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La caza del demonio

La casa, construida en Abbottabad, en Pakistán, en el año cero (de hecho, comienza un nuevo calendario: a partir de aquí, las fechas serán ACC -antes de la Construcción de la Casa- o d. CC -después de la Construcción de la Casa-) fue la guarida del terrorista más buscado del Universo en sus últimos días. Pero en realidad (si es que podemos hablar de realidad) son tres casas. Y una no está en Asia, sino en Carolina del Sur, donde la CIA ensayó el ataque al demoníaco personaje; la tercera, está en Jordania donde (¿cómo no?) se rodó una peli (americana, of course!) Ahora, al tanto: hay otra casa, presumiblemente idéntica (a escala), construida por los Serranos. En esta cuarta casa, la Agrupación Señor Serrano nos cuenta la búsqueda y captura de Geronimo, o de Moby Dick, o de Bin Laden (¿quien era? ¡Da igual!) por parte del Séptimo de Caballería, o del capitán Ahab, o de George Bush, o de los chicos de Take That (¡qué importa!). Y lo hacen a su manera: narrando una historia visualmente a través de proyecciones de películas, de filmaciones en directo con minicámaras (y algo de lumbago, es de suponer) de las increíbles maquetas que ellos mismos han edificado y de muñecos de indios y vaqueros de plástico (made in Chinos). Es su estilo, se su teatro, su manera de comunicar. Una brillante puesta en escena y un discurso documentadísimo y aderezado con ironía, crítica, buen humor y, ya puestos, con coreografías country (oh, yeah!).

Después de montajes como Katastrophe o Brickman Brando Bubble Boom, estos artistas de Barcelona la han vuelto a clavar. Sin miedo a hablar de temas delicados, como el ataque a las Torres Gemelas, hacen una crítica feroz de todo lo que ha seguido, mezclando argumentos, discursos, imágenes, música... Mezclando el Morse con tweets, nos empezamos a preguntar todo. Todo nos lo cuestionamos. ¿A quién estamos buscando? ¿Quiénes son los malos? ¿Por qué son ellos los únicos malos? “Una década persiguiendo reflejos”, se dice en varias ocasiones durante la obra. Y, de repente, vemos la célebre escena de Sopa de ganso, donde Groucho Marx se piensa que ve su reflejo en un espejo y, convencido de que es así, llega a atravesar el supuesto espejo sin caer en que tenía delante a otra persona , idéntica a él...

Las referencias cinematográficas se centran, sin embargo, en Moby Dick y westerns: vemos el capitán Ahab (Gregory Peck) llamando a luchar por la libertad, por la tolerancia, los valores de la “democracia” y blablablá y “God Bless America”, ya lo sabemos. Igual hace Geronimo arengando a los apaches... y “que Dios os bendiga”. Es decir, “que desaparezca el hombre y aparezca el guerrero”. Entre reflejos y metáforas, entre conversaciones y escenas que podríamos definir como “cómics vivientes”, nos vamos dando cuenta de muchas cosas, de muchas mentiras que nos han hecho creer. Y los entrenamientos en la casa de Carolina del Sur se mezclan con el rodaje de la película en Jordania y los guerreros que cazarán la ballena piensan qué actor querrán que los encarne, y entre las emociones de todos, el escepticismo de uno, del que acabó con la bestia: “La gente sólo recordará las caras de la peli, de la copia”, dice. La realidad quedará escondida bajo los intereses cinematográficos. Y nunca, nunca nadie sabrá distinguir entre realidad y ficción, entre verdad y mentira, entre buenos y malos. Eso sí, God Bless America!

La casa, construida en Abbottabad, en Pakistán, en el año cero (de hecho, comienza un nuevo calendario: a partir de aquí, las fechas serán ACC -antes de la Construcción de la Casa- o d. CC -después de la Construcción de la Casa-) fue la guarida del terrorista más buscado del Universo en sus últimos días. Pero en realidad (si es que podemos hablar de realidad) son tres casas. Y una no está en Asia, sino en Carolina del Sur, donde la CIA ensayó el ataque al demoníaco personaje; la tercera, está en Jordania donde (¿cómo no?) se rodó una peli (americana, of course!) Ahora, al tanto: hay otra casa, presumiblemente idéntica (a escala), construida por los Serranos. En esta cuarta casa, la Agrupación Señor Serrano nos cuenta la búsqueda y captura de Geronimo, o de Moby Dick, o de Bin Laden (¿quien era? ¡Da igual!) por parte del Séptimo de Caballería, o del capitán Ahab, o de George Bush, o de los chicos de Take That (¡qué importa!). Y lo hacen a su manera: narrando una historia visualmente a través de proyecciones de películas, de filmaciones en directo con minicámaras (y algo de lumbago, es de suponer) de las increíbles maquetas que ellos mismos han edificado y de muñecos de indios y vaqueros de plástico (made in Chinos). Es su estilo, se su teatro, su manera de comunicar. Una brillante puesta en escena y un discurso documentadísimo y aderezado con ironía, crítica, buen humor y, ya puestos, con coreografías country (oh, yeah!).

Después de montajes como Katastrophe o Brickman Brando Bubble Boom, estos artistas de Barcelona la han vuelto a clavar. Sin miedo a hablar de temas delicados, como el ataque a las Torres Gemelas, hacen una crítica feroz de todo lo que ha seguido, mezclando argumentos, discursos, imágenes, música... Mezclando el Morse con tweets, nos empezamos a preguntar todo. Todo nos lo cuestionamos. ¿A quién estamos buscando? ¿Quiénes son los malos? ¿Por qué son ellos los únicos malos? “Una década persiguiendo reflejos”, se dice en varias ocasiones durante la obra. Y, de repente, vemos la célebre escena de Sopa de ganso, donde Groucho Marx se piensa que ve su reflejo en un espejo y, convencido de que es así, llega a atravesar el supuesto espejo sin caer en que tenía delante a otra persona , idéntica a él...