La ciudad civilizada, o la libertad de respirar aire limpio

Las ciudades libran una batalla para ser civilizadas. Un batalla contra la primacía del automóvil sobre las personas. Una batalla a vida o muerte porque la ciencia cada vez es más concluyente a la hora de valorar el impacto de la contaminación sobre la salud. ¿Qué podemos hacer? Las respuestas a esta pregunta centraron la presentación del último Cuadernos de eldiario.es, dedicado a ‘La ciudad civilizada’, el viernes 26 de mayo en el Centre de Cultura Contemporànea de Barcelona (CCCB).

La ciudad, en palabras de Miguel Ángel Moll, ingeniero de caminos experto en políticas de contención del tráfico, se enfrenta a “cuatro jinetes de la apocalipsis’ desatados por el automóvil: ”la contaminación, la congestión, el consumo irracional de energía y los accidentes“. Carme Borrell, doctora y gerente de la Agència de Salut Pública de Barcelona (ASPB), recuerda que la contaminación tiene múltiples efectos, que van de la incidencia en enfermedades respiratorias y cardiovasculares, a trastornos cognitivos en la infancia. Al estrés y alteraciones del sueño a causa del ruido. O al sedentarismo asociado a la ‘cultura del coche’.

La alternativa está en el transporte público. Y en la llamada ‘movilidad activa’. En andar. En ir en bicicleta. Mikel López Iturriaga, autor de ‘El Comidista’ y ciclista urbano, es contundente: “Desde que no tengo coche vivo más feliz”. Y si lo necesita, “lo alquilo o lo comparto”. El moderador de la mesa redonda, Gumersindo Lafuente, periodista y responsable de Cuadernos, recuerda que “el automóvil era el paradigma de la libertad” y hoy, sabemos que no es así. Todo lo contrario, el automóvil plantea un problema de libertad.

Carme Borrell hizo suyo el símil que Ignacio Escolar, director de Eldiario.es, plantea en la revista. “Ocurre como en el tabaco. Cuando tuvimos evidencias de que el tabaco perjudicaba la salud entendimos que la libertad de los fumadores terminaba cuando empezaba la de los demás”. Ahora sabemos que ocurre lo mismo con la contaminación y, afirma Borrell, “necesitamos primero concienciar a los ciudadanos sobre esta realidad y, después, aplicar políticas valientes que protejan su salud”. Necesitamos también, añade Moll, un urbanismo que “pacifique el tráfico” y puso como ejemplo las ‘super manzanas’ que intenta implantar el Ayuntamiento de Barcelona. Y necesitamos, concluye Gumersindo Lafuente, más debates como el que celebró el CCCB con motivo de la publicación del Cuadernos sobre ‘La ciudad civilizada’.