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OPINIÓN

Sin cuidados no hay vida, ¿nos corresponsabilizamos?

Una empleada del hogar realiza su trabajo en un domicilio de Madrid, en una fotografía de archivo. EFE/Dani Caballo

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Pensemos por un momento en nuestra vida, des de su inicio. ¿Podríamos haber vivido sin que nadie nos hubiera cuidado? ¿Habríamos sobrevivido y nos habríamos convertido en lo que somos? Muy probablemente, no. Los cuidados son esenciales para la vida, la sostienen y nos permiten avanzar. Cuidar implica permitir y acompañar la vida, y exige una dedicación e inversión de tiempo que recae sobre todo en las mujeres. En gran parte se realiza de forma gratuita en los hogares, de forma invisible y menospreciada, y cuando es remunerada es de las ocupaciones más precarizadas. Por eso, la realizan principalmente mujeres migradas y pobres.

Esta elevada feminización y desprecio a los cuidados se sustenta en una profunda alianza entre patriarcado, capitalismo y colonialismo. Es decir, una vez más, el capitalismo se aprovecha de las desigualdades existentes, que a menudo se superponen, para externalizar costes, invisibilizar los cuidados y el conflicto capital vida, así como para otorgar menos valor a los trabajos de cuidar. En este sentido, es necesario seguir reivindicando la ratificación del convenio 189 de la OIT hasta que se haga efectivo, así como la regularización y equiparación de derechos de las trabajadoras del hogar y los cuidados.

Esta inercia discriminatoria continuará si no hacemos nada al respecto. Desde los feminismos hace tiempo que se clama la necesidad de poner los cuidados en el centro. Es necesario reconocer su valor vital y monetario, y virar de las soluciones individualizadas hacia una responsabilidad colectiva que incluya servicios públicos, financiación y empleo de calidad. Debemos hacernos corresponsables de los cuidados toda la sociedad. Y esto incluye gobiernos, empresas, entidades, comunidades y también a los hombres.

Justamente, con el programa TempsxCures que hemos iniciado desde el Departamento de Igualdad y Feminismos, queremos ir en esta dirección al desarrollar el Plan Corresponsables, que supone que la Generalitat y los entes locales se hagan corresponsables de los cuidados de niñas y niños fuera del tiempo escolar. Ya se está desplegando una gran diversidad de servicios públicos locales, de proximidad y calidad, combinables, que se adaptan a la diversidad y necesidades de cada territorio.

Para ello, se está generando nuevo empleo de calidad en el sector de los cuidados, prioritariamente público, que facilitará que buena parte del trabajo de cuidados pueda salir de la informalidad que dificulta la generación de derechos derivados del trabajo. Además, avanzamos en el derecho al cuidado con el objetivo de tener derecho al tiempo, especialmente para las mujeres que son las que asumen más cargas de cuidado. Tiempo para que lo puedan dedicar a lo que quieran: trabajo remunerado, ocio o autocuidados. Con tiempo para ellas, ganaremos en igualdad para todo el mundo.

El programa TempsxCures se complementa con otras medidas del 'Govern' facilitadoras de la conciliación, como la gratuidad gradual de las guarderías, el adelanto del inicio del curso o el fomento de planes de igualdad que incluyen medidas de tiempo y corresponsabilidad. Y continuaremos avanzando. Hay que seguir politizando y feministizando los diversos ámbitos de los cuidados, para hacer posible y sostenible vías más comunitarias hacia los cuidados, así como conseguir que las empresas y los hombres también cuiden.

Como apuntaba la filósofa Victoria Camps recientemente, los cuidados son un derecho y un deber. Debemos poder trabajar conjuntamente en un sistema de cuidados más justo y que, sobre todo, genere más bienestar para todo el mundo: para quien es cuidado y para quien cuida. No nos estamos cuidando lo suficiente, ni de manera justa para todas, y eso debe cambiar. Todas y todos somos corresponsables de ello.

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