El impuesto a las bebidas azucaradas que entró en vigor en Catalunya este primero de mayo podría tener más recorrido. La Generalitat estudiará gravar otros productos con exceso de grasa o azúcares, como la bollería industrial. Con todo, cualquier tipo de medida tardará en llegar un mínimo de cuatro años, ya que el Govern quiere evaluar antes el impacto del gravamen sobre los refrescos.
“Existe la voluntad de poner este impuesto sobre los alimentos con exceso de azúcar o de grasa”, ha indicado este martes el secretario de Hacienda, Lluís Salvadó, que ha salido al paso de las críticas del sector. Salvadó ha recordado que el impuesto a los refrescos recae sobre el consumidor final y que el objetivo no es recaudar dinero –se prevén 27 millones este año y 41 el que viene– sino fomentar hábitos de consumo saludables.
Con todo, antes de que entre en vigor cualquier otra medida se evaluará el impacto del impuesto que ha aplicado sobre las bebidas azucaradas. Asimismo, se quiere estudiar futuras recomendaciones que pueda hacer la OMS y la evolución de la fiscalidad sanitaria internacional, según ha indicado la portavoz del Govern, Neus Munté.
Todos los refrescos con azúcar son más caros en Catalunya desde este lunes, y solo han podido mantener el precio las versiones 'light'. El nuevo impuesto grava productos populares como la Coca-Cola, Pepsi o la Fanta, pero también los zumos de frutas azucaradas, las bebidas que se comercializan para tomar después de hacer deporte, las energéticas, las leches endulzadas y el té y el café con edulcorantes.
El ministerio de Hacienda podría neutralizar el impuesto impulsado por la Generalitat si termina creando otro igual. “Madrid ha sido respetuoso con nosotros en este sentido. No nos han puesto recurso ante el TC y no debería haberlo”, ha afirmado Salvadó.