Los barrios turísticos someten a examen a los partidos del Ayuntamiento de Barcelona
Los barrios afectados por el turismo no pueden bajar la guardia. La moratoria aprobada en julio pasado no ha afectado a nuevos proyectos hoteleros como la Torre Agbar o el hotel de la Henkel en la Sagrada Familia. Aunque el proceso participativo en marcha para redactar un plan especial urbanístico de alojamientos turísticos, la Asamblea de Barrios por un Turismo Sostenible (ABTS) ha querido conocer de primera mano el posicionamiento de los partidos políticos al respecto del amplio abanico de temas que rodean el turismo en Barcelona.
El vecindario no quería una mesa redonda donde los representantes políticos pudieran hablar sin límite sin llegar a una conclusión. Por ello han planteado preguntas concretas para los concejales de todos los grupos municipales que han asistido al acto. ¿A favor o en contra de mantener la moratoria vigente? ¿Abolición de apartamentos turísticos o abrir la puerta a nuevas licencias? ¿Supeditarían las estrellas de los hoteles a la calidad de sus puestos de trabajo?
Si en los salones del Ayuntamiento la CUP y BComú se han quedado solos en varias ocasiones defendiendo la moratoria aprobada, en el encuentro con los vecinos ha surgido un principio de consenso entre casi todos los partidos en torno a una de las reclamaciones de la ABTS: el decrecimiento turístico. La teniente de alcaldía de Urbanismo, Janet Sanz; el concejal de ERC, Jordi Coronas y la concejal de la CUP María José Lecha han apostado con matices por el decrecimiento en aquellas zonas con mayor carga turística.
Montserrat Ballarin (PSC) y Javier Mulleras (PP), sin hablar explícitamente de decrecimiento, han apostado por “limitar” la carga turística en los barrios con más densidad. Koldo Blanco (Ciudadanos), además, ha puesto sobre la mesa la necesidad de acompañar cualquier medida sobre apartamentos con políticas sobre el comercio de proximidad, la vivienda social o los equipamientos. Raimond Blasi (CiU) ha reclamado a BComú que “empiece a gestionar”.
Aunque no es una competencia estrictamente municipal, excepto CiU y PP los grupos también han visto con buenos ojos estudiar vincular las estrellas de los hoteles a la calidad del empleo que generen. Sí que ha habido consenso en considerar que la contaminación de los cruceros que atracan en el puerto de Barcelona es un problema, pero no se ha avanzado en una posible solución. En general, las respuestas han versado más sobre generalidades que sobre concreciones.
Exigencias diversas
No ha sido un acto fácil para los concejales. Aparte de las preguntas del ABTS, una treintena de vecinos también han requerido un posicionamiento de los políticos sobre ámbitos tan diversos como el aparcamiento de los autocares turísticos, la prostitución de la Rambla, el medio ambiente o por qué la Sagrada Familia no tiene licencia de obras.
Las respuestas de este último punto han dejado boquiabierto a Joan Itxasso, un histórico del movimiento vecinal de la Sagrada Familia. “No sé cómo se puede llegar a solucionar”, ha admitido Raimond Blasi (CiU), que ha añadido que “todos conocemos un cura progre que hace un buen servicio a los vecinos”. Ballarin ha considerado que, a pesar de no tener licencia, “la obra está muy controlada”. Todos los grupos han apostado por encontrar una solución que pase por que el templo se construya con los correspondientes permisos y que pague los impuestos que le tocan. O al menos a intentarlo.
En el turno de micrófono abierto se ha puesto de manifiesto que el vecindario y algunos políticos no siempre hablan el mismo lenguaje. Los vecinos preguntaban a los concejales qué piensan hacer para que la Rambla deje de ser una “atracción turística” o porque el nuevo mercado de Sant Antoni no se convierta en otra. Excepto la CUP y BComú, todos se han referido a los dos espacios como “iconos”. “Queremos evitar que el mercado de Sant Antoni sea una Boqueria II”, ha agregado Ballarin. Por su parte, Blasi ha dado malas noticias al vecindario: ya se ha pedido que haya parada de bus turístico frente al nuevo mercado.
“Estamos intentando poner orden en un modelo desordenado”, ha valorado Janet Sanz, que ha asegurado que cualquier decisión sobre el hotel del Rec Comtal se tomará con el consenso de los vecinos. Sobre la participación del vecindario, Lecha ha considerado que “no se puede poner en la misma mesa el que quiere lucrarse con un hotel y quien tiene derecho a vivir en su barrio”. “Como responsable político le estaría engañando si dijera que tengo una fórmula mágica”, ja dicho Blanco. Ha sido de las respuestas más sinceras.
Los barrios han dado las gracias a los concejales por su presencia y los han convocado para la manifestación de este sábado al mediodía contra el turismo masivo que comenzará en el cruce de las calles Mallorca y Marina, a pesar de saber que no todos los políticos acudirán.