'Dones en Xarxa' promueve los derechos de las mujeres y apuesta por su empoderamiento usando las TIC. Cree en el potencial de internet para alcanzar la igualdad efectiva.
¿Es bella, la arruga?
Con el declive del modelo patriarcal de familia y el brutal avance de los deshumanizados modelos económicos basados en la competitividad global e individual, las personas mayores han ido perdiendo el lugar que ocupaban tanto en la vida familiar como en el reconocimiento social. Están desapareciendo el trato deferente, el respeto por la sabiduría y el trabajo acumulados utilizando para ello dos tipos de discurso que, aunque distintos, van invisibilizando valores profundamente humanos. El filósofo Reyes Mate en el prólogo de unos de sus estupendos libros y refiriéndose a una respuesta de la administración al inevitable paso del tiempo, dice haberse sentido “descatalogado.” No es un caso único. La desvalorización social se expresa de forma cotidiana, de mil formas distintas. Desde los estamentos oficiales, por un lado, y es tan solo un ejemplo, se exhiben machacones cálculos sobre el coste de las pensiones actuales e incluso en una fría operación matemática se calcula lo que va a representar mantenerlas dentro de cincuenta años. Se sueltan las cifras con la contundencia de lo científicamente incontestable, como si no hubiera otra forma de priorizar ni de calcular. Se hace, además, cuando nadie sensato es capaz de prever lo que va a ser de este mundo dentro de cincuenta años. Otras formas de ocultamiento de la existencia de mayores, van apareciendo, algunas mejor intencionadas que otras. El benevolente olvido de su existencia se acompaña a menudo de específicos fenómenos de negación.
Algunos nos recuerdan aquella época en que se negaban los efectos de la menopausia sobre las mujeres atribuyendo su malestar estrictamente a causas psicológicas y sociales. En este caso es frecuente toparse con escritos y trabajos que tienden a trivializar y alegremente desdramatizar las diferencias que establece el paso del tiempo en los cuerpos y las mentes de hombres y mujeres, negación que podría simbólicamente resumirse en aquel afortunado eslogan “ la arruga es bella…”. Pero a la vez, se expande un potente mercado que ofrece ocultar el paso del tiempo y sus consecuencias mediante operaciones estéticas, cremas milagrosas, autoayudas varios etc. etc. Lo cierto es que, las personas mayores resultan socialmente poco relevantes como seres humanos completos y se les suele ver frecuentemente, como farragoso objeto de gasto o también en tanto objeto de un ávido mercado. De vez en cuando, sin embargo, aparecen discursos tan sensatos como los que .expone Phyllis Korkky en un articulo reciente.. Basándose en una serie de estudios nos dice que un cerebro anciano es más lento pero también mas sabio y utiliza su saber acumulado para responder mejor en muchas situaciones, Sabiduría que consta de tres ingredientes clave: conocimiento, reflexión y compasión, La vejez, es una etapa mas de la vida, según Eric Ericsson: la ultima, cierto, con sus problemas…. Pero ¿no tiene sus problemas ser niño? ¿O joven? ¿O adulto responsable?
¿Y las mujeres? Viven más que los hombres, tal como confirman las estadísticas. A menudo disponen de una jugosa experiencia: están acostumbradas a cuidar de la vida, mantener la casa, ocuparse de múltiples exigencias fundamentales para que los hijos crezcan, se hagan fuertes y buenas personas…. Su sabiduría es amplia, aunque anónima, enraizada en la cotidianidad de la vida, próxima a los avatares del cuerpo que en ellas se transforma muchas veces a lo largo de los años. Muy a menudo, compaginan o han compaginado estas actividades con trabajos remunerados en un difícil y costoso equilibrio. La “naturalidad” con la que se acepta su trabajosa doble y a veces triple tarea se acompaña de demasiado silencio publico. La sabiduría múltiple de la mujer mayor carece de un relato articulado, audible, e influyente en lo público y en el ámbito cercano.
Tanto para ellos como para ellas lo importante es llegar a decidir sobre la propia vida. Se trata de llegar a un pacto entre las limitaciones de cada momento y el esfuerzo por mantenerse libre y gozar del vivir. Eso resulta más difícil para ellas.
Las mujeres sabias deben unirse, crear un lenguaje articulado y potente de forma que incidan con su saber en este mundo que es el suyo y que tan necesitado está de sensatez.
Article publicat a Dones en xarxa
Con el declive del modelo patriarcal de familia y el brutal avance de los deshumanizados modelos económicos basados en la competitividad global e individual, las personas mayores han ido perdiendo el lugar que ocupaban tanto en la vida familiar como en el reconocimiento social. Están desapareciendo el trato deferente, el respeto por la sabiduría y el trabajo acumulados utilizando para ello dos tipos de discurso que, aunque distintos, van invisibilizando valores profundamente humanos. El filósofo Reyes Mate en el prólogo de unos de sus estupendos libros y refiriéndose a una respuesta de la administración al inevitable paso del tiempo, dice haberse sentido “descatalogado.” No es un caso único. La desvalorización social se expresa de forma cotidiana, de mil formas distintas. Desde los estamentos oficiales, por un lado, y es tan solo un ejemplo, se exhiben machacones cálculos sobre el coste de las pensiones actuales e incluso en una fría operación matemática se calcula lo que va a representar mantenerlas dentro de cincuenta años. Se sueltan las cifras con la contundencia de lo científicamente incontestable, como si no hubiera otra forma de priorizar ni de calcular. Se hace, además, cuando nadie sensato es capaz de prever lo que va a ser de este mundo dentro de cincuenta años. Otras formas de ocultamiento de la existencia de mayores, van apareciendo, algunas mejor intencionadas que otras. El benevolente olvido de su existencia se acompaña a menudo de específicos fenómenos de negación.
Algunos nos recuerdan aquella época en que se negaban los efectos de la menopausia sobre las mujeres atribuyendo su malestar estrictamente a causas psicológicas y sociales. En este caso es frecuente toparse con escritos y trabajos que tienden a trivializar y alegremente desdramatizar las diferencias que establece el paso del tiempo en los cuerpos y las mentes de hombres y mujeres, negación que podría simbólicamente resumirse en aquel afortunado eslogan “ la arruga es bella…”. Pero a la vez, se expande un potente mercado que ofrece ocultar el paso del tiempo y sus consecuencias mediante operaciones estéticas, cremas milagrosas, autoayudas varios etc. etc. Lo cierto es que, las personas mayores resultan socialmente poco relevantes como seres humanos completos y se les suele ver frecuentemente, como farragoso objeto de gasto o también en tanto objeto de un ávido mercado. De vez en cuando, sin embargo, aparecen discursos tan sensatos como los que .expone Phyllis Korkky en un articulo reciente.. Basándose en una serie de estudios nos dice que un cerebro anciano es más lento pero también mas sabio y utiliza su saber acumulado para responder mejor en muchas situaciones, Sabiduría que consta de tres ingredientes clave: conocimiento, reflexión y compasión, La vejez, es una etapa mas de la vida, según Eric Ericsson: la ultima, cierto, con sus problemas…. Pero ¿no tiene sus problemas ser niño? ¿O joven? ¿O adulto responsable?