelona ha estado más limpio que nunca. Lo advirtió precisamente el concejal de Emergencia Climática y Transformación Ecológica, Eloi Badia, la semana pasada, cuando anunció que retomaban en otoño las multas de la Zona de Bajas Emisiones.
El consistorio barcelonés y el Área Metropolitana de Barcelona han reiterado su compromiso de mantener el veto a los vehículos contaminantes y darle el impulso definitivo a esta medida a partir de septiembre con el régimen sancionador, que se tenía que poner en marcha en abril y quedó en stand by por el coronavirus.
Durante la desescalada, el tráfico rodado se ha recuperado mejor que el transporte público: el volumen del primero solo es alrededor de un 25% inferior a la situación preCOVID-19, mientras que en el segundo el porcentaje es del 60%.
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