La actividad principal de los vecinos del entresuelo del número 9 y 11 de la calle Lancaster de Barcelona es, desde hace unos días, achicar agua de su vivienda. El agua rebosa de tal manera que se ha acabado filtrando al restaurante de debajo. Hace más de diez días que una cañería de la antigua instalación del edificio cedió, y desde entonces los charcos son cotidianos en esta finca del Raval de Barcelona.
Lo que en cualquier otra finca se solucionaría con una llamada a la propiedad para que envíen fontaneros, en Lancaster 9-11 se ha convertido en un problema que amenaza con dejarlos sin vivienda, ya que los vecinos denuncian que la propiedad no les atiende. “No nos atienden ni lo harán, se trata de una represalia”, dice uno de los vecinos, que prefiere mantener el anonimato.
Para los vecinos, el origen del problema se halla en la intención de la propiedad de vender sus inmuebles. Hace unas semanas Mk Premium, un inversor inmobiliario dedicado a los pisos de lujos que mantiene una guerra abierta con el Ayuntamiento de Barcelona (la empresa denunció a la regidora Gala Pin hace unos días), adquirió el edificio contiguo, el número 13 de la calle Lancaster.
Se trata de una operación similar a las que se han llevado a cabo últimamente en Barcelona: promotoras inmobiliarias están comprando inmuebles enteros en la ciudad, con inquilinos con contrato de alquiler vigente, a la espera de que caduquen para poder volver a alquilar o revenderlos a precios más elevados.
Ante dicha operación, y temerosos de que los siguientes fueran ellos, los vecinos montaron una campaña por redes sociales –los mismos vecinos denunciaron las inundaciones vía Twitter– para mantener su vivienda. Los vecinos aseguran que el “ruido” en las redes ha hecho que se paralizara la operación de compraventa de sus fincas.
Por eso los vecinos sostienen que la propiedad hace caso omiso de sus reclamaciones por haber truncado una operación de compraventa que, según explican, “hubiera hecho cambiar de manos gran parte de las fincas de la calle”. Pero no fue así. A partir de entonces, los habitantes de la finca denuncian prácticas de mobbing constantes contra ellos desde la propiedad del edificio, Olopte SL.
Desde la propiedad se asegura a este medio que “siempre” se han reparado los problemas acaecidos en las fincas y se excusan en la Semana Santa y la falta de personal por no haber solucionado antes la actual fuga.
Al contrario de los vecinos, la propiedad sí cita el envío de una cuba para achicar agua estos días. Según la versión de los vecinos, dicha cuba nunca llegó. Este mismo miércoles ha sido el propietario del restaurante de debajo del piso inundado el que ha llamado a una cisterna para solventar provisionalmente el problema con las aguas fecales.
Olopte SL rechaza que los edificios 7, 9, 11 y 13 bis hayan estado nunca en venta. Los vecinos aseguran que han recibido varias visitas por parte de trabajadores de inmobiliarias en las últimas semanas.
El Ayuntamiento de Barcelona dice que está implementando “todas las medidas” para revertir la situación de las fincas de la calle Lancaster, todas ellas antiguas y maltrechas.
El consistorio incluso ha impuesto multas por las prácticas de las inmobiliarias en dicha calle: el Ayuntamiento tiene un expediente sancionador pendiente de notificar por unas obras sin licencia en el número 13 de Lancaster a Mk Premium y una sanción comunicada por falta de conservación del inmueble que podría llegar a suponer 90.000 euros de multa, también a la misma empresa.
Si bien en el caso de las fincas 9 y 11 no se ha multado nunca a la propiedad por el estado del edificio, sí se han abierto expedientes –pendientes de comprobación, cita el consistorio– por el estado de los patios comunes. El Ayuntamiento también informa de que prepara un convenio para definir la rehabilitación de los bloques con la propiedad y que en breve procederá a una inspección del bloque por los incidentes de estos días.