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Los detectives del Barça de Laporta investigaron a Piqué por su afición al poker

El FC Barcelona encargó en los últimos años del mandato de Joan Laporta (2008-2010) a la agencia de detectives Método 3 varios informes sobre la afición al poker de su jugador Gerard Piqué, según el material que la policía se incautó en la sede de esta empresa, parte del cual ha sido recientemente aportado al juzgado número 24 de Barcelona, que investiga el espionaje en el club.

Los informes de los detectives rastrean los orígenes de la atracción del futbolista por este juego de cartas y se adentran en las timbas que disputaba, en quién le acompañaba, dónde se organizaban, cuánto se gastaban y otros detalles privados relacionados con el interés de Piqué por este juego, que él nunca ha ocultado.

Entre 2008 y 2010, la agencia Método 3 –a través de su filial M3 Consulting- elaboró decenas de informes para el Barça de Laporta sobre múltiples aspectos de dentro y fuera del club: espió a ex directivos rivales del presidente, a compañeros de la Junta Directiva, a socios críticos, a periodistas críticos, a jueces que llevaban causas del club y hasta a políticos de distintos partidos de la constelación soberanista, a la que Laporta meditaba sumarse cuando dejara la presidencia blaugrana. Estos informes costaron al club un mínimo de 500.000 euros, según el material aportado recientemente al juez por el socio Oriol Giralt, personado al ser él mismo objeto de seguimientos tras promover la moción de censura, en 2008.

Según ha declarado al juez el entonces jefe de Seguridad del club, Xavier Martorell, los informes acababan destruyéndose al tratarse de asuntos “muy sensibles” y por esta razón no existen copias en las oficinas del club. Martorell explicó que él hacía personalmente los encargos a la agencia de detectives, siempre “a petición de la Junta Directiva, los responsables de Áreas Deportivas o del director general”.

Obsesión por conocerlo todo

Obsesión por conocerlo todoLa obsesión del Barça de Laporta por conocerlo todo de todos era importante hacia el mundo exterior –sobre todo ante rivales del presidente, reales o imaginarios-, pero la maquinaria de esta especie de Gran Hermano estaba permanentemente engrasada sobre todo hacia dentro del club entre 2008 y 2010. En este periodo se generaron informes muy delicados hacia directivos que formaron parte de la Junta Directiva de Laporta hasta el último día –Alfons Godall, Joan Franquesa, Jaume Ferrer, Rafael Yuste, Joan Boix-, directivos que renunciaron tras la moción de censura –Ferran Soriano, Antoni Rovira Monjo-, empleados que habían llegado al club de la mano de Soriano –Daniel Schloesser, David Falk, Francesc Lladós, Francesc Gassó, Jordi Aubach-, socios críticos con la gestión de Laporta -como Joan Rosell, Josep Maria Minguella y Oriol Giralt, a los que se consideraba erróneamente parte de un mismo entramado crítico-, y hasta jugadores y su entorno más cercano, ya fueran miembros del club –como Gerard Piqué- o a punto de fichar por la entidad, como el baloncestista Ricky Rubio, cuyo padre y representante fue objeto de seguimientos de Método 3 cuando se abrió la posibilidad de que fichara por el Barça, en 2009.

Sobre Piqué y su afición al poker la agencia de detectives entregó al club un mínimo de dos informes, según las copias aportadas al juez junto con sus informes, que se fecharon el 22 de febrero de 2010 y el 10 de marzo del mismo año con un coste total para el club de al menos 8.196 euros (IVA incluido). Pero según un hoja de Excel incorporada también al juzgado con todos la lista completa de encargos a Método 3 -no sólo los comprendidos entre mayo de 2008 y mayo de 2010- habría varios informes más sobre Piqué con un coste adicional de otros 35.000 euros, de los que sin embargo no se han aportado ni las facturas ni los trabajos.

En el informe del 22 de febrero de 2010 redactado por los detectives de Método 3 hay indicios de que se trataba de una investigación abierta y de que llegarían, pues, informes posteriores. En este documento, los detectives de Método 3 localizan la timba a la que supuestamente se sumaba por entonces el futbolista, que describen como “rollo niños todos forrados”, y se apunta la intención de intentar infiltrarse en ella. Eso sí, se advierte de que no va a ser fácil porque “los organizadores utilizan seguridad y son gente de la mafia del juego de Barcelona”.

En el informe inmediatamente posterior, del 2 de marzo de 2010, no se ha cumplido todavía este objetivo de acceder a estas timbas, pero se aportan nuevos datos de la afición del futbolista a partir de supuestas confidencias a un amigo que resultó ser informador de Método 3. Según queda recogido en este documento entregado al Barça, el jugador se interesaba también por otros juegos y admitía haber perdido hasta 4.000 euros en una sola tarde en el Casino de Barcelona, una cantidad sin embargo muy inferior a los 30.000 euros que supuestamente admitió haber perdido en una ocasión en Manchester, ciudad adonde dice escapar para jugar sin que se entere “ni la prensa ni el míster [Guardiola].

Partidas en lugar discreto

Partidas en lugar discretoSegún este informe, la afición al poker era compartida en el vestuario del Barça y algunos jugadores solían jugar juntos para evitar “amigos que se van de la boca”. Para ello, añade el documento, recurrían supuestamente a un “contacto en el Hotel Arts” que según este testimonio les cedía un espacio discreto.

A diferencia de Piqué, que era miembro del club, el padre de la estrella del baloncesto Ricky Rubio fue espiado por los detectives contratados por el FC Barcelona antes incluso de incorporarse a la casa: fue objeto de un seguimiento específico por parte de los detectives de Método 3 en agosto de 2009, cuando el base ya había roto con la Penya pero aún no había rubricado su incorporación al Barça. El seguimiento, que tenía por objeto saber con quién se reunía el padre de Rubio, dónde y a qué hora, costó al Barça 3.480 euros (IVA incluido), según la factura emitida el 4 de agosto de 2009.

Los seguimientos eran uno de los servicios más demandados por el Barça de Laporta a Método 3: se emplearon sobre el socio Giralt y sus colaboradores, sobre la ex mano derecha de Laporta y futuro presidente, Sandro Rosell, sobre una empleada que denunció mobbing tras romper una relación sentimental con el presidente, sobre el padre de Ricky Rubio y sobre varios empleados que habían llegado al club con Ferran Soriano y que fueron colocados en cuarentena cuando éste dimitió tras la moción de censura.

Cinco de esos empleados (Schloesser, Falk, Gassó, Lladós y Aubach) fueron objeto de informes específicos que chequearon sus respectivas trayectorias profesionales y su patrimonio, investigaciones que costaron al club en torno a 20.000 euros en total, según la documentación aportada al juez. Además, dos de ellos -a los que Martorell califica de “pájaros” en el mail en que encarga el trabajo, según el material puesto por la policía a disposición del juez- fueron objeto de seguimientos durante cinco y siete días.