El secretario de Medidas Penales, Reinserción y Atención a la Víctima, Amand Calderó, ha comunicado este martes su dimisión a la nueva consellera de Justicia, Lourdes Ciuró. Calderó, que asumió hace seis años la gestión de las prisiones catalanas de la mano del exconseller Carles Mundó, de ERC, deja el cargo poco mas de un mes después de la entrada de Junts per Catalunya en la conselleria de Justicia y que la nueva titular nombrara a un agente de los Mossos d'Esquadra, César Galván, sin experiencia en materia penitenciaria como director general de prisiones. Galván fue concejal de Convergència en Castellar del Vallès.
La salida de Calderó se produce en un momento complejo en los centros penitenciarios catalanes tras tres suicidios de internos en las últimas dos semanas y después de que este mismo lunes un interno agrediera sexualmente a una funcionaria en la cárcel de Quatre Camins, según ha comunicado este martes la conselleria.
Como director general de Servicios Penitenciarios, Calderó pilotó el cierre de la antigua cárcel Modelo de Barcelona y trabajó en favor de los derechos humanos en las cárceles, aplicando sanciones contundentes contra los casos de malos tratos e instalando cámaras de videovigilancia en los puntos oscuros de los centros penitenciarios como las celdas de aislamiento. Algunas de sus decisiones le valieron disputas con los sindicatos de prisiones, como la instrucción que limita las contenciones mecánicas en las cárceles catalanas, en línea con lo exigido por asociaciones de derechos humanos y las organizaciones internacionales como la ONU.
Bajo el mandato de Calderó, nombrado en el cargo por el exconseller Carles Mundó hace dos legislaturas, también se promovieron un programa de prevención los suicidios, la feminización de las cárceles, un protocolo para las personas trans y la potenciación del cumplimiento de las penas en tercer grado con el objetivo de impulsar la función rehabilitadora y de reinserción social de las condenas penales. Y también tuvo que gestionar la epidemia de la COVID-19, con algunos focos en los centros penitenciarios.
Pero el mayor foco mediático de paso por la gestión de las prisiones catalanes vino de la mano de las penas de prisión de los presos del procés en las cárceles catalanes. Calderó, firme defensor de las competencias de los servicios penitenciarios de la Generalitat y de sus profesionales frente a las críticas del Tribunal de Supremo, fue el encargado de ratificar en primer lugar el segundo grado flexibilizado con salidas laborales de los presos, y después el tercer grado, equivalente a la libertad, que fueron tumbadas por el Alto Tribunal.