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La necesaria Transición Energética (1)

Josep Centelles

  • Este artículo ha sido publicado originariamente en el blog Agenda Europea 

Lo que hace 15 años podía parecer un sueño o un deseo, ahora es una realidad constatada: los avances tecnológicos de la humanidad y la consiguiente caída de los precios de los sistemas de captación de energías renovables (eólica, fotovoltaica, etc.) permiten hoy que el mundo pueda funcionar exclusivamente con renovables.

Este 100% renovable, a parte de ser técnicamente posible, no requiere renunciar al confort energético que hoy disfrutamos. Aún más, la parte del mundo que no lo disfruta lo puede alcanzar con relativa facilidad. Hay energía renovable suficiente para todo el mundo, y a 2016 ya la sabemos capturar. Nos falta aún saber como almacenarla mejor, pero nos queda poco. 

Estamos acostumbrados al modelo energético actual, en el que dominan los combustibles fósiles y el uranio, cargado de graves inconvenientes como la contaminación, el cambio climático, la especualación, las guerras, o unos costos directos e indirectos elevadísimos. Y parece que nos negemos a ver las evidentes ventajas de un nouevo modelo basado en las renovables: prácticamente cero contaminación, soberanía energética local, captación a Km0 o a Km100, precios estables, etc. Se puede defender con seriedad que ya es hora de que la Transición Energética se sitúe en una posición muy destacada en los programas políticos de los partidos progresistas en Catalunya.  

Hay que reconocer que en julio de 2015, el Govern de la Generalitat aprobó el documento de bases del debate para el Pacto Nacional para la transición energética, haciendo constar explícitamente: “el Govern impulsará un diálogo social y político para diseñar un modelo energético que permita llegar a 2050 con el 100% de fuentes renovables”con el 100% de fuentes renovables. Pero ha pasado casi un año y todo está por hacer. 

El núcleo del problema radica en el cambio de modelo, en saber gobernar la Transición Energética. No es una cuestión senzilla, puesto que esta transición implica un cambio de paradisma. Se trata de pasar de vivir de las reservas de combustibles fósiles a vivir de los flujos de las renovables. Un nuevo marco mental que afectará toda las sociedad pero que, en primer lugar, tienen que incorporar los agentes polítics y los formadores de opinión (periodistas, profesores, líderes sociales, etc.).

Estamos acostumbrados a depender de un modelo energético en manos de los oligopolios energéticos (uranio, petróleo, gas) y conscuente del sistema financiero, que utiliza un territorio de soporte situado a miles de kilómetros, en minas, pozos, oleoductos, o refinerías. Debemos transitar hacia un model distribuido, donde la captura de flujos se pueda hacer en un territorio de soporte cercano, sino totalmente inmediato a Km0, sí a unos pocos centenares de kilómetros.

Catalunya, como cualquier comunidad humana bien organizada y con un mínimo de territorio, puede ser autosuficiente energéticamente. Lo único que necesita es buena governanza y voluntad política. La soberanía energética en Catalunya es posible, pero hace falta empezar la transición desde ya. Cuanto antes comencemos, más beneficios vamos a obtener. 

Los expertos aseguran que en el caso catalán la captura de renovables a Km0 (en el tejado de casa, en el patio, o en naves industriales) difícilmente podría llegar al 25% de la energia necesaria; el resto habrá que capturarlo y almacenarlo en un territorio más amplio, pero no demasiado lejano. Lo que podríamos convenir a llamar Km100. En Catalunya, esta captura distribuida se puede hacer sin que se vea dañado el territorio o el paisaje. La superficie estimada de suelo necesaria para esta captura, unas 40.000 Ha, equivale a un 1,25% del territorio catalán, menos de la mitada del suelo agrícola abandonado sin uso alternativo en 12 años (1993-2005).

La próxima semana continuaremos con una nueva entrega sobre la transición energética.

  • Este artículo ha sido publicado originariamente en el blog Agenda Europea 

Lo que hace 15 años podía parecer un sueño o un deseo, ahora es una realidad constatada: los avances tecnológicos de la humanidad y la consiguiente caída de los precios de los sistemas de captación de energías renovables (eólica, fotovoltaica, etc.) permiten hoy que el mundo pueda funcionar exclusivamente con renovables.