El número 6 de la lista del PP en Barcelona tiene dos vidas. Por la mañana, es un atareado abogado que circula por los pasillos del juzgado con toga, traje y corbata. Cuando llega la madrugada, se pone una gorra, un largo abrigo de lana y visita a las prostitutas de la zona del Camp Nou para intentar sacarlas de la calle a través de la fe católica.
Ignacio Sánchez (Barcelona, 1971) es un ferviente católico, de los de misa dominical. Conoce a la perfección los textos religiosos, las historias de todos los Santos y recomienda constantemente lecturas de pasajes de la Biblia. Criado en un colegio del Opus Dei, su vida cambió radicalmente en 2014 cuando participó en un retiro de Emaús, un aislamiento basado en la lectura del Evangelio. “Yo era un creyente que creía, pero a la vez mentía”, sostiene el candidato del PP, casado dos veces y con tres hijos. “Tras la experiencia de Emaús todo cambió”.
Son las 23.30h de un sábado lluvioso. El candidato del PP llega a los aledaños del Camp Nou abrigado. Viste vaqueros, zapatillas y una gorra en la que pone 'Barcelona'. Le acompaña Luis Martínez, un agente inmobiliario de 45 años que también forma parte del apostolado de Santa María Magdalena. Casi cada fin de semana repiten la misma ruta, que les llevará durante dos horas por una de las zonas con más prostitutas de la ciudad.
Vienen haciéndolo desde octubre de 2016, influenciados por la tarea de un religioso mexicano que hacía una tarea similar en Guadalajara (México). “El primer día fui acojonado, pensando que tendríamos problemas con los proxenetas”, recuerda el candidato mientras camina buscando prostitutas. “Ahora ya voy mucho más tranquilo, estoy acostumbrado”.
Sánchez conoce a casi todas las de la zona. Las saluda con dos besos, les da sentidos abrazos y les pregunta por su vida. El 'modus operandi' con las desconocidas es siempre el mismo: se les acerca como si fuese un cliente y, cuando está ante ellas, desenfunda una imagen de la virgen María. Se la muestra y pregunta: “Busco esta chica tan guapa, no sé si la conoces”. Si consigue entablar una conversación, al cabo de unos minutos les propone quedar otro día para comer, charlar o hacer un currículum.
¿Cómo acaba este abogado católico formando parte de la candidatura de Josep Bou en Barcelona? El candidato del PP quiso trufar la lista de independientes, con gente proveniente del asociacionismo civil y pensó en Ignacio Sánchez. Él no tiene carnet del partido, pero se define como “pepero de toda la vida”. Ambos se conocieron en Bruselas a finales de 2017, cuando Sánchez formaba parte de la asociación Tabarnia y Bou presidía la patronal antiindependentista Empresaris de Catalunya.
Una visión controvertida
Sánchez explica que lo que le mueve es la “misericordia”. El candidato del PP asegura que, durante estos dos años y medio, ha conseguido sacar de la prostitución a una decena de chicas que conoció en el Camp Nou. Algunas eran transexuales, otras no. Sánchez no hace ninguna distinción y las ayuda en todo lo que puede. “Cada mañana rezo por al menos 15 prostitutas por su nombre”, cuenta durante el paseo nocturno.
A algunas incluso les paga una habitación de su bolsillo para que no se prostituyan. Es el caso de Yunai Murillo, un hombre que se viste de mujer para trabajar y que conoció en el Camp Nou, al que sufraga desde hace seis meses una habitación en L’Hospitalet de Llobregat (Barcelona). “Me comenzó a hablar de Dios y me transmitió mucha confianza”, explica por teléfono este venezolano, que ha trabajado en la prostitución durante 25 años. “Gracias a él me acerqué a Dios y salí de la calle”.
Sánchez, sin embargo, tiene una visión de la homosexualidad y de la transexualidad marcada por su catolicismo. “Estamos abocados naturalmente a tener un marido y una mujer, casarnos y tener hijos”, explicaba la semana pasada. El candidato del PP cree que existe una “moda LGTBI” que ha hecho crecer el número de transexuales. “Se transmite en los colegios que eso es lo más normal del mundo. Que tú salgas príncipe, princesa o príncipe que luego se hace princesa. Me parece una barbaridad”. Sánchez dice respetar la sexualidad de cada uno, pero opina que en los colegios “se fomenta la tendencia a cambiar de sexo” y se proyecta la transexualidad como algo “guay”.
Abogado de día, feligrés de noche
El primer encuentro con Sánchez es un martes por la mañana en los juzgados de Instrucción de L’Hospitalet de Llobregat. El candidato del PP va arriba y abajo por los pasillos haciendo gestiones, saludando a fiscales, abogados y procuradores. “¡Me presento en las listas del PP!”, le cuenta a una letrada. “Nos faltan voluntarios para Santa Gema”, le recuerda a otro jurista al que saluda en el ascensor.
“No sé ni de dónde saco las horas al día”, reconoce mientras toma una tónica en la cafetería de los juzgados. “Solo me faltaba meterme en la lista del PP”, dice. Su pertenencia a la candidatura ha añadido nuevos compromisos a su agenda y ahora incluso representa al partido en debates sectoriales. Por ahora, ya ha acudido a tres.
Sus nuevas ocupaciones, sin embargo, no le impiden seguir saliendo al Camp Nou casi cada semana. El sábado pasado incluso aprovechaba y hacía campaña entre las prostitutas, aunque la mayoría le respondía que no irían a votar.
Tras dos horas dando vueltas, Sánchez y su compañero ya han caminado por todas las zonas con prostitutas del Camp Nou. La noche ha sido productiva: han quedado con una chica para comer la semana siguiente y hacer un currículum. También han conseguido el teléfono de una mujer trans que les cuenta que quiere dejar la calle y dedicarse a la peluquería.
“Se trata de picar y picar piedra”, cuenta antes de despedirse. “Hay que ir viniendo hasta que un día encuentras a alguna más receptiva, quedas para comer con ella y la convences para que deje la calle”. Sánchez da la noche por cerrada. Son la 1:30 de la madrugada y ya piensa en todo lo que deberá hacer el domingo. “Tengo que ir a misa, preparar un juicio para el lunes y luego pasarme un rato por la carpa del PP”, añade.