La cobertura de profesores en las universidades catalanas se ha visto recortada considerablemente desde el año 2009. Si se cuenta por dotaciones de docentes equivalentes a tiempo completo –lo que sería una jornada laboral entera–, las universidades públicas catalanas han perdido un 23% de su profesorado en los últimos cinco años. Así lo constata el informe El profesorado universitario en Catalunya, elaborado por el Observatorio del Sistema Universitario (OSU). Se trata de una completa radiografía sobre la situación del Profesorado Docente e Investigador (PDI) que alerta también de un aumento de la temporalidad de los docentes hasta al punto de que sobrepasa lo permitido por la ley.
Las jubilaciones que no se han sustituido –la tasa de reposición ha sido del 10% hasta el 2014–, la reducción drástica de contratos predoctorales y postdoctorales –pensados para los jóvenes investigadores que se podrían consolidar en el futuro como docentes– y la no renovación de más de 500 profesores asociados en 2010 son algunos de los motivos que explican este descenso en Catalunya, según apunta una de las autoras del informe, la profesora de Matemática Aplicada de la Universidad Politécnica de Catalunya (UPC) Vera Sacristán.
La reducción del profesorado ha provocado, entre otros efectos, que la ratio de estudiantes por cada profesor haya retrocedido a niveles de 2004 . Desde entonces y hasta 2009, la ratio se redujo de 10,49 alumnos por maestro a 8,98, una cifra que en 2013 se volvía a encontrar en los 10,88. Pero los autores del informe señalan dos consecuencias de este recorte del cuerpo docente que consideran más graves: un aumento de la temporalidad en los contratos que supera el máximo previsto por la ley y un envejecimiento progresivo del profesorado.
Más contratos temporales de lo permitido
Si en 2004 el 54,3% de los efectivos docentes eran estables (es decir, funcionarios o contratados permanentes), ahora lo son el 48,7%. “Esta cifra queda lejos de lo que marca la legislación”, lamenta Sacristán. El estudio recuerda que la última modificación de la LOU (Ley Orgánica de Universidades) establece que el personal docente estable en ningún caso puede bajar del 60% del total. Ahora, por lo tanto, se sitúa 12 puntos por debajo de lo que marca la normativa.
El porcentaje restante son los profesores con contratos temporales, la mayoría de los cuales son los llamados asociados, a tiempo parcial, una figura diseñada para cubrir necesidades concretas de docencia por parte de profesionales que ya tienen un puesto de trabajo fuera de la universidad. Si se cuenta por número de profesores –en vez de dotaciones–, los docentes a tiempo parcial son casi la mitad (47%) del total de profesores universitarios en Catalunya. ¿Es esto un problema?
“Ni es ni deja de ser grave: es un síntoma”, responde Sacristán. “En titulaciones donde su figura es razonable, como Medicina, Periodismo o Arquitectura, si hay muchos no pasa nada, pero si su número crece en facultades como las de filosofía y letras es hora de empezar a dudar de lo que está pasando. Las cifras tan elevadas indican que algo falla”, sostiene la autora del informe. El curso 2014-2015 había 7.306 profesores a tiempo parcial en las universidades, un volumen que no se observaba desde el drástico recorte de estos docentes en 2010.
Desde el OSU temen que el mayor peso de la temporalidad signifique un aumento de la precarización del profesorado, y alertan de la posibilidad de un repunte de la figura conocida como el falso asociado, denunciada por sindicatos y docentes e identificada en varios informes de la Sindicatura de Cuentas. El falso asociado es el profesor que se contrata en la categoría de asociado –para horas y necesidades puntuales compaginadas con un trabajo externo–, pero que termina asumiendo tareas y horarios propios del resto de docentes.
La mitad de docentes tiene más de 50 años
El otro gran problema que confirman los datos recogidos por el OSU es el envejecimiento del profesorado universitario. Si el curso 2004-2005 el porcentaje de PDI de más de 50 años era del 36%, ahora es del 46%. Es decir, que casi la mitad de los profesores universitarios catalanes sobrepasan la cincuentena. Entre los menores de 40 años, el porcentaje ha caído del 30 al 22%, según el informe. “Esto es pan para hoy y hambre para mañana”, subraya Sacristán, que considera “muy preocupante” el acceso del personal joven a la docencia universitaria. “La brecha generacional se notará cada vez más”, señala, y recuerda que muchas vías de acceso a la docencia, como los contratos predoctorales y postdoctorales, han quedado muy reducidas. “Ha habido años que incluso no ha habido convocatorias”, sostiene.
Otra vía para equilibrar la balanza sería atraer profesorado joven extranjero, doctores de fuera que quisieran venir a vivir a Catalunya, pero Sacristán no tiene claro que los campus catalanes puedan ser lo suficientemente atractivos para ellos. Y se pregunta: “Teniendo en cuenta que casi la mitad del profesorado tiene más de 50 años, y que en facultades más modernas, asociadas a nuevas tecnologías, los docentes suelen ser más jóvenes, ¿cuál será el porcentaje de profesores mayores en otras titulaciones? ”